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miércoles,
19 de
octubre de
2005 |
La Iglesia manifestó disgusto con Kirchner
El presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, monseñor Carmelo Giaquinta, manifestó su disgusto con las críticas del presidente Néstor Kirchner a integrantes de la Iglesia durante la dictadura militar y con sus pares religiosos por el "indebido" papel que se le dio en el santuario de la basílica de Luján.
"He sentido un gran disgusto. Y no sólo por lo dicho por el presidente, sino por el papel indebido que se le habría dado en el templo", subrayó el prelado en una entrevista al diario Norte, de la provincia de Chaco.
En aquella visita, Kirchner aseguró que "utilizando a Dios se cometieron genocidios" y pidió ayuda al pueblo argentino a escasos días de las elecciones.
El administrador apostólico de Resistencia consideró que la Iglesia podría ayudarlo al jefe del Estado, como pidió, "respetando su autoridad, orando por él para que el Señor le ofrezca luz y fortaleza para conducir a la República por el camino de la reconciliación, la justicia y el progreso".
Tras aclarar que "a la ella (la Iglesia) no le corresponde aprobar la gestión de ningún gobernante, porque para eso está la ciudadanía", señaló que "la principal ayuda que presta la Iglesia es predicar la verdad del Evangelio en libertad", y confió en que el primer mandatario "quiso pedir eso" en Luján.
"Porque si fuese otro tipo de ayuda -siguió-, como la que le puede prestar un partido político, estaría en un grave error".
Las relaciones llegaron a su punto máximo de conflicto en marzo de 2005 con el decreto presidencial que desconoce a monseñor Antonio Baseotto como obispo castrense, hecho que puso a la Argentina al borde de la ruptura de las relaciones con la Santa Sede.
Ayer, Giaquinta volvió a poner el dedo sobre la llaga.
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