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viernes,
04 de
noviembre de
2005 |
Un crimen resonante
No es la primera vez que el Guille Cantero cae en prisión por un crimen. En junio de 2004 la policía lo detuvo por el resonante crimen de María Nazaret Melgarejo, una mujer de 31 años que trabajaba en un almacén de Pasaje 514 al 6300 (Dorrego a la misma altura). La noche del 15 de junio, un par de asaltantes irrumpieron en el comercio y robaron los pocos pesos que había. Pero el dueño del local, Oscar Cacho Lucero, se trabó en pelea con uno de los ladrones y lo retuvo hasta la llegada de la policía.
María denunció entonces ante los medios de comunicación que en el barrio no se podía vivir más y sin decirlo, sospechó al igual que muchos vecinos que la venganza de los delincuentes por la detención de uno de ellos no iba a demorar. Y así fue. Un día después del atraco, María y Cacho estaban en la puerta del almacén. Entonces, desde la esquina, alguien disparó un balazo. El proyectil dio en la cabeza de la mujer, que murió en el acto.
Por ese hecho la policía apresó entonces a dos menores. Uno de ellos era el Guille, quien un mes más tarde recuperó la libertad y quedó desvinculado del crimen. Es que los tres testigos que en un primer momento y ante la policía lo habían sindicado como autor del homicidio, incluso describiendo la ropa que usaba, no ratificaron sus dichos ante la Justicia y dijeron desconocer de quien se trataba y cómo se vestía. Quizás el temor que los Monos implantan en Las Flores haya sido la causa de ese cambio testimonial.
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