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 domingo, 20 de noviembre de 2005  
Educación: juegos violentos

Si nos remitimos a la definición de violencia como "la aplicación de métodos fuera de lo natural a personas o cosas para vencer su resistencia", nos lleva a hablar de abuso de autoridad en el que alguien cree tener poder por sobre otro.

Si bien, la más común es la violencia física, que deja marcas en el cuerpo, hay otro tipo de violencia que muchas veces es más hostil que la primera. Es la violencia emocional plasmada a través de desvalorizaciones, amenazas, críticas que funcionan como mandato cultural en algunas familias o grupos sociales.

Los niveles de violencia en el deporte, o al menos en el entorno, alcanzados en los últimos tiempos, merece un análisis histórico.

Los más antiguos documentos relacionados al tema, se remontan a los griegos. El pancracio, un combate gimnástico similar a la lucha libre actual, era una de las competiciones más populares de los juegos olímpicos. Leontiskos de Mesena, conquistador de la corona olímpica en el siglo V A.C., obtuvo sus victorias fracturándole los dedos a sus adversarios. Arrachion de Figaglia, vencedor olímpico en el pancracio, fue estrangulado cuando intentaba obtener su tercera corona, aunque fue declarado triunfador y coronado su cadáver porque su adversario había abandonado la lucha por exceso de dolor cuando le habían roto los dedos. El pancracio de los efebos de Esparta era el más brutal de los juegos, los combatientes luchaban, literalmente, con uñas y dientes, se mordían y se arrancaban los ojos.

El boxeo también era habitual y dependía de la fuerza física de los competidores. Las categorías se armaban a partir de la edad y no por peso, como en la actualidad. No peleaban sólo con puños sino que podían usar las piernas. Se vendaban las manos con cuero para poder estirar los dedos y clavar las uñas en la cara y en el cuerpo del adversario. El boxeo griego era considerado más que un juego mortal, era un entrenamiento para la guerra. Filostrato señala que el pancracio fue de gran utilidad en la batalla de Maratón.

Norberto Elías , en "Deporte y violencia" señala que si un hombre resultaba muerto durante una competición era sacralizado como vencedor y el superviviente no era castigado, no recibía ningún castigo social, salvo la pérdida de la corona.

Durante la Edad Media, las fiestas estaban acompañadas por juegos de pelota bastante violentos entre ciudades o corporaciones rivales.

Con la revolución industrial y la entrada de los deportes entre las actividades regulares en las horas de ocio se produce un impulso para el desarrollo de éstos, especialmente en la época victoriana de Inglaterra. Desde este país se han difundido, especialmente, a partir del siglo XIX, la carrera de caballos, el atletismo, el boxeo, la lucha libre, el remo, el tennis y, especialmente, el fútbol (soccer), deporte adoptado por los distintos países y que ha ganado popularidad en los últimos años.


La función social de la escuela
Ante los hechos violentos vividos a diario, específicamente relacionados con el clásico rosarino, debemos cuestionar cuál es el rol de cada uno en la sociedad. Y la respuesta a este planteo comenzaría a aparecer cuando se toma conciencia acerca de la función de las instituciones sociales. La familia, la escuela, el club, entre otras tantas a las que concurre el niño y el adolescente deberán comenzar a replantearse su rol social.

Ahora bien ¿qué hacer desde la escuela para solucionar el problema o, al menos intentarlo? Se torna necesario resignificar la realidad y pensar un nuevo concepto sociedad. El devenir diario ha quitado la posibilidad de tomar conciencia de la necesidad de nuevos planteos. Entonces, ¿por qué no hacer uso de estos tiempos críticos para compartirlos con los chicos y reflexionar acerca de costumbres, normas, rituales?

Los padres tienen la tarea indelegable de hacerse cargo de la educación de sus hijos, por qué no aprovechar la mesa familiar, por ejemplo, como espacio para la transmisión de valores, resolución de situaciones o simplemente el relato de algún acontecimiento cotidiano.

Ahora bien, frente al hecho consumado o a los indicios que a diario se presentan en la sociedad, es indispensable trabajar con otros profesionales desde la interdisciplina, ya que el docente no es capaz de todo. Psicólogos, médicos, psicopedagogos, entre otros, podrán aportar su mirada para buscar respuestas en conjunto.

Como instituciones sociales, la escuela y la familia tendrán que estar atentas frente a los cuestionamientos de los jóvenes, acompañarlos en la construcción de proyectos y sobre todo, marcar límites, pero no desde la agresividad, sino por el contrario, desde el diálogo, desde el consenso, desde la toma de conciencia del rol de cada uno en la sociedad.

Y así como para entender la violencia en la Grecia Antigua hay que remontarse a las relaciones entre las ciudades y el Estado, para comprender la violencia en el deporte, se debe pensar qué sociedad tenemos. Si bien hoy hay mayor sensibilidad frente a la violencia física que en la antigüedad, nada podrá ser comprendido aisladamente. Al igual que el trabajo, la ciencia u otros objetos de la sociología, el deporte es un manifestación representativa de las sociedades contemporáneas. Analizar estas formas particulares que se presentan en la vida cotidiana ayudará a mejorar la calidad de vida.

Es una tarea ardua, pero todos estamos en juego...

Carina Cabo de Donnet

Profesora en pedagogía

www.carinacabo.com.ar
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