La polémica por la inflación

En foco: el gobierno eleva el tono para contener los precios

Los precios suben y el gobierno reacciona. "No alteramos las reglas de juego sino que hacemos política económica", dijo en forma taxativa el ministro de Economía, Roberto Lavagna, para echar por tierra las críticas de los empresarios ante cada medida para frenar la escalada inflacionaria y de paso comparó lo que ocurre en Estados Unidos con la Reserva Federal cuando retoca las tasas o Alemania, que aumentó hace poco el IVA.

El gobierno no encontró un escenario político, económico y social diferente al que transitaba antes de las elecciones, pero después del 23 de octubre algunas cosas se exacerbaron -la inflación es la más notoria- y lo que sí sonó a novedoso fue la contundente respuesta oficial, traducida en hechos y discursos.

A la estocada de Lavagna contra los empresarios exportadores, a los que acusó de pretender quedarse con todo, y los gremios, por replicar práctica de los años 70, se le sumó el presidente Néstor Kirchner con una dura respuesta a la Iglesia por el documento que habla de la pobreza y la exclusión.

Sin medias tintas Kirchner acusó a la cúpula eclesiástica de no haber estado cuando "desaparecían chicos durante la dictadura e incluso fustigó a algunos por confesar a torturadores".

Los problemas son los mismos, pero la reacción es más contundente. Señales que indican que el gobierno no recortará esfuerzos para lograr que la inflación no se convierta en un problema que amenace el crecimiento. Tal vez, las señales de confianza que el presidente le dio esta semana a Lavagna -un ministro que siempre suena a recambiable- sean la mejor demostración de sintonía entre Economía y el despacho presidencial.

Es más, a nadie desde el gabinete se le ocurrió cuestionar -al menos en público- el avance de la cartera económica sobre otros ministerios -por caso el de Trabajo- al despacharse con las nuevas medidas antiinflacionarias. De hecho, el anunciado cambio en el proyecto de ley de riesgos de trabajo echó por tierra los acuerdos que Carlos Tomada había logrado con los gremios y nada le quedó por decir al titular de la cartera laboral sobre la reducción de la doble indemnización que dispuso Lavagna.

Amenazas de nuevas retenciones al sector cárnico, justificación de la eliminación de reintegros y seguimiento detallado de los precios de la canasta navideña vía Defensa de la Competencia abonan la idea de que el gobierno tomó el toro por las astas. Sólo resta saber hasta dónde harán sentir su presión los empresarios -que ya mostraron signos de acuerdo- y los gremios que reflotaron la disputa por los ingresos.