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domingo,
30 de
octubre de
2005 |
Mercados
La alta volatilidad, sinónimo de negocios
Más allá de los discursos, con la devaluación la
patria financiera le gana
a la patria productiva
Salvador Di Stéfano
Los mercados evidenciaron en la semana una alta volatilidad. Desde el exterior llegaron noticias negativas por la suba de la tasa de largo plazo y positivas por el nombramiento de Ben Bernanke como sucesor de Alan Greenspan en la Reserva Federal de Estados Unidos. En la Argentina, en tanto, el mercado termina dominado por una alta volatilidad. Los desencuentros del presidente venezolano Hugo Chávez con una importante empresa Argentina tiraron al mercado a la baja.
Sin embargo, la suba de los últimos días se dio por noticias positivas respecto a probables resultados de las compañías cotizantes, los bonos tuvieron un comportamiento errático y el dólar supera la barrera de 3 pesos definiendo una nueva gama de precios para su cotización.
Así, octubre finaliza con incertidumbre y muchas bajas, noviembre aparece con mucha incertidumbre y diciembre se presenta como la esperanza.
En el exterior la permanente suba en la actividad económica de Estados Unidos hizo que sobre el última día de la semana las acciones mostrarán una fuerte recuperación. Sin embargo, los operadores están alertas ante la fuerte suba de la tasa de retorno de los bonos de tesorería a 10 años que ya se ubica en el 4,6% anual.
La suba de la tasa de interés opera como una aspiradora de fondos a escala mundial, el atractivo por colocar fondos obteniendo una renta fija sin grandes sacrificios seduce a más de un inversor y cambia las ecuaciones económicas de muchos proyectos en el mundo. Es que en el pasado la alternativa era colocar fondos en Estados Unidos al 1% anual o invertir en su país de origen con rentabilidades de dos dígitos.
Daría la impresión que esa etapa ya pasó, difícilmente los mercados emergentes muestren rendimientos de dos dígitos y en las economías desarrolladas la suba de tasas nos invita a salir de la actividad productiva para volcarnos a la especulación.
En Argentina la novedad pasa por el nuevo precio del dólar, colocado a 3,03 pesos a gusto y piachere del ministro Roberto Lavagna. Cada suba del dólar mejora la rentabilidad del sector exportador y el ligado a la sustitución de importaciones. Esto implica un mayor nivel de actividad interno que posibilitara mejorar la actividad económica a costa de empeorar en muchos casos la calidad de los productos que producimos, porque devaluar implica demorar el proceso de renovación tecnológica dentro de las empresas.
Por otro lado, toda devaluación implica incremento de los ingresos tributarios en todos los rubros, ya que devaluar implica cobrar más en concepto de retenciones, impuesto al cheque, ganancias, IVA entre otros tributos.
La contracara de la devaluación es el incremento de precios en la economía. Por ende, la inflación y la baja en los salarios reales que hace empobrecer a más del 50% de la población que depende de un salario y no puede contrarrestar el avance de los precios con nuevos ingresos. Sin embargo, la devaluación puede ser un gran negocio para los especuladores y alienta cada vez más una patria financiera en detrimento de la patria productiva, aunque a primera vista los que devalúan sean visto como grandes hombres ligados a la producción y el trabajo.
Con subas paulatinas del dólar y el avance de la inflación lo primero que hay que mirar es la estructura de comercialización, se acortan los pagos, se piden descuento por pago efectivo y se realizan recargos por pagos a 30 días o más.
La inflación es estructural y se ha consolidado en el 1% mensual, por ende para maximizar utilidades habrá que ser eficiente en el uso de la liquidez de los negocios. En cuanto a los mercados el ciclo es por todos conocido, en primer lugar viene la suba del dólar, cuando encontremos un techo de mercado que podría ubicarse en el rango que va entre 3,05 y 3,10, el mercado mutará de los dólares para posicionarse en bonos en pesos ajustados por inflación.
Cuando estos muestren un rendimiento adecuado pasarán a invertir en acciones, para luego volver a los dólares originales y esperar una mini devaluación. Si seguimos el ciclo todavía podrían caer algo más bonos y acciones, por ende decimos que toda baja será oportunidad de compra, aunque aún no vimos bajas con estrangulamiento de volumen, por eso la miramos de afuera pero con el optimismo de que en noviembre habrá que comprar para festejar una importante suba en diciembre y cerrar el año a toda orquesta.
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