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domingo,
20 de
noviembre de
2005 |
Rosario fue sede del congreso nacional del cultivo
De la mano de la carne, crece
la demanda interna del maíz
Si bien Argentina es el segundo exportador mundial, este producto cada vez tiene más clientes en el país
El crecimiento de las industrias de segundo piso, como la ganadería vacuna, la avicultura y la porcinicultura le meten al cultivo de maíz una presión adicional a la que sufre como consecuencia de la competencia de la soja. Por cuestiones climáticas y de costos, este año se prevé una reducción de la superficie sembrada de por los menos el 10% y, aunque se trata del grano con mayor potencial de rendimiento, la necesidad de intensificar la producción aparece como urgente.
Para discutir este y otros temas relacionados con la cadena del cultivo, más de 800 productores, técnicos y especialistas se reunieron en la última semana en la Bolsa de Comercio de Rosario. El VIII Congreso Nacional de Maíz desplazó al menos por tres días a la soja como producto estrella de la ciudad. Se presentaron 108 trabajos de investigación con las últimas novedades en nutrición, biotecnología, protección vegetal, mercados, industrialización y nuevos usos, en este último caso con la producción de etanol para combustible como protagonista.
El desembarco del congreso de maíz en Rosario es un hecho no menor. Este evento tradicional, de fuerte perfil técnico, se realizó desde sus orígenes en 1976 en la ciudad de Pergamino, donde tiene su sede la entidad organizadora, la Asociación de Ingenieros Agrónomos del Norte de la provincia de Buenos Aires (Aianba).
Abelardo Portugal, presidente de Aianba, explicó que la mudanza es parte de un proceso más amplio por el cual los organizadores decidieron "avanzar en la cadena de valor del cultivo, incorporando temas como mercados y usos industriales". Para ello se aliaron con Maizar, la entidad que nuclea a todos los sectores que se mueven en torno de este cultivo, incluidos exportadores, procesadores, productores, investigadores y el sector público. La otra actora en esta iniciativa fue Agroactiva, la empresa que también tiene sede en Pergamino y que organiza anualmente una de las tres grandes megamuestras del país.
"El maíz es la materia prima de un universo de 600 productos", explicó Portugal, quien llamó a los investigadores presentes en el congreso a "buscar herramientas imaginativas para inducir a los productores a incluirlo en sus rotaciones agrícolas".
La competencia con la soja, los costos, las retenciones y la actual situación de precios no ayudan. Pero la Argentina no sólo sigue siendo el segundo exportador mundial sino que enfrenta una creciente demanda interna, acompañando la intensificación y expansión de la ganadería vacuna, la actividad porcina y el boom avícola.
Este equipo de desplazados por la soja, en cuanto a superficie, busca un nuevo piso de productividad que se retroalimenta. Así, en el congreso de maíz hubo paneles destinados a analizar las necesidades de la demanda de feed lot y las otras producciones cárnicas.
Juan Ucelli, de la Asociación Argentina de Productores Porcinos, y Roberto Domenech, de la Cámara de Establecimientos de Procesamiento Avícola (Cepa), coincidieron en señalar que esos rubros no sólo seguirán demandando grano para sostener sus expansiones, especialmente dinámico en el caso de la agricultura, sino que necesitarán del aporte del cultivo en las nuevas zonas hacia las que prevén direccionar sus inversiones en los próximos años, como el NOA.
En ese sentido, Domenech recordó que el sector tiene en juego durante 2005 inversiones por 55 millones de dólares para consolidar el boom exportador desatado a partir de la devaluación y de la salida de Tailandia del mercado internacional. Estimó que gran parte de los nuevos desembolsos irán a nuevas zonas, como el norte de Santa Fe o el NOA, y consideró que la ecuación cerrará en la medida que crezca el cultivo de maíz en esas regiones.
Juan Gear, presidente de Maizar, advirtió que pese a este crecimiento "no hay que olvidarse que Argentina es el segundo exportador mundial" del grano y se quejó porque "los precios del maíz hoy son víctimas de los subsidios de Estados Unidos y Europa, y de países com China, que nos desplazó del mercado del sudeste asiático subsidiando con 40 dólares por tonelada un producto que vale 80".
En este contexto, el trabajo sobre los costos y la productividad se torna imperante. Los especialistas que se dieron cita en Rosario le apuntaron a estos temas con toda la artillería: "Se trabajó mucho en lo que es la uniformidad de implantación, nuevas metodologías para determinar las necesidades de fertilización y las herramientas para el control de plagas como la diatraea", explicó Portugal.
La biotecnología, por supuesto, no fue ajena a este paquete de alternativas. Los materiales con resistencia a plagas y los que facilitan el control de malezas, que ya están en el mercado argentino, son "sólo productos de la investigación genómica primordial", señaló Michael Lee, investigador de la Universidad de Iowa, convencido de que la "era del genotipo" traerá aparejadas enormes oportunidades para el mejoramiento vegetal. Pero también grandes desafíos. Entre otras cosas porque se descubrió que "el genoma es mucho más complicado de lo que se pensaba". Hace 10 años "había muchas hipérbolas sobre transgénesis" mientras que ahora "las ideas empezaron a madurar respecto de lo que es posible hacer" con esta tecnología.
Esteban Hopp, del Inta Castelar, comentó las investigaciones que realiza el Inta Castelar en materia de biotecnología asociada al cultivo de trigo. Explicó que en el marco del convenio con la empresa Bioceres, se sembraron este año los primeros ensayos de maíz a los que se le introdujeron eventos expresados en plantas de trigo, que muestran algún tipo de resistencia al Mal de Río Cuarto. "Hemos tenidos buenos resultados pero es el inicio de una etapa que demandará varios años", aclaró.
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Fotos
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Los cerebros del maíz. Más de 800 especialistas se reunieron en la Bolsa de Comercio.
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