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 domingo, 20 de noviembre de 2005  
Fierros calientes. Las áreas de Orden Público e Investigaciones de la URII señalan un auge de piezas incautadas
Los delincuentes, con poder fuego cada vez más alto
Poderosas pistolas 9 mm, 11.25 o revólveres calibre 38 son de uso cada vez más generalizado entre delincuentes. En lo que va de 2005 ingresaron al depósito judicial de Rosario 910 armas ilegales que serán inutilizadas

Leo Graciarena / La Capital

Tres delincuentes trataron de robar hace ocho días una fábrica de retenes en barrio Godoy. Llevaban un inusual poder de fuego: una pistola 9 milímetros, otra 3.80 (similar a la 9), un revólver 32 y otro 38. El golpe fue frustrado por un agente de civil y uno de los ladrones murió en un enfrentamiento con la policía en el Parque Oeste. Ese mismo día, pero por la noche, un ladrón cayó muerto en una distribuidora de Empalme Graneros. Se tiroteó con un vigilador privado, y ex policía, que lo mató de un balazo en el rostro. Empuñaba una pistola 9 mm de un agente policial que quedó detenido. Sin ir más lejos ayer, dos ladrones robaron una farmacia en Mitre y Mendoza empuñando una 9 mm y un revólver 38. "En la calle hay muchos fierros y esto combinado con la agresividad que tienen los delincuentes jóvenes implica un cóctel mortal", explicó un alto jefe policial antes de advertir: "Y todavía no llegó el verano".

Los armas incautadas por la acción policial son alojadas en el depósito judicial inaugurado en los Tribunales provinciales en julio de 2002. Según datos aportados por esa repartición, durante 2003 ingresaron al depósito 1.313 armas y fueron destruidas 400 más: 1.705. Vale aclarar que las armas son inutilizadas cuando se cierran las causas en las que estaban involucradas. Durante 2004 ingresaron al depósito 765 y fueron destruidas 277. Y en lo que va del año, hasta noviembre, entraron en custodia judicial 910 armas, de las que ya fueron inutilizadas 370 y antes de fin de año verán el final otras 300.

"En la calle se percibe una sensación de mayor agresividad", explicó una fuente del Comando Radioeléctrico, agrupación que cuenta con 450 efectivos para el tránsito callejero. "Hasta no hace mucho tiempo los cacos salían a robar con un calibre 22 o una réplica. Ahora los riesgos son mayores porque una 9 mm ya es normal", explicó el oficial. El Comando es una fuerza que despliega en la ciudad 40 móviles por turno. De los tres uniformados muertos este año, dos (el agente Diego Navarro y el sargento José Luis Diéguez) pertenecían a esta fuerza. Los dos murieron bajo fuego de 9 mm y calibre 11.25. El restante (el sargento Orlando Martínez) pertenecía a la Patrulla Urbana y como la bala nunca fue hallada se desconoce el calibre.

Según datos suministrados por la Agrupación Orden Público de la Unidad Regional II, que contiene a todas las comisarías del distrito, desde el 1ª de enero hasta el 18 de noviembre se secuestraron 292 armas de fuego. El 47 por ciento de esas armas (135) eran de guerra o uso condicional. Es decir pistolas calibre 40, 11.25, 9 y 7.65 mm, revólveres 38, escopetas 12.70 y calibre 16 y tumberas del mismo calibre. Un 20 por ciento eran revólveres calibre 32. De acuerdo a la estadística oficial, de los 242 ilícitos donde se los secuestraron (también hubo 19 suicidios concretados o en tentativa), un centenar de armas fueron incautadas en robos calificados o tentativas (el 41 por ciento).

Vale recordar que si el arma secuestrada estaba registrada y fue utilizada en un delito -o fue producto del mismo-, el decomiso implica la pérdida de la propiedad del arma a favor del Estado (artículo 25 del Código Penal).


Un mercado surtido
"En la calle hay de todo. Desde 9 mm y 11.25 mm hasta un pibe que trata de robar a un taxista con un 32 atado con alambre", explicó un alto jefe policial. También están las tumberas, que si bien no sirven para tirotearse, en ocasión de robo puede lesionar seriamente", explicó. La tumbera es un arma artesanal que se realiza con un caño galvanizado, como los de instalación de gas, y que se puede construir en un tallercito. Puede ser de un caño o dos, según la habilidad del ocasional armero. Se carga por adelante, son calibre 12 o 16, y se accionan con una púa o un dispositivo de resorte similar al lanzador de un flipper, a manera de percutor. Es tan letal como una escopeta del mismo calibre.

Otro alto mando policial consultado, hombre con años de experiencia en la calle, sumó al ránking de la temeridad la escopeta de caño y culata recortado. "Hay muchas armas que se roban en los escruches (robo a inmuebles en ausencia de propietarios). Por ejemplo, cuando agarran una escopeta calibre 12 o 16, le cortan la culata y el caño, y la transforman en trabuco peligrosísimo", comentó.

La Agrupación Unidades Especiales de la URII secuestró 66 armas hasta el 15 de noviembre. El 35 por ciento eran armas de guerra entre pistolas, revólveres y escopetas. Entre ellas una pistola Magnum 357.


Zona negra y sus nutrientes
Para la policía buena parte de lo que abulta el circuito ilegal es robado a particulares que han comprado armas (y las registraron en el Renar) o las han heredado (difícilmente asentadas en el registro). Comprar un arma en un circuito legal no es un trámite sencillo y se dispone del arma a las tres semanas de iniciado el trámite. El Renar tiene como autorizadas en todo el país 848 armerías y 139 vendedores exclusivos de munición. Al llegar al mostrador de la armería se exige el DNI con el domicilio actualizado y un recibo de sueldo o algún elemento que acredite profesión o jubilación. Con esos datos, si la armería se hace cargo del trámite, hay que tocar el pianito y realizar exámenes psicofísicos para completar las fichas que requiere el Renar.

En una de las 130 armerías habilitadas en la provincia de Santa Fe, con sede en Rosario, notaron que los ciudadanos que llegan buscando un arma no se inclinan por un calibre 22. Van derecho a las "armas pesadas": es decir, pistolas 9 mm o calibre 40. En las armerías puede corroborarse un dato brindado desde el Renar: el precio de las armas está en baja.

Otra de las 24 armerías rosarinas, cuyas direcciones figuran en la página del Renar -y que solicitó la reserva de su dirección y zona de influencia- una pistola 9 mm nacional (de la fábrica Bersa de Ramos Mejía) ronda los 900 pesos. Una calibre 40, marca Bersa, está casi en mil pesos.

Ya en el campo de lo importado, una 380 Taurus (brasileña) ronda los 800 pesos, cuando hace seis meses valía 400 dólares. Un revólver Colt (Estados Unidos) calibre 45 usado está en los 400 dólares y un calibre 32 de la misma marca, 300 dólares. Una pistola 9 mm usada, similar a la que usa la santafesina, (Browing 9 mm) ronda los 800 pesos. Una caja de balas calibre 22 de 50 unidades puede conseguirse desde los 8 pesos (16 centavos la unidad). En tanto una calibre 9 mm por 50 balas puede conseguirse desde 31 pesos (62 centavos el disparo).


Las ilegales
Sobre las armas que integran el mercado negro sólo hay estimaciones. Dentro de las armas que circulan en el circuito ilegal las hay con su numeración limada (para impedir la identificación), mellizas (a las que se le graba el número de una legal) y aquellas que se fabrican con partes de otras en desuso. Se estima que por cada arma legal hay una en negro, lo cual no implica que esté en manos de delincuentes. Esta cifra, que llevaría el mercado total de armas a cerca de cuatro millones, es resistida por el Renar. "Tal cantidad aparece a priori como extremadamente exagerada", explica el organismo en una nota en su página web sobre el parque ilegal.

"Si se tiene en cuenta que a los dos millones de armas que circularían en el mercado clandestino, les sumamos los dos millones que están registradas, arrojaría un total de cuatro millones. Esta cantidad excede ampliamente la totalidad de las armas que históricamente se fabricaron en Argentina sumadas a las importadas para el mercado civil", dice el informe. Y Renar pone como ejemplo que "Estados Unidos no tiene depositadas en sus arsenales cuatro millones de armas livianas para ser usadas por su personal individual".

Cuando se habla del mercado negro o de las armas en manos de los delincuentes, los pesquisas santafesinos coinciden en que ese circuito se nutre de las armas robadas en distintos ilícitos. "Además de buscar efectivo, otros objetos de valor son los celulares y las armas", dijo un investigador. "Seguir la ruta de un arma es muy difícil. Acá no se usa mucho el alquiler como en provincia de Buenos Aires, pero si que se pasen las armas como en préstamo. Hoy la tiene menganito, mañana fulanito y la otra semana vuelve a manos de fulanito", confió un comisario de zona sur.

"Pensá en cómo encontrar un arma en barrios como Las Flores o la villa que corre paralela a Flammarión entre Avellaneda hasta Pineda. Son cinco kilómetros y ahí puede haber cualquier cosa", explicó el hombre de azul. "Los chorros que recién arrancan andan con un 22, cuando pasan a la 9 mm es porque dieron el salto", señaló. La historia del pibe de 14 años que llevó un revólver calibre 32 a una escuela de Godoy y Lima el miércoles pasado expuso las facilidades para acceder a un arma ilegal. "Se la compré por 90 pesos a unos pibes de La Cerámica", le dijo el pibe a los pesquisas de la comisaría 13ª.

La pregunta con mayor cantidad de respuestas posibles al hablar de armas ilegales es cómo llegan a la calle. Los policías coinciden en que la mayoría son fruto de otros ilícitos. Pero el criminólogo rosarino Enrique Font explicó en octubre a La Capital que las armas llegan procedentes de "los arsenales de las fuerzas de seguridad nacionales y provinciales, las armas secuestradas por esas fuerzas que vuelven a circular, y las armas de los depósitos judiciales, como en el robo que hubo en Rosario hace un año y medio".

La misma pregunta hecha en cualquiera de los 91 asentamientos de la ciudad, expone en su respuesta a un sector de la policía. "El otro día agarraron a un chorito de la villa (una de las tantas en la zona sudoeste), lo trompearon, le sacaron lo que había robado en una perfumería y se quedaron el fierro", explicó un vecino de villa La Boca a unos de los periodistas que realizaba la cobertura de un asalto. "¿Y ese fierro a dónde fue a parar si no hubo denuncia ni nada?", se preguntó.


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Las armas de grueso calibre son cada vez más comunes en los delitos.

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