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domingo,
11 de
septiembre de
2005 |
Basta de lágrimas
Luis Alberto Yorlano / Especial para La Capital
¿De dónde sacaron los hinchas que en los clásicos deben participar jugadores hechos en sus divisiones inferiores? ¿Cuál es la diferencia de ganar con los chicos del club o con los que vienen de afuera? Ninguna, el tema es ganar. Muchos piensan que como Central tenía más jugadores del club que Newell's, se esforzaron más. No. No corrieron más. Ganaron y punto. En estos partidos no entra el menor análisis. Cuando Maidana dijo que era un partido más casi lo comen y después de las declaraciones de Juvenal Olmos, cuando explicó que había que pensar en el partido que viene, no faltaron los que le apuntaron diciendo que hablaban así porque no eran de la ciudad. Y hasta se especuló que contra Banfield era su último partido. Maidana y Olmos no estaban equivocados, porque utilizaron los verdaderos conceptos futbolísticos. Lo que pasó fue que algún "ligero" del club trató de hacerlos responsables.
Dos grandes ídolos de los equipos rosarinos son Coudet en Central y Zanabria en Newell's, y ninguno de los dos se hicieron en la inferiores de los clubes ni tampoco nacieron en Rosario . Los ídolos no son los que nacen en el club, son los que mejor interpretan el sentimiento de los hinchas. Coudet se hizo ídolo de la hinchada por que cada vez que jugaba en el parque aparecía en la cancha con una frazada. Y Zanabria por ese gol en cancha de Central en l974. Palma, uno de los grandes, está casi olvidado por los hinchas auriazules. Lo mismo pasó con Kempes. Poy sólo es recordado por aquella palomita, pero nadie va a decirle a Scarabino por qué Aldo tiene que pagar la entrada. Es decir que no pasa por correr mucho frente a sus clásicos rivales ni pertenecer a las inferiores, sino que pasa por meterse bajo el brazo de los barras.
De nada sirve buscar explicaciones en nativos o foráneos. Central ganó el clásico porque acertó frente a Villar y por las cosas extrañas que suelen pasar cuando los árbitros producen groseras equivocaciones intentando después explicar los inexplicable. Como el penal que no sancionó Elizondo cuando la pelota pega en el antebrazo de Rivarola dentro del área.
Si le hacemos caso a los que dicen que los clásicos se debe jugar con el corazón, habrá que buscar que los técnicos sean cardiólogos. En los clásicos deben ser protagonistas los que sientan la obligación de participar en estos partidos con la mayor convicción y sabiendo lo que significan para sus hinchas. Pero este compromiso no solo lo debe cumplir el jugador y el cuerpo técnico. Los dirigentes tienen que hacer lo imposible para tratar que el jugador sólo piense en ese partido. Para eso los jugadores deben cobrar en tiempo y forma.
Señores, esto es el fútbol de hoy. Para aquellos que creen que los jugadores de las inferiores sienten más la camiseta que los de afuera están equivocados. Es su negocio y punto ¿No vemos a jugadores besar varias camisetas en su carrera? No creo ni en la gran euforia de los que ganan ni en las lágrimas de los que pierden.
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