Año CXXXVIII Nº 48870
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 martes, 13 de septiembre de 2005  
EDITORIAL
El ánimo político santafesino
<i>Los mensajes de los políticos, en más de una ocasión agraviantes, parecen imponerse en tiempos de campaña por sobre la cordura. Retomar la mesura parece ser el camino a seguir a juzgar por lo que siente la gente, que espera de sus representantes propuestas inteligentes y movilizadoras</i>

La tarea de recomponer las instituciones políticas en el país sigue siendo ardua y compleja. No obstante, sería un error caer en generalizaciones o reducir todo a una frase cargada de escepticismo, tan común entre los argentinos. Porque así como existen lugares donde parece que nada se haya modificado después de la crisis del 2001, como Tierra del Fuego, en otros distritos se perciben intentos de mejorar, aunque aún no logren conjugar con las expectativas de la ciudadanía, tal el caso de Capital Federal y Gran Buenos Aires. En tanto, un estado de ánimo diferente y positivo se vive en la provincia de Santa Fe.

Ya se había valorado aquí el alto porcentaje de votantes en las internas partidarias, pese a que algunos observadores lo consideraron sólo una consecuencia del voto obligatorio. Y si bien hubo una importante cantidad de sufragios en blanco o nulos, los números reflejaron un cambio de actitud del electorado. Un clima que ciertamente se mantiene con vistas a los comicios de octubre y que fue corroborado por la consultora porteña Analogías. Analía Del Franco sostuvo a La Capital que se percibe en Santa Fe "más tranquilidad, más optimismo, agendas más estimulantes", lo cual hace que la gente tenga más ganas de votar que en Capital Federal.

Claro que son varias las razones que convergen para crear este nuevo estado de ánimo. Desde el significado que tuvo para la mayoría la desaparición de la ley de lemas hasta el tono con que los principales referentes abordaron la campaña de las internas. Salvo excepciones, prevaleció el intento por explicar sus propuestas y no el agravio, junto a la idea de construir por sobre las diferencias. Y sin duda la nueva ley ofrece mayores garantías al electorado, reduciendo los márgenes de error en el cuarto oscuro. Algo que desataba gran parte de las polémicas frente al resultado.

El avance alcanzado por otra parte no implica que se hayan disipado las viejas prácticas degradantes. La tentación a caer en la infamia antes que en la argumentación de ideas siempre está latente. Por eso se requiere que los candidatos mantengan un perfil elevado, explicando con claridad sus propuestas y abriéndose al debate franco de criterios. Es lo que la mayoría de los ciudadanos espera para recuperar la confianza y volver en algún momento a comprometerse políticamente más allá de las instancias electorales. Cuando ello ocurra se podrá decir que la vida política institucional del país goza de buena salud.
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