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 sábado, 24 de diciembre de 2005  
[Nota de tapa] Debe y haber
Preparados, listos, ya

Músicos, artistas plásticos, museólogos, escritores y actores responden sobre la perspectiva cultural de Rosario. El potencial es reconocido puertas adentro y desde afuera también, pero existen deudas y desafíos.

1 ¿Cree que el despegue que vivió Rosario durante este año también se dio en lo cultural?

2 ¿Cuál es la deuda y/o desafío a encarar durante el año próximo?

3 ¿Qué idea o proyecto le gustaría ver plasmado en la ciudad?


Polaco Abramowski, músico y periodista
1.- En un punto, el boom de Rosario no es otra cosa que una inyección de marketing en una ciudad que siempre albergó un gran potencial eclipsado por problemas de identidad. Puedo dar fe de que esta ciudad siempre estuvo mirando a Buenos Aires, ni siquiera como ejemplo a imitar, más bien como una mina inalcanzable que sonríe desde la tapa de una revista... porteña. En términos culturales es difícil medir la trascendencia. No podría asegurar que la movida cultural en Rosario haya crecido o acompañado este boom pero pareciera que ahora es más visible. Eso es bueno, porque como no sucede en otros rubros, en el arte, la cultura y el espectáculo el reconocimiento del otro es una parte fundamental de la producción. Y aunque siempre estaremos lejos de la panacea —algo que es una de las ventajas del artista rosarino—, este es un momento auspicioso para los boludos que siempre insistieron con la guitarrita, con la obrita, con el teatrito, el emprendimiento turístico en la isla. Sin embargo, no podría hablar de correlato hasta que se vayan los invitados. Por ahora veo una ficha que cayó bastante bien en la autoestima de la ciudad.

2.- El desafío más grande sería, entonces, el surgimiento de una identidad que no dependa de la aceptación del visitante real o potencial. Y a partir de eso poder encarar una producción sin tener que llorar por la falta de apoyo. Para eso será necesaria una pata que por el momento no se termina de decidir: los empresarios, que en su mayoría se relacionan con los artistas locales en términos de favores, sin respeto y sin una visión de negocios que podría favorecer a las dos partes. En general, todavía prima la tendencia a comprar cualquier cosa de Buenos Aires. En el mejor de los casos, los empresarios de espectáculos rosarinos no pasan de ser meros revendedores de productos supuestamente testeados y aprobados.

3.- En una sociedad donde la práctica política tradicional está totalmente desvirtuada y huérfana de contenido, a veces parece que sólo la producción artística y cultural —el intercambio de ideas entre productores y consumidores— será capaz de lograr los cambios que a mi juicio necesita Rosario para ocupar el lugar que hoy le han prestado. Una autonomía cultural es más viable y necesaria que la proclamada autonomía institucional con la que la clase política vernácula le muestra los dientes a los gobiernos provinciales que supimos conseguir luego de años de mirarnos en el espejito de Buenos Aires. Si Rosario lograra una autonomía cultural de puertas abiertas, con la misma capacidad para dar que para recibir, sería un gran aporte al federalismo que la Argentina perdió hace tanto tiempo y que no recuperará mediante decretos que organicen el Congreso de la Lengua en Rosario o la Cumbre de las Américas en Mar del Plata. Así, la variada sobreoferta artística local tendría una demanda más acorde en términos demográficos. Si hay un proyecto que me gustaría ver plasmado es uno que fuera duradero. Y para eso tendrán que pasar muchas cosas además de levantar la autoestima.

Raúl D'Amelio, director del Museo de la Ciudad
1.- A partir del Congreso de la Lengua hemos vivido cierto crecimiento de las actividades culturales. La aparición del Museo de Arte Contemporáneo de Rosario (Macro) o la renovación de algunas instituciones ayuda para brindar nuevas propuestas. Pero creo que el despegue no se produjo en la cultura. Debemos trabajar mucho todavía en otros sectores sociales. No creo que la población con problemas laborales o económicos tenga una mejor oferta cultural y la pueda disfrutar.

2.- Son muchos los desafíos. Considero importante profesionalizar las instituciones culturales. Los museos, que coinciden con mi espacio de incumbencia, deben tomar la vanguardia con propuestas que se vinculen vigorosamente con la sociedad. Para esto necesitamos incorporar profesionales que mejoren los programas públicos y la comunicación con la ciudad. Otro aspecto que observo con preocupación es la violenta transformación por la que atraviesa Rosario. Debemos trabajar coordinadamente en la preservación del patrimonio urbano. Necesitamos debatir profundamente estos temas. Debemos propiciar una legislación adecuada que permita la conservación, sin obstruir el crecimiento.

3.- Imagino mi ciudad más cosmopolita, vinculada con el mundo. Desearía que la visitaran muchas más personas de todos los lugares del mundo. Aprenderíamos mucho de ellos. Pero también la imagino sin niños pidiendo en la calle o sin conflictos sociales. En cuanto a obras, me gustaría concretar una ampliación para el Museo de la Ciudad.

Susana Dezorzi, directora del Centro Cultural Parque España
1.- Si la pregunta refiere a si existió en 2005 en la ciudad un grado de desarrollo vertiginoso cualitativa y cuantitativamente en el terreno de las artes similar al registrado por la economía argentina en los años recientes, la respuesta es no. Tales caminos paralelos no existieron. Desde luego que las planificaciones previas, los trabajos silenciosos de previsión y programación florecen de una manera diferente en un contexto de auge económico que en uno de recesión. Rosario, por ejemplo, hoy luce, y hasta refulge diría, más que otras ciudades porque muchas cuestiones estaban pensadas desde hace años desde el Plan Estratégico. Pero quiero hacer la salvedad de que ese lucir no es más sorprendente ni más admirable que el hecho de que los rosarinos no nos hayamos matado unos a otros en lo más duro de la crisis. O que no hayamos tenido más muertes por desnutrición, o falta de atención médica. Muchas de esas cuestiones soñadas, en el mejor sentido de la palabra, en el Plan Estratégico encuentran ahora un ámbito más propicio para desarrollarse. Todo se potencia, desde luego. Hay más dinero en la calle, hay otro ánimo social. Pero en modo alguno puede pensarse que eso es un “despegue” de “lo cultural”. Hay un auge de las industrias culturales y eso es muy bienvenido, desde luego, pero no creo que se corresponda automáticamente con una eclosión de lo cultural en el sentido profundo en que nos gusta pensarlo.

2.- Incrementar nuestra participación en los asuntos ciudadanos. Construir más ciudadanía y más cultura cívica, ese es el desafío. No es poco lo que hemos logrado en Rosario los últimos diez años, la mayor parte de ese tiempo frente a un gobierno nacional adverso (enemigo, mejor dicho) de esas iniciativas participativas. Las artes y la cultura son un sueño colectivo.

3.- Creo que no es estrictamente un proyecto. No es ni una biblioteca grandiosa ni un monumento bellísimo, ni un festival ni un congreso. Más bien para mí tiene que ver con vivir en una ciudad donde unos ciudadanos no tengamos miedo de otros, donde unos no se sientan excluidos y otros blancos móviles, donde todos nos curemos en el mismo hospital y estudiemos en la misma escuela y podamos aspirar a la misma Universidad, aunque distintas músicas suenen dentro de nuestras cabezas, nuestras casas estén pintadas de distintos colores y leamos libros distintos (que todos leamos...).

Juan Pablo Geretto, actor
1.- El lugar desde donde yo vivo ese crecimiento es cultural. Tendría que fijarme si hay crecimiento desde otro lado. Me parece que cuando las cosas crecen para bien, crecen para todos los sectores.

2.- Me parece que el gran desafío es que se mantenga de ese modo y más aún, que crezca, que nos banquemos ser una hermosa ciudad con hermosa gente. Rosario era una ciudad que había que vivirla para quererla y se transformó en una ciudad de amor a primera vista, estaría bueno que, después del deslumbramiento que provoca hoy, podamos cubrir las expectativas. Yo creo que sí.

3.- Hay autopistas y puente, puerto y aeropuerto. Me gustaría mucho que hubiera trenes. Me gustan las historias rápidas y eternas que se suceden en las estaciones. Me gustan los trenes como medio de transporte y como metáfora.

Angélica Gorodischer, escritora
1.- Sí, por supuesto. Lo cultural se ha hecho más visible y parece haber más oportunidades para propuestas de ese tipo. Pero hay que tener en cuenta que Rosario siempre fue un polo cultural importante. En 1940, por ejemplo, había asociaciones, se fundaban centros culturales, los pintores de Rosario mostraban las últimas tendencias en arte, el teatro experimental estaba en auge, se publicaban revistas literarias y había cantidad de poetas. Se notaba menos, claro, porque eso que se llama “los medios” no era lo que es ahora y las distancias eran mucho más vastas.

2.- Mantener esa situación y si es posible mejorarla. Nombrar en los puestos clave de la cultura a personas no solamente cultas e interesadas en conciertos, conferencias y ballets, entre otras disciplinas, sino también capaces de una gestión activa y efectiva. Que se vea lo que hacen, en una palabra. Y que eso que hacen pueda ser compartido por toda la población, en dos palabras.

3.- En general, me gustaría que los socialistas, que tienen ese guiño hacia la cultura de la que carecen otras corrientes políticas, consiguieran más presupuesto para la cultura. En particular, me gustaría que alguien, la Municipalidad, la Gobernación, el Padre Eterno, Mandrake o quién fuera, me diera plata para organizar el Tercer Encuentro Internacional de Escritoras.

Rodolfo Hachen, organizador del Congreso de laS LenguaS
1.- Podríamos repensar este despegue desde una óptica diferente. Creo que en el discurso exitista u oficial está asociado a un repunte económico y hasta cultural que involucra sólo, como siempre, a unos pocos. No me parece que en lo estructural Rosario haya cambiado sustancialmente y espero que esta no sea una nueva fiesta a la que no nos invitan, pero que luego debemos pagar. Parte de este boom implica hacer un uso privado de la cosa pública. Si tomamos, por ejemplo, el Museo Municipal Castagnino podemos destacar que privatiza las salas que sostenemos todos con nuestros impuestos para la realización de actividades (como la muestra de Ciruelo) vedadas a las escuelas y a las personas humildes. Por otro lado, el concepto mismo de bienestar y de cultura que se maneja en los círculos gubernamentales debería ser, por lo menos, cuestionado. Se ha generado una cultura oficiosa que está en manos de muy poca gente que se arroga el derecho a definirla e instrumentarla de un modo arbitrario. Hay una suerte de onanismo mesiánico muy alejado de las necesidades populares que pretende convertirse en una marca registrada (MR).

2.- El desafío es lograr bienestar para todos y esto está asociado, sin duda, a una valoración de la educación que debe ser garantizada por el Estado. Muchas de las actividades culturales oficiales serían plausibles si se dieran en un contexto diferente. En el marco de una sociedad con necesidades básicas insatisfechas (materiales y espirituales) propiciar un espacio de disfrute para algunos y no para todos genera mucha violencia. Basta con recorrer los barrios y las escuelas marginales para saber que gran parte de la ciudad está muy lejos de este despegue.

3.- Me gustaría ver plasmado un auténtico proyecto social que proteja, realmente, la infancia y que no se agote en etiquetas y premios de Unicef. Estamos abandonando a nuestros niños al analfabetismo y la desesperación. Sería bueno apuntalar la labor escolar con mejores condiciones para los procesos de enseñanza/aprendizaje y el arte puede resultar una llave adecuada. La experiencia artística le permite a la gente ver la realidad desde otra óptica, pensar en la existencia de otros mundos posibles. Desnaturalizar la inhumanidad de la pobreza es tarea del arte cuando está comprometido con su tiempo.

Mauro Machado, artista plástico
1.- Una de las primeras observaciones que se pueden señalar del denominado “despegue” de los últimos tiempos de Rosario es que también en el estricto ámbito de lo “cultural” (si es que pudiéramos separarlo del más general político y social) tenemos la percepción de que un cierto fenómeno de coherencia o coordinación general superior a la media del resto del país se está articulando, tanto en la esfera oficial o pública como en los emprendimientos o iniciativas particulares.

2.- Uno de los más grandes desafíos es el que provoca el desintegrador proceso de exclusión y marginalidad que impusieron las políticas de los últimos años que empujaron a la sociedad a convivir en círculos cada vez más cerrados e inconexos, en verdaderos nuevos guetos.

3.- Ya existen algunos pequeños ensayos, pero en general me interesan aquellos proyectos que desde las prácticas artísticas reúnan a propósito de una tarea en común, gente habituada a participar o concurrir a eventos culturales con personas que no lo hacen, que se junten a debatir o discutir un problema especialistas y no especialistas, en términos más generales, proyectos que estimulen la convivencia y la integración.

Raúl Milano, empresario, lidera el grupo Trascender
1.- Creo que es al revés. Rosario ya tuvo su despegue cultural que fue previo al despegue económico. Ahora falta nada mas organizar un poco la cosa, diagramar ese crecimiento.

2.- El desafío es justamente diagramar el crecimiento. El crecimiento duele, dicen los marketineros. Por eso, hay que consensuar cómo darle forma a dos temas: la cultura para nuestra generación y la cultura for export, sea a través del turismo receptivo, sea a través de acompañar (invertir) la salida de artistas al exterior, que pueden traer divisas sin el costo de la compra de materias primas.

3.- Deberíamos crear el mes de la cultura de Rosario (como ocurre en Brighton, Inglaterra), o al menos crear una bienal de todas las artes, donde, anualmente, encontrar nuevos horizontes. Por ejemplo: 2006, 2008, 2010: bienal de pintura, poesía, danzas; 2007, 2009, 2011: bienal de música, escultura, cine. Deberíamos, además, contar con una ciudad de la cultura, un lugar que albergue todas las artes en un sitio apartado, estilo un estadio de fútbol, donde no sólo se puedan realizar conciertos o muestras, sino que ese sitio pueda ser utilizado como lugar de ensayo (coros, orquestas, bandas musicales), sala de grabaciones (audio y TV), con muestras interactivas que aprovechen las mismas personas que van a ensayar y el público visitante, entremezclándose con obras que mensualmente los museos pueden aportar para hacerlo mas rico.

José “Perico” Pérez, librero y editor
1.- El despegue de Rosario, que comenzó en los últimos años, se hizo más evidente este año; en lo cultural, el quiebre creo que fue el Congreso de la Lengua, que marca un antes y un después en cuanto a la trascendencia que tuvo no sólo en distintos sectores de la población de Rosario, sino a través del periodismo, que le dio un espacio en el concierto internacional, y le permitió estar en otra escala por algo relacionado con la cultura. Desde ya en este año en lo particular fuimos parte, después de muchos años —y no es casualidad que fuera en este marco—, de la vuelta de la Feria del Libro, que no se hacía desde el 2001 y que, a partir de ahora, aspiramos a que quede instalada como el evento cultural de la ciudad. También es importante la cantidad de espectáculos teatrales, culturales que hay permanentemente, y con gran cantidad de público, así como el teatro independiente, en el que antes una obra duraba un fin de semana y ahora hay actores y grupos que pueden lograr una continuidad y una permanencia. Además, son muchos los lugares que le dan un espacio a lo cultural, cosa que antes no era común. Creo que en los últimos tiempos se dio un cambio de mentalidad en el gobierno, tanto municipal como provincial, de apoyo a actividades culturales. Un ejemplo de esto es la Feria del Libro, y el antecedente de la candidatura de Rosario como Capital Mundial del Libro, que aunque no se concretó el galardón creo que es un intento que está marcando un camino.

2.- Como deuda pendiente tenemos la edición de los cuatro tomos de la Historia de Rosario, como obra integrada de análisis de la historia de Rosario desde sus orígenes hasta nuestros días, de la cual pudimos hasta ahora editar sólo el tomo 1. Es un desafío para nosotros publicar los 3 restantes en el transcurso del 2006.

3.- En lo personal, creo que sería importante que en el predio del Centro Cultural Bernardino Rivadavia, dada su ubicación en pleno centro de la ciudad y su relación con lo cultural tan arraigada en la ciudad, funcionara un espacio que reuniera todas las condiciones necesarias para realizar los eventos que la ciudad necesita, para lo cual debería reacondicionarse, o bien construirse nuevos espacios en la plaza Montenegro. También me gustaría que lográramos los distintos actores sociales y culturales de la ciudad, tanto en la parte pública como en la privada, un proyecto cultural a largo plazo y un desarrollo de las industrias culturales que permita que Rosario termine de afianzarse como un polo cultural en la Argentina.

Salvador Trapani, actor
1.- De arranque se me ocurre decir sí, el declamado despegue tuvo su influencia en lo cultural pero creo que vale advertir también que lo cultural es muy amplio, ya que abarca variados aspectos y ámbitos de la actividad urbana y mi opinión hace referencia casi exclusivamente al teatro y la música, que es lo que desarrollo y conozco. Quiero decir con esto, este crecimiento, este despegue, ¿se dan en todos los ámbitos y disciplinas culturales por igual? Tengo mis dudas. En realidad, creo que esta brisa de bonanza, esta recuperación de la actividad cultural, se da casi exclusivamente en el ámbito privado y comercial. Bienvenido sea el despegue. Pero hay que estar atentos, debemos obrar como para que tiña y contagie el ámbito de las políticas culturales del Estado. Sin ir más lejos, ¿hubo un correlato entre el crecimiento y despegue que se vio en Rosario y el tratamiento que se le dio a la Sinfónica Provincial? Obvio que no.

2.- El desafío es trabajar como artista con mayor compromiso y profesionalismo. La deuda, creo que deberíamos actuar con un poco de generosidad. Los artistas, generando productos cada vez más acabados y profesionales; los medios de comunicación y las empresas, apoyando y promoviendo verdaderamente proyectos valiosos, no como una expresión formal, no con lo que sobra que siempre es ínfimo, sino apoyando programaciones que difundan o generen actividades culturales regionales, con espacio y tratamiento real, con más tiempo y dedicación.

3.- En cuanto a proyectos deseados: la concreción de la Comedia Municipal y la creación de un circo estatal. También sería bienvenida la programación en los dos canales locales de aire de proyectos culturales y educativos, donde se promueva la creatividad, la diversión. Donde se tenga en cuenta la formación y el conocimiento, se estimule y se valore la inteligencia, y no solamente como en la actualidad, que las programaciones se limitan a competencias estupidizantes, discusiones banales, ambiciones sin fin y por sobre todas las cosas, un exceso de mal gusto.


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El regreso. La Feria del Libro volvió a hacerse en la ciudad.

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