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miércoles,
16 de
noviembre de
2005 |
Se quiso matar cuando fueron a buscarlo por un robo
Lo acusan de intentar llevarse una moto. Se puso un arma en la boca pero el tiro no salió, después lo controló un policía
El operativo para detener a un muchacho de 24 años acusado de intentar robar una moto cinco días atrás en la zona sur de la ciudad derivó en un episodio insólito, que pudo costarle la vida. Cuando el joven se vio rodeado por los uniformados que allanaron su casa, intentó quitarse la vida en dos oportunidades. Primero colocó el caño de un revólver en su boca, jaló el gatillo pero el balazo no salió. Fuera de sí, realizó el segundo intento. Repitió la maniobra, pero esta vez un policía se abalanzó sobre él, colocó uno de sus dedos entre el percutor y el proyectil y evitó que el tiro se disparara. Tras ser controlado, el muchacho terminó detenido en la seccional 15ª.
Según indicó una fuente policial, agentes de la comisaría 15ª llegaron ayer a la mañana a un complejo Fonavi de Rodríguez al 3900 con una orden de captura que había librado la jueza de Instrucción Raquel Cosgaya. Subieron a un departamento del 2º piso, donde debían detener a un joven imputado de haber intentado robar el viernes pasado una Zanella 50 cc. que estaba frente a una casa de Presidente Quintana al 2600. "Dos tipos le quisieron arrebatar la moto al dueño. Al parecer, el propietario (del rodado) gritó pidiendo auxilio y los ladrones abandonaron la moto a los pocos metros, cerca de los Fonavi de la zona", explicó un vocero policial.
La investigación de los pesquisas determinó que el muchacho, que vive en Rodríguez al 3900, estaba vinculado con el robo fallido. Los efectivos ingresaron al inmueble del sospechoso -identificado como Hernán Javier G.- cuando los gritos de la madre retumbaban en el departamento. Al llegar a una habitación, detectaron que la persona que buscaban "estaba escondida en un ropero".
Al verse descubierto, Hernán Javier G. reaccionó de la peor manera: salió del mueble con un revólver calibre 32 apoyado sobre su boca. "Si me llevan me mato", gritó antes de percutar el arma. Pero el proyectil no salió disparado. Entonces, para inmovilizarlo, los uniformados y un hermano del muchacho se abalanzaron sobre él. "Lo tiraron sobre la cama, forcejearon, pero el tipo se puso nuevamente el caño del arma sobre la boca", explicó la fuente consultada.
Entonces, cuando G. se disponía a gatillar el revólver, uno de los uniformados colocó su dedo pulgar entre "el percutor y el proyectil" y de esa manera evitó que el tiro saliera disparado. Después de este segundo intento de quitarse la vida, los uniformados lograron controlar a Hernán Javier G., que terminó detenido en la seccional 15ª.
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