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 martes, 13 de septiembre de 2005  
Crimen en barrio Centenario. Versiones encontradas sobre un operativo realizado en Santa Fe la mañana del domingo
Tres policías presos por una muerte en un presunto caso de gatillo fácil
Gabriel Fernández fue asesinado de dos tiros. La URI dice que la víctima era parte de una de las bandas que se enfrentaban cuando intercedieron los tres agentes. Para la familia fue una "ejecución a sangre fría"

Marcelo Carné / La Capital

Santa Fe.- "A Gabriel lo mataron unos policías que empezaron a disparar a mansalva contra un grupo de pibes que estaban tomando cerveza en la vereda". La gravísima denuncia de los familiares de Gabriel Andrés Fernández, un joven de 20 años que murió baleado la tarde del domingo en el barrio Centenario, involucra a tres policías de la Unidad Regional I que participaron del operativo realizado en la zona sur de la ciudad. En el marco de la investigación del episodio, que la familia de la víctima calificó como "una ejecución a sangre fría", el juez de Instrucción Rubén Saurín dispuso la detención de los tres agentes involucrados.

Gabriel Fernández tenía 20 años y vivía con su pareja y su bebé de 6 meses en una humilde vivienda del barrio donde se erige el remozado estadio del club Colón, a pocas cuadras de donde lo sorprendió la muerte -según juran sus familiares- a manos de un policía que "se la tenía jurada desde hace tiempo".

Sobre cómo se produjo la muerte del muchacho hay una versión oficial. Es la que, desde la Jefatura santafesina, sostiene que una patrulla llegó hasta la esquina de Oroño y Taca alertada por un grupo de vecinos que temían por la presencia de dos bandas que ajustaban cuenta entre ellos. Al llegar, los policías quisieron identificar a los jóvenes, pero se produjo un desbande cubierto de tiros. Uno de los balazos alcanzó por la espalda a Gabriel, quien cayó muerto.

Sin embargo, para Patricia y Mario Fernández, los hermanos mayores del pibe muerto, la verdad es otra y ellos no tienen dudas. Ayer recibieron a La Capital en su humilde vivienda y relataron lo que numerosos testigos del sangriento episodio les contaron por separado pocas horas después que Gabriel falleciera en el hospital José María Cullen, a las 9 del domingo.

"A mi me despertó a las 8 de la mañana la suegra de Gabriel y me dice «Levantate, levantate» que un milico le metió un tiro a tu hermano", recordó Mario. Y agregó: "El había llegado de trabajar y salió a comprar pan con la mujer, pero cuando volvía a su casa lo llamaron unos amigos que estaban tomando unas cervezas en un pasillo".

El Bula -como apodaban a Gabriel- aceptó la invitación y se sumó al grupo. Poco después llegaron tres policías en un móvil, entre ellos -aseguran los Fernández- "uno de apellido Chamullao que siempre viene a molestar a los pibes cuando no están haciendo nada y a mi hermano especialmente lo tenía marcado no sabemos por qué, porque él nunca anduvo en nada raro", dijo Patricia.

"Gabriel le tenía mucho miedo a ese policía porque siempre le pegaba y una vez llegó a amenazarlo de muerte, eso está asentado inclusive en una denuncia policial", agregó la joven mientras su esposo (Damián) afirmó que hay "muchos testigos que vieron que cuando llegaron los policías desenfundaron las armas y comenzaron a disparar a mansalva no menos de diez tiros".

Ante esa situación, recordó la mujer, "los pibes salieron corriendo en distintas direcciones. A mi hermano le dieron en una pierna y cayó herido adentro de una zanja, pero cuando intentó levantarse, Chamullao le preguntó irónicamente si le dolía y le dijo: «Ahora vas a ver hijo de puta como te va a doler» y le dijo al otro policía que estaba con él que le dispare".

"Matalo, matalo", dicen que se le escuchó ordenar a Chamullao para que su compañero disparara. Después sonó el estampido que dejó a Gabriel herido de muerte. "Este policía no lo quería y se la tenía jurada, incluso una vez que Gabriel estaba tomando mate en la vereda, con la excusa de que la calle es pública lo agarró a patadas y se lo llevó detenido", consignó el cuñado del chico asesinado.

Susana Fernández tiene 51 años y es la tía de Gabriel. La mujer exhibió ayer un puñado de cápsulas 9 milímetros recogidas en el lugar donde se produjo la muerte de su sobrino y aportó cargos aún más graves contra el principal imputado por su familia: "Este policía intentó hacerlo cargo de un homicidio a mi sobrino. Por eso le pedimos encarecidamente al juez que por más que haya sido un chico de barrio no deje de hacer justicia, porque si no nos vamos a juntar la familia y los vecinos y vamos a ir a Tribunales a exigírselo".

Más allá del silencio de radio que las autoridades policiales santafesinas hicieron durante el día de ayer, lo cierto es que tres agentes de la Unidad Regional I se encuentran detenidos y a disposición del juez Saurín, que en las próximas horas dispondría una serie de diligencias tendientes a esclarecer el oscuro episodio.

Según fuentes extraoficiales, los uniformados detenidos son de apellidos Tauer, Moro y Chamullao, éste último el principal acusado por la familia Fernández. Al respecto, voceros judiciales manifestaron que Chamullao no habría bajado del móvil policial que llegó al lugar de los hechos ya que estaba a cargo de la conducción del mismo, por lo que la responsabilidad de los tiros podría recaer en sus compañeros de patrulla.
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Familiares del joven muerto muestran las vainas que quedaron en el lugar del hecho.

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