Año CXXXVIII Nº 48931
La Ciudad
Opinión
Ovación
Policiales
La Región
Información Gral
El Mundo
Política
Cartas de lectores


suplementos
Turismo
Mujer
Economía
Escenario
Señales


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 06/11
Mujer 06/11
Economía 06/11
Señales 06/11
La otra mirada 22/10

contacto

servicios
Institucional

 domingo, 13 de noviembre de 2005  
Uruguay: el parque que lego Anchorena

Matías Yakimovsky

El Parque Anchorena, donde se encuentra la residencia de descanso del presidente uruguayo, en su origen alberga la historia de la fortuna de una de las familias argentinas más ricas de América. Sus 1700 hectáreas resguardan especies animales y árboles plantados durante cincuenta años y legados al estado uruguayo para su destino de paseo.

El padre de Aarón, Nicolás Anchorena, falleció el 24 de abril de 1884 dejando una herencia de veinte establecimientos ganaderos, unas 273.600 hectáreas que albergaban 150.000 vacunos y 400.000 ovejas. Su madre, María Mercedes Castellanos, condesa pontificia y Dama de la Rosa de Oro, hija de Aarón Castellanos, enviudó a los 44 años y no solo crió y educó a sus 10 hijos -Aarón era el octavo y tenía entonces 6 años- sino que administró y acrecentó la fortuna con propiedades, palacios y petit hoteles. Ese es el origen del dicho "estos tienen más plata que los Anchorena".

El vigor que corría por las venas de Aarón se puede imaginar en el choque sanguíneo producido en una de las familias mas influyentes del país, descendientes del fundador de Esperanza, colonizador de Santa Fe y Entre Ríos. Aarón Anchorena era amigo íntimo de Julio Argentino Roca y Marcelo T. de Alvear, salía con las divas del cine de París, y se sentaba a dialogar con los bravos indios pilagás de Formosa. Muy pocos se explican cómo salió vivo de los encuentros con el cacique Garcette, jefe de los pilagás, el mismo que degolló decenas de personas en el cruento asalto al fortín Yunká, el 22 de agosto de 1918. También fue el compañero de Jorge Newbewry en el cruce en globo del Río de la Plata, el 25 de diciembre de 1907.

Aarón legó el parque en su testamento, suscripto el 6 de noviembre de 1963 ante el escribano Héctor A. Viana. "Legó al Estado con destino a fundar un Parque Nacional que desearía se llamara Parque Nacional Anchorena o Parque Anchorena con edificios, plantaciones y demás mejoras que contiene y las que en el futuro incorporare, con todos los muebles y colecciones".

La fracción legada encerraba una superficie de aproximadamente mil cuatrocientas hectáreas, que incluía la estancia Barra de San Juan, de once mil hectáreas, nueve mil quinientas cabezas de ganado y producción de leche y quesos Emmenthal.

Otras 800 hectáreas fueron heredadas por su compañera, "La Negra", hermosa mujer que lo acompañó en sus últimos 17 años, cuyo nombre es resguardado en virtud de su caballerosidad. La Negra lo acompañó hasta la noche del 24 de febrero de 1965, cuando Aarón murió a los 87 años.

El ex presidente uruguayo Julio María Sanguinetti, describió a Aarón Anchorena como un hombre de espíritu generoso. Sin despreciar la holgura que le dio su fortuna, señaló que "ningún egoísta puede plantar robles, sabe que lo disfrutarán mucho más quienes vengan después".

El parque, que actualmente es residencia presidencial de descanso, está ubicado en el departamento uruguayo de Colonia. La ciudad cabecera, Colonia del Sacramento, tiene un casco antiguo que es orgullo de sus habitantes y fue declarado Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad por la Unesco.

Para llegar desde Colonia hay que tomar la ruta 21 hasta el kilómetro 197 en dirección al río (oeste).

Son 1730 hectáreas de parque con vegetación autóctona y exótica, que impresiona sobre todo en otoño, cuando los grandes robles y liquidambar exhiben tonalidades rojas, amarillas, naranjas y ocres.

Es también reserva de ciervos en libertad y otros animales exóticos y nativos. Los uruguayos dicen socarronamente que Anchorena no dejó como herencia solamente este parque, también el jabalí, actual plaga nacional. Se puede ingresar previo registro en el centro de visitantes, desde donde los guías dirigen la visita en un paseo que puede extenderse unas tres horas. Las opciones son trepar por la escalera caracol que recorre el mirador, de unos 70 metros de altura, construido por Aarón sobre un cementerio indígena. Desde la cima de la torre, en días despejados pueden divisar Colonia y los rascacielos de Buenos Aires, si cuentan con prismáticos.

Los visitantes encontrarán en cada roble los rastros de su impulsor, sus cincuenta años de paciencia dedicados a la forestación de un desierto. Los senderos, que el mismo trazó, resguardan en algún rincón la imagen de ese aire señorial que lo distinguió durante toda la vida.
enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo

Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
El parque está ubicado en el departamento Colonia. Tiene un casco antiguo declarado Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad.


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados