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 domingo, 20 de noviembre de 2005  
Reflexiones
Binner y el Platón olvidado

Carlos Duclós / La Capital

A manera de introducción recordemos a Platón, antes de considerar recientes palabras de Hermes Binner y otros dirigentes del Frente Progresista. Decía el autor de “La República” que el ser humano no sólo tiene derecho a la felicidad (y apenas en este caso estaba en cierta sintonía con Epicuro) sino que consideraba que la felicidad es una cuestión natural a la esencia humana, obstaculizada en su alcance por la debilidad del propio hombre. Sin embargo el filósofo excluía del derecho a la felicidad a los políticos, no porque no la merecieran, sino porque el político en virtud de su sublime y abnegada acción más que el derecho a la felicidad tenía la obligación de sacrificarla por el ciudadano. Sus palabras fueron: “El gobernante no está para atender a su propio bien, sino al del gobernado”.

  Ahora la reflexión sobre los disparos contra Gutiérrez y Obeid: antes de las elecciones el electo diputado socialista y ex intendente de Rosario, Hermes Binner, arremetió contra el gobernador Jorge Obeid y contra el presidente del Tribunal Electoral, Rafael Gutiérrez también, como se sabe, presidente de la Corte Suprema de Justicia de la provincia de Santa Fe. Lo cierto es que Binner fue bastante agresivo contra Obeid, hasta el punto de lograr ofenderlo, cosa rara en un político acostumbrado a las críticas que forman parte insoslayable de la vida pública. Pero Binner fue más allá de lo que aconsejan los manuales de enfrentamiento político y su papel de opositor pasó el límite de lo sensato cuando una vez electo le sugiriera al gobernador públicamente que él también pidiera perdón a la familia de Pocho Lepratti por su muerte. La verdad, esta reacción asombró a muchos que calificaron las palabras de Binner como fuera de lugar. ¿Se puede usar la muerte de un ser humano para cuestiones de política doméstica y de escaso nivel? ¿Se merecía el gobernador semejante reproche en un hecho en el que absolutamente nada tuvo que ver?

No importa la rosa, sino el poder
Triunfante, Binner no ha cesado de disparar contra los blancos que él considera determinantes: Jorge Obeid, Rafael Gutiérrez y, por elevación pero no con menos contundencia, contra Carlos Alberto Reutemann. Sobre el final de esta reflexión se dará la opinión del porqué de estos disparos. Pero a propósito, un ingenioso rosarino acuñó una frase que es toda una metáfora y que el lector, si lo desea, puede desmenuzar, compartir su mensaje o no: “No importa la rosa, importa el poder”. Hace pocas horas Binner sostuvo que en Santa Fe existe “una justicia bastante imperfecta” y nuevamente volvió a decir algo recurrente en su discurso: “Llama la atención que todos los años electorales haya problemas con la justicia electoral y la forma de elegirla depende del Poder Ejecutivo a través del Ministerio de Gobierno. Siempre es el mismo presidente de la justicia electoral y de la Corte Suprema (en alusión a Gutiérrez), entonces, algo pasa aquí”. Días atrás había dicho que “una vez más el presidente de la Corte (Rafael Gutiérrez), primo del senador (Carlos) Reutemann, preside la junta electoral y él decide” y añadió: “La Corte que tenemos es la que se eligió con el sistema menemista y sigue funcionando”.

  Violando todas las reglas que rigen la tarea periodística, pero echando mano a las que posibilita la columna reflexiva, permitirá el lector que digamos que esto no es así y Binner puede decirlo merced a la desinformación de todo tipo que campea en la sociedad argentina. En una sociedad adecuadamente informada esto sólo podría expresarse pero con el cierto riesgo de perder credibilidad política o ser considerado un dirigente mediocre. Claro que estamos en Argentina donde ocurren cosas maravillosas tales como el pase de un macrista de la noche a la mañana a las filas kirchneristas. Esta alquimia, que convierte a la derecha en izquierda y a lo falso en verdadero es sólo es posible en este país.

  Lo que Binner no dice es que no ha sido Gutiérrez, ni ningún magistrado, el que instrumentara la ley que establece muy claramente que quien debe ejercer la presidencia del Tribunal Electoral es el presidente de la Corte; lo que no recuerda Binner es que el propio Gutiérrez, un magistrado que llegó a la justicia hace casi treinta años y no de la mano de Reutemann, fue el que dijo hace más de dos años lo siguiente en un discurso de proclamación de candidatos: “El tribunal, que presido por ser titular de la Corte, está compuesto por miembros del Poder Judicial, que deben permanecer lo más ajeno posible a la tramitación del proceso comicial. De allí que veo altamente conveniente la creación de un juzgado electoral con competencia exclusiva, dotado de la capacitación y de la infraestructura que este tipo de materia exige”. Rafael Gutiérrez, un primo lejano de Carlos Reutemann (cuestión que interesadamente no cesa de recordar Binner), ha sido uno de los hombres que defendió una y otra vez al Poder Judicial santafesino, yendo sin vueltas contra cualquier gobierno peronista y ha bregado por una justicia independiente y ágil.

  Un funcionario judicial rosarino acaba de decir, respecto de “esta justicia bastante imperfecta” a la que aludió Binner, que en todo caso es la justicia que no se ha ensañado con él (Binner) ni se ha prestado a juegos políticos a propósito de las varias causas que tiene en los tribunales rosarinos”. Otra de las apreciones de este funcionario en una reciente charla es la siguiente y muy razonable: “Que Binner recuerde que Rafael Gutiérrez es un familiar lejano de Reutemann está dentro de los juegos políticos que, en mi opinión, no deberían darse en estas circunstancias dramáticas en las que se encuentra el país, pero que no recuerde que él y sus seguidores pusieron en la Municipalidad a decenas de familiares y que en el Tribunal Municipal de Faltas no todo ha sido como debiera, eso sí que es injusticia perfecta”. Huelgan las palabras.

Críticas, pero no propuestas
Lo que no recuerda Binner, por otra parte, es que los jueces de esta justicia bastante imperfecta en la provincia de Santa Fe se eligen de la manera más democrática posible a través de un organismo considerado el mejor en su tipo en el país, integrado por abogados, magistrados independientes, legisladores y hombres del Poder Ejecutivo. Y que el Poder Ejecutivo jamás ha violado las propuestas de este Consejo de la Magistratura que también integra el presidente de la Corte pero por ley y no por capricho político.

  ¿Pero por qué Binner emprende contra Gutiérrez, Obeid y Reutemann a poco de terminada la campaña con esta serie de endebles razones? Primero: comienza a tomar cuerpo la versión, dada a conocer hace bastante tiempo en estas columnas, de que hay un plan tendiente a constituir una fuerza transversal en la provincia de Santa Fe integrada por el socialismo, un sector de lo poco que queda del radicalismo, y una parte del justicialismo. Sin embargo, esta idea —que se fecunda vaya a saber en que dirigente nacional y cobra vida en la imaginación de algunos santafesinos a los que poco importaría la rosa y la justicia social, sino el poder aunque no sepan exactamente para que lo quieren— topa con una dificultad: la probable alianza Reutemann-Obeid y la adhesión de otros dirigentes a esa posible unión. Y aun cuando no se diera esa transversalidad, urge al dirigente socialista, desde ahora mismo, debilitar imágenes, menoscabar acciones de gobierno y proseguir con vigor una campaña que difícilmente cese. Binner, una esperanza para muchos, actúa en función de alcanzar el poder en Santa Fe; pero si hemos de recordar que hasta ahora hay pocas propuestas o ninguna y sólo críticas a veces poco contundentes, no puede menos que pensarse que él también se olvida de Platón.


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