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domingo,
13 de
noviembre de
2005 |
El cazador oculto:"Un maratón
de fiestas
insufribles"
Ricardo Luque / Escenario
Ya está. No se puede esperar más. Este año se fue al demonio. Sí, no hay dudas de que es prematuro para hacer un balance, pero qué más se puede hacer cuando las vidrieras lucen arreglos navideños y la gente clama a gritos por las vacaciones. Pero lo peor es que, aunque todavía falta un mes y medio para que las campanadas de las iglesias anuncien el final del 2005, el maratón de brindis, festejos y despedidas de año ya empezó. Esta semana hubo agasajos para todos los gustos y cada reunión tuvo, como es de esperar, sus luces y sombras. Es una pena, pero apenas se puede hacer un resumen, a vuelo de pájaro, de la semana. Primero: la presentación de la temporada turística de Uruguay, una reunión austera en los altos de la Fundación Libertad, Susana Rueda fue la estrella excluyente y eso que fue con vaqueros y sin pasar por la peluquería. Con producción cero, logró que a Ricardo Terán, un galán impasible como una estatua de sal, los ojos se le salieran de las órbitas. Segundo: lanzamiento de la tarjeta azul del Banco Bisel, una reunión poblada de circunspectos ejecutivos de saco y corbata que, para que se den una idea de su concepto de diversión, basta decir que fue animada por el "Capitán Escarlata" Gustavo Rezzoaglio. ¡¿No había Plan B?! Tercero: el festejo del primer cumpleaños del Alto Rosario, un encuentro nostálgico que si no fuera por la sonrisa radiante de la RR.PP. del complejo, la voluptuosa Romina Freijomil (nadie se la recomendó a Gerardo Sofovich para la temporada de Mar del Plata), hubiera pasado sin pena ni gloria. Cuarto: la inauguración de Da Vinci, el nuevo restaurante italiano ubicado a pasitos del Paseo del Siglo, un lugar ideal para rodar una de esas típicas escenas de vendetta de las películas de la mafia. Entre tanto spaghetti con tuco, vino tinto y buenos muchachos, Carlos "El Padrino" Jaskelioff, se sintió como pez en el agua. Quinto: otro cumpleaños, ahora el de Notiexpress, el picante semanario de Cablehogar que desvela al establishment rosarino. La reina de la noche, claro, fue Fernanda Mainelli, sí, la conflictuada heredera del imperio librero Ross que nadie se explica por qué, con un futuro tan promisorio, insiste en sufrir por sus "problemas existenciales". ¿Será porque, al fin, consiguió novio porteño?
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