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domingo,
13 de
noviembre de
2005 |
Temor por las represalias
En la casa de los González reinaba ayer al mediodía un clima de tensión. El camión Ford 350 todavía estaba frente a la vivienda, es decir en el mismo lugar donde su dueño lo tenía estacionado cuando descubrió a dos ladrones revolviendo el interior. Ubaldo, hermano de Marcelino, fue el único que se atrevió a decir algo. "Mi hermano salió a defenderse. Pero ahora no se qué va a pasar con él y su familia", dijo dejando constancia de que la situación judicial de su familiar es complicada.
El hombre acusado de homicidio combatió en la guerra de Malvinas como efectivo del Ejército. El último trabajo que tuvo fue el de chofer de una fábrica de sillas. Hace un año lo dejaron cesante y como parte de la indemnización le entregaron el Ford 350. "Estamos shoqueados. No podemos creer lo que pasó", expresó Ubaldo. El mayor temor de los González es que la muerte del chico desencadene una venganza sobre ellos. "Llevamos a los nenes a la casa de un familiar y seguramente nos vamos a quedar a hacerle compañía".
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