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martes,
22 de
noviembre de
2005 |
"Se fueron juntas"
Dulce Paz Ayala, Lucrecia Sánchez y Nadia Páez se conocían desde chicas y eran íntimas amigas, tanto que "se fueran juntas, como siempre estuvieron", dijeron en medio del llanto los padres de las adolescentes del colegio Martha Salotti. La ilusión de las chicas por hacer este viaje era muy grande y para una de ellas un imposible que se logró cuando los compañeros lograron juntar la plata para el viaje que sus papás no podían pagar. Las tres eran excelentes alumnas, dijeron los familiares y dieron cuenta de sus notas: Dulce era la abanderada en los actos escolares, mientras que su amiga Lucrecia siempre la escoltaba. Las chicas nacieron y se criaron en ese barrio, que hoy no podía controlar tanto dolor. Mientras tanto, sus compañeros del colegio Martha Salotti estuvieron de guardia y en silencio esperando toda la mañana la llegada de los féretros. Durante la misa que se ofreció en la parroquia Cristo Rey, muchos de los estudiantes tuvieron que salir a tomar aire ante la desesperación y la congoja por la muerte de las chicas. Familiares y compañeros de las chicas decían que Nadia vivía con una sonrisa en la cara; de Lucrecia recuerdan que era "perfecta", y de Dulce, que no sólo era una buena estudiante sino una excelente compañera.
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