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 domingo, 30 de octubre de 2005  
Ecos de gritos contenidos cargados de merecimientos
La intimidad del festejo de un grupo de jugadores forjado en el esfuerzo

"No me temblaban las piernas porque estaba demasiado cansado". Esa fue la confesión de Juan Pablo Caterina a la hora de hablar de sus sensaciones antes de patear el penal que terminó decidiendo la suerte del partido y del campeonato. Así, con una auténtica mezcla de sinceridad y humildad, cada jugador de Universitario vivió un festejo largamente contenido, que tardó 47 años y se dio en la cancha de su eterno rival de barrio.

"Es el mejor día de mi vida y lo será de acá hasta que me muera. Conseguí salir campeón con Uni al lado de mi hermano, realmente es lo mejor que me pasó", señaló el hooker Galo Della Vedova acumulando abrazos.

En tanto, el centro Ramiro Sánchez, autor de uno del tries del encuentro contó que "cuando vi el agujero me tiré de cabeza y pude anotar. No lo podía creer. Después, cuando Miralles metió un penal de mitad de cancha sentí mucha impotencia. Pero nos propusimos salir a ganar el partido y lo conseguimos. Cuando clavó el penal del triunfo Cate fue una sensación increíble".

Asimismo, el Zorrito de la Vega comentó que le habían pedido que anote un try y que "pude cumplirle a mis amigos. Hace tres años que estoy en el plantel superior, en el primero pensé que salíamos campeones pero no se nos dio en la última jugada, en el segundo estuvimos un poco más lejos, pero este año maduramos y se vio un equipo más equilibrado".

Acalambrado y sentado en el césped, Juan Ignacio Rivas expresó que "hace mucho que no hacía tries y se me dio en una final. Es una alegría increíble y esto no termina acá, todavía nos queda ir por el Nacional de Clubes".

El wing Federico Rivosechi se infiltró para poder jugar y terminó el partido con la pierna dormida pero con el corazón en plena explosión. "Yo le había pedido al médico que si existía la posibilidad, quería jugar. Por suerte el entrenador me bancó y pude estar en la final. Sabía que este año no se nos podía escapar y además estaba seguro de que Cate, que tiene unos huevos gigantes, no iba a errar".

Por su parte, el segunda línea Esteban Schiavo confesó que "salir campeón con mis dos hermanos es una alegría extra. Hace mucho que buscábamos esto y por suerte se nos dio. Este equipo hizo un gran esfuerzo y se merece ser campeón".
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