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domingo,
20 de
noviembre de
2005 |
[Análisis]
La letra caliente de la política
"Del derrumbe a la ilusión" es el título del libro escrito por el periodista Mauricio Maronna. Recopila notas publicadas en La Capita entre el 2001 y agosto de 2005. Entre ellos, el que explicó la negativa de Reutemann a ser candidato presidencial
Mauricio Maronna / La Capital
Convencido de que la crisis se devorará al próximo presidente de la Nación, Carlos Reutemann rechazó por cuarta vez la posibilidad de acceder a la Casa Rosada. Sin estructura propia y con una parte del peronismo colgado de su espalda rogándole que acepte el desafío de convertirse en el garante de la continuidad antimenemista en el poder, el Lole puso el freno y evitó recibir la bandera a cuadros. "Me querían poner un collar de sandías", comentó anoche el mandatario santafesino a un allegado. Después dijo: "Hay cosas que no me banco".
El ministro del Interior, Jorge Matzkin, puso sobre el escritorio el decreto de convocatoria a elecciones y dijo: "Andá a comer con el presidente que él lo firma ahora". Reutemann leyó y vio que el llamado cronograma electoral no sólo convocaba a votar por presidente y vice, sino por diputados y senadores nacionales. Esa decisión, que equivalía a una declaración de guerra en el seno del peronismo, sumado a la exigencia de que el Lole se tenía que decidir en el momento, provocó el desenlace. Tener que poner la cara durante casi nueve meses como candidato, enfrentando los ataques del menemismo hasta noviembre y los de la oposición hasta marzo, para luego recibir un boleto de ingreso directo al infierno es la síntesis de por qué dio el portazo.
DECRETO FANTASMA
"Vi algo (en la Rosada) que no me terminó de convencer", declaró Reutemann en un programa televisivo. ¿Qué es lo que vio?, fue la gran pregunta que se formularon desde entonces los allegados al gobernador. "Lo que vio fue el decreto de convocatoria a elecciones sin la firma del presidente. Es decir, si el Lole daba el sí, Eduardo Duhalde lo rubricaba y desde entonces se convertía en el jefe de un Estado virtual y, lo que es peor, con un gobierno paralelo", confió anoche un dirigente que estuvo cerca de los acontecimientos, recordando que el plazo para oficializar listas recién vence el 24 de septiembre. "Con tanto apresuramiento, el Lole empezaba a cargar con la mochila del Ejecutivo, y el duhaldismo recobraba aire para dedicarse a la campaña bonaerense", reforzó el informante.
Con ese decreto de convocatoria a elecciones, Reutemann no podía esta vez tomar las riendas del calendario, como siempre lo hizo cuando fue candidato a gobernador de Santa Fe, y se dio cuenta de que esa carencia sería crucial de cara al futuro. "La operación que armaron para que decidiera su postulación el 9 de julio en Tucumán le hizo abrir los ojos. ¿Por qué se tomaba su candidatura como un hecho de vida o muerte cuando ni siquiera estaba listo el almanaque?", amplió la fuente. El decreto de Duhalde quedó en rigor mortis no bien la delegación santafesina se percató de que habían caído "en una trampa": sus integrantes fueron llevados a firmar el Pacto Fiscal y les salieron con un ultimátum electoral. Esto terminó por sacar de pista a Reutemann. El santafesino advirtió, además, la reticencia del gobierno central a aceptarle un nivel de injerencia en las medidas que adopte de ahora en adelante. "Cuando el Lole se decidió a ser candidato a gobernador en 1999, y con más razón desde que fue electo, Jorge Obeid se puso por entero a su disposición. De ese modo, Reutemann dictó las medidas de la transición que necesitaría para afrontar luego su gestión", recordó alguien, pretendiendo trazar una analogía con lo sucedido.
En la más íntima de sus convicciones, Reutemann cree que la futura administración se parecerá demasiado a otro gobierno de transición y que el estado de virulencia social que se observa en las calles se da de bruces con su eventual plataforma: equilibrio fiscal y déficit cero. Es verdad lo que dice el hierático mandatario santafesino cuando convoca a leer sus declaraciones previas. "No se comprende que arreglar este país costará sangre, sudor y lágrimas. Muchos creen que esto se soluciona en 90 días, que asume un nuevo presidente y por arte de magia se resuelven la desocupación, el default, el corralito y la recesión".
Reutemann tiene la conciencia tranquila: jamás dijo que era postulante. "No quiero que me cataloguen como el presidente que terminó a palazos con los movimientos de protesta ni que me cuelguen en la Pirámide de Mayo", le confió a uno de sus pocos íntimos, horas antes de ingresar a Balcarce 50.
EL "NO" FáCIL
A Reutemann no le agradaba el mapa político que tenía ante sus ojos: "Es cierto, dije tres veces que no. Nunca me gustó cómo se dieron las circunstancias. Y le digo la verdad, esta vez tampoco".
El duhaldismo hubiera agitado la postulación del Lole como una presea de oro en la feroz interna con el menemismo, condicionando el liderazgo partidario. La idea de "Reutemann al gobierno, Duhalde al poder" le generaba sarpullidos y, en ese escenario, se veía como conductor de "un tren fantasma suicida", acompañado por dirigentes del pedigrí de Luis Barrionuevo, entre muchos otros. "Yo podía haber quedado en el medio de una interna no resuelta", se sinceró anoche el gobernador, convertido en la nueva vedette de los medios porteños.
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Fotos
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Portazo en la Rosada. El 10 de julio de 2002 Carlos Reutemann anunció su "no" a ser candidato presidencial.
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