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domingo,
13 de
noviembre de
2005 |
Mil y una formas de
perseguir al enemigo
Al Qaeda ha perpetrado atentados de distintas modalidades operativas: por ejemplo, en noviembre de 2002, en Mombasa, Kenia, disparó misiles antiaéreos contra un avión israelí lleno de turistas que dejaban esa ciudad. Los misiles fallaron el blanco, probablemente por el sistema de seguridad activo que llevan los aviones comerciales israelíes. Un mes antes, la red atacó a un buque petrolero francés en Yemen. Mucho antes del emblemático 11-S, Al Qaeda había mostrado su interés en golpear la actividad aerocomercial estadounidense: en 1995 se abortó un complot para hacer estallar en el aire 12 vuelos transpacíficos de EEUU, y ese mismo año habría intentado asesinar al presidente Bill Clinton durante una visita a Filipinas. En el juicio contra Zacarias Moussaoui, capturado en agosto de 2001, se describió con detalle cómo los secuestradores del 11-S vivieron durante meses en EEUU, alquilando departamentos, tomando clases de vuelo y visitando spas, todo con fondos provistos desde fuera del país.
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