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domingo,
30 de
octubre de
2005 |
El duhaldismo no logra consuelo
y entra en estado de conmoción
Historia de la ruptura y el ocaso del otrora poderoso justicialismo bonaerense. Fugas hacia el kirchnerismo
"Vos fuiste el primero que te levantaste del acuerdo", le gritó el diputado José María Díaz Bancalari, entre las mesas del restaurante Piegari, de La Recoleta, a un impávido Juan José Mussi, referente duhaldista del partido de Berazategui.
El reproche, que el lunes pasado atravesó como un dardo el clima cortante de la cena, marcó la culminación de la historia de ruptura y ocaso que protagonizó el sector liderado por Eduardo Duhalde.
No hacían falta detalles para que los dirigentes reunidos en torno a la mesa comprendieran el sentido de la recriminación.
Era el cierre de una elipsis y aludía precisamente a la jornada inolvidable de la ruptura con el kirchnerismo, cuando el quiebre se volvió inevitable y el duhaldismo comenzó su recorrido hacia la derrota.
Aquella última jornada de junio, Mussi se retiró intempestivamente del despacho del ministro del Interior, Aníbal Fernández, y con el gesto marcó el final de las negociaciones entre el duhaldismo y el gobierno por presentar una lista común en la provincia de Buenos Aires.
La reacción, nacida en la estrategia de Duhalde, había sorprendido a los otros negociadores duhaldistas, Díaz Bancalari y el intendente de Tres de Febrero, Hugo Curto.
Horas después, el propio Duhalde ordenó difundir que la fórmula del PJ para competir con Cristina Fernández de Kirchner estaría encabezada por su mujer, Hilda Chiche González, y Díaz Bancalari. Y mandó a pegar afiches con la leyenda "Queremos a Chiche". Todo había terminado.
La historia posterior es conocida. El duhaldismo derrotado por una diferencia aplastante y el fin de Duhalde como líder indiscutido del Partido Justicialista bonaerense.
Al menos como revancha, cuatro meses después, Díaz Bancalari y Curto, los conciliadores sorprendidos de junio, arremetieron el lunes contra Mussi y Oscar Rodríguez, el mandamás duhaldista del partido de Presidente Perón. Una forma de criticar sin nombrar al verdadero responsable de la decisión.
Los reproches contra Rodríguez, quien fuera segundo de la Side durante el gobierno de Duhalde, también tienen su historia.
Durante las frustradas negociaciones, el presidente Néstor Kirchner vetó expresamente el nombre de la senadora Mabel Muller para integrar una lista conjunta. Desde entonces el matrimonio se convirtió en uno de los principales impulsores de la ruptura.
Como un giro burlón de la historia, Mussi salvó las ropas en Berazategui gracias a un sugestivo corte de boletas y Muller fue elegida diputada. Curto, en cambio, fue derrotado en Tres de Febrero y Díaz Bancalari se quedó sin la senaduría.
Para los conciliadores, el único desquite es retomar las riendas del PJ bonaerense y marginar, con el peso del resultado electoral, a los rupturistas. Se trata de apenas un consuelo amargo.
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Duhalde continúa sin decir palabra alguna.
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