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 domingo, 11 de septiembre de 2005  
Los capitalinos verían con agrado el horario corrido en el comercio
Un estudio reveló que la mayoría de los santafesinos estaría dispuesta a dejar de lado la tradicional siesta

Atilio Pravisani / La Capital

Santa Fe.- La mayoría de los capitalinos se muestra decididamente a favor del horario corrido en el comercio, abandonando la costumbre de la reconocida siesta santafesina, de acuerdo a un relevamiento realizado por el Observatorio Social de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) realizado en distintos barrios de la ciudad.

En torno a las preguntas: ¿es posible implementar el horario corrido en la ciudad? y ¿costumbre o necesidad?, de cada 10 encuestados 5 se mostraron claramente a favor, aunque en un escenario más optimista aún, 8 de ellos están a favor de esta posibilidad y una minoría opinó en contra del cambio.

El estudio fue realizado entre 414 hogares de consumidores en 22 barrios de la ciudad, de los cuales el 52,9% está de acuerdo, mientras que el 11,1% está de acuerdo parcialmente, y sólo el 22,2% rechaza la opción. La mayoría de los que se opusieron a la perspectiva del cambio en realidad no expresaron una causa concreta, y señalaron que lo hacen "por una razón de costumbre y no por algo específico que termine perjudicando al consumidor".

Varias décadas se implementó el horario corrido para el comercio y los bancos en la capital pero la costumbre de la siesta tradicional, sumada a los tórridos calores del verano santafesino terminaron convirtiendo a la experiencia en un estrepitoso fracaso.

Calles y comercios desiertos, lo mismo que los bancos y disminución de las compras al reducirse el horario de cierre fueron elementos determinantes para que los empresarios clamaran al poco tiempo para que la medida se dejara sin efecto.

Hoy los cambios en los hábitos, como en materia laboral y escolar, más las nuevas costumbres de compra por parte de los consumidores, o la comodidad de los empleados han generado modificaciones en la vida cotidiana, capaces de derrotar a, la durante años, imperturbable siesta santafesina.

La realidad está demostrando, por ejemplo, que la extensión de la ciudad por varios kilómetros de sur a norte, convierte en un drama el traslado para los empleados. El transporte no es el mejor y prácticamente cuando llegan a su domicilio, deben prepararse para volver, a lo que se debe sumar el costo del boleto.

En este marco hay que tener en cuenta que esencialmente en los barrios la gente tiende a la comodidad de compra, y por lo tanto a priori prefieren elegir comercios que le permiten realizar las compras con flexibilidad horaria u horario extendido, sobre todo en los supermercados donde la mayoría realiza la compra de comestibles y productos de limpieza.

Lo cierto es que las condiciones para una modificación de un hecho tan sustancial para la ciudad de Santa Fe como lo es la implementación del horario corrido, aparece hoy como mucho más factible frente a una realidad que habla de la necesidad de cambios que vayan de la mano con los que la propia sociedad a puesto en marcha en la última década. ¿Será el fin de la vieja y tradicional siesta santafesina que todo lo podía? La pregunta es porque durante años se daba el lujo -y aún en no pocos casos se lo sigue dando- de retrasar urgentes medidas de Estado o demorar la concreción de un negocio comercial de envergadura, todo porque no se podía perturbar la hora del descanso.
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La habitual siesta santafesina podría quedar en la historia.

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