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 domingo, 20 de noviembre de 2005  
Informe. El partido de De la Torre quedó quinto en la provincia
El PDP, del apogeo a la caída
La dirigencia apuesta a revertir la fuga de votos que se registra en Santa Fe

Carlos Colombo / La Capital

"Evidentemente no hicimos una buena elección, pero tampoco fue la peor y mucho menos esto significa la desaparición del partido", señaló entre resignado y confiado en que se puede revertir la situación un histórico dirigente del Partido Demócrata Progresista (PDP). Lo cierto es que la agrupación política que naciera al calor de los primeros años del siglo pasado de la mano de Lisandro de la Torre deberá replantear varias cosas de cara al futuro, teniendo en cuenta que el 23 de octubre quedó como la quinta fuerza de Santa Fe, con un modesto 3,32 por ciento y arañando los 50 mil votos.

También es cierto que la elección que hizo el PDP para diputado nacional fue mejor que la de hace dos años cuando selló una alianza con Ricardo López Murphy. En 2003, obtuvo 39 mil votos.

Los demócratas progresistas entienden que si bien fue mala la elección en las dos grandes ciudades de la provincia, Rosario y Santa Fe, se mantiene intacta la estructura partidaria en el interior.

Pueden mostrar ocho concejales electos en igual cantidad de ciudades, gobiernan 17 comunas y tienen minoría en otras 12.


Volver a empezar
Lo cierto es que más allá de aclaraciones y deseos de revertir la situación, los 48.500 votos que sacaron el 23 de octubre están muy lejos de los 207 mil que obtuvieron en las legislativas de 1987 o de los 218 mil de la elección para convencionales constituyentes de 1994.

Está claro que ninguna elección es igual a otra y que en esta última se dio una polarización entre el Frente Progresista y el Frente para la Victoria tan grande que se repartieron todos los cargos entre ambas agrupaciones.

El despliegue publicitario del socialismo, gobierno en Rosario, y del justicialismo, oficialismo en la provincia, fue casi desmesurado y muy difícil para el resto de las agrupaciones (PDP incluido) poder terciar con presupuestos mínimos para hacer frente a una campaña.

Asimismo, los demócratas progresistas debieron afrontar una división interna que se dio dos años atrás. El oficialismo del partido fue con López Murphy en las presidenciales y luego en las provinciales se sumó el sector radical de Horacio Usandizaga; mientras que el Movimiento de Alternativa Renovadora (MAR) sumó voluntades y dirigentes a la alianza con el socialismo y el resto de la Unión Cívica Radical.

Si bien en esta elección se buscó dar una muestra de unidad, evidentemente algunas heridas tardan tiempo en restañar, y esto también quedó claro con ciertas ausencias importantes durante la campaña.

Desde 1985 el PDP mantenía una representación legislativa en la Cámara de Diputados de la Nación, incluso llegó a contar con tres legisladores santafesinos entre 1999 y 2003: Alberto Natale, María Emilia Biglieri y Carlos Caballero Martín.

En 1999, los demócratas progresistas realizaron la mejor elección desde la recuperación de la democracia: 290 mil votos, lo que les permitió colocar dos diputados.

En esa oportunidad se presentaron llevando como candidato a presidente a la fórmula de la Alianza, Fernando de la Rúa-Chacho Alvarez, y obtuvieron en la provincia el 17,5 de los sufragios. Dos años después, en 2001 (la elección del "voto bronca") Natale lograba su cuarta reelección con casi 110 mil votos.

La caída de la Alianza pareció arrastrar al PDP a una discusión ideológica que lo llevó a partirse en dos sectores en las elecciones de 2003 (fueron como se dijo antes divididos entre López Murphy y el socialismo) y que aún -de acuerdo con los dirigentes que uno hable- no parece haberse clausurado definitivamente.

Aquel partido de De la Torre que llevó adelante uno de los gobiernos más progresistas que aún se recuerden en Santa Fe, con Luciano Molinas en 1932 haciendo cumplir la Constitución de 1921 con autonomía municipal, reforma agraria y voto femenino, entre otras medidas; que tuvo en Rosario a un intendente como Esteban Morcillo; que más acá en el tiempo se impuso en Santa Fe con el malogrado Enrique Mutis como intendente; que dio figuras (además de las mencionadas) de la talla de Enzo Bordabehere, Francisco Correa, Camilo Muniagurria, Angel Moral, Mario Verdú o José María Antelo, entre otros, se encuentra hoy en una situación compleja.

Si bien es cierto que no se puede hablar de su desaparición (mucho peor fue la crisis que sufrió entre 1925/1928) y que el PDP conserva casi intacta su estructura en el interior de la provincia, también es cierto que no puede hacer pie en las dos principales ciudades santafesinas.


Memoria y balance
En el mes de diciembre habrá una reunión importante del partido donde sus dirigentes estiman que se trazará un balance de estos últimos años y se comenzará a mirar hacia el futuro.

Lo que nadie puede predecir es hacia dónde apuntará el partido, si privilegiará los acuerdos que mantuvo durante años con los socialistas y los radicales o volverá a presentarse como una opción de centro.

Si elige esta última alternativa, esa estructura provincial será un bocado apetecible para la alianza que vienen construyendo Mauricio Macri con el neuquino Jorge Sobisch, donde el PDP podría quedarse con la mayoría de los cargos, ya que ninguno de estos dos dirigentes pudo hacer pie en Santa Fe.

En cambio, de volver a sumarse a la vieja Alianza Santafesina le será muy difícil, con la nueva ley de primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias, poder competir con Hermes Binner y su aceitado acuerdo con el radicalismo.
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