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domingo,
04 de
septiembre de
2005 |
Otoño en Luxemburgo
María Rosa Jordán
Cuando se sobrevuela el espacio del Gran Ducado, sorprenden los distintos tonos de verdes y ocres de sus bosques, salpicados de casas blancas. La noche de mi llegada fui invitada por Jean Claude Conter de la Oficina de Turismo de Luxemburgo al Centro Cultural de Rencontre Abbaye de Neumünster en la ciudad baja del Grund, edificio que fue abadía y cárcel y hoy alberga patios y amplias salas donde se realizan conciertos y exposiciones.
Con la asistencia del embajador de España en Luxemburgo Julio Núñez Montesinos se inauguró una muestra de fotografías de los edificios más emblemáticos de Antoní Gaudí. Allí tuve la oportunidad de conocer parte de la colonia española integrada por cerca de 3.000 personas, casi todos funcionarios de la Comunidad Europea.
De las calles de la ciudad, la Gran Rue es la más importante arteria comercial.
La Plaza de Armas "plaza mayor" data de 1671. Dos veces a la semana se transforma en mercadillo de frutas, verduras y flores, pero también sus muchos y distintos restaurantes y cafés, le dan una vida especial y encantadora.
El puente Adolphe por el que transcurre el río Alzette que recorre la ciudad, confiere un toque romántico al ambiente, ya que nadan sobre sus aguas parejas de patos con sus crías.
El barrio residencial Weimershof y el distrito de la Comunidad Europea Kirchberg es donde se ubican las centrales bancarias más importantes del orbe. La zona es la séptima mundial en importancia financiera. La Plaza de Europa que está construyendo el arquitecto español Ricardo Bofil y el impresionante Museo de Arte Moderno Gran Duc-Jean completan el conjunto con la Cámara de Comercio y el Palacio de Justicia, de nueva construcción y con las últimas novedades arquitectónicas.
Para reponer fuerzas un paseo obligado es visitar el barrio Clausen donde se encuentran las típicas cervecerías y restaurantes de Luxemburgo. Allí se puede degustar la rica gastronomía del país.
La oferta cultural es completa y variada. Museos amplios, modernos y con las últimas tecnologías, salas de concierto y exposiciones. En el 2007 Luxemburgo será nuevamente Ciudad Universal de la Cultura. La peculiaridad del Gran Ducado reside en que posee una de las fortalezas más poderosas del mundo, por eso se la llama la Gibraltar del Norte.
Al viajar por el país, arbolado en más de la tercera parte de su superficie, desde las ventanillas de un tren, puntual, limpio y moderno, se pueden ver la variedad de regiones naturales, salvajes y tranquilas.
Mi primer destino fue llegar al pueblo de Clervaux en las Ardenas. Sus calles de la Edad Media, resuman un encanto especial con pequeños hoteles, salones de té y un ambiente sosegado que invitan a pasear y recrearse. La visita al castillo es obligada ya que en sus salas se exhibe actualmente la exposición fotográfica más importante de todos los tiempos "The Family of Man" realizada en 1955 por Edward J. Steichen. El año pasado, también en Clervaux, se conmemoraron los 60 años de la batalla de las Ardenas ocurrida en estos parajes. Por las calles y plazas se ven estatuas y placas que la recuerdan.
Muy cerca de la frontera con Alemania se encuentra la Estación Termal de Mondorf-Le-Bains. Es una verdadera maravilla probar sus chorros de agua caliente altamente mineralizada a 24º, el sauna, las burbujas y nadar en una piscina al aire libre entre la vegetación del jardín.
Una muy interesante propuesta de la Oficina de Turismo es el circuito de los castillos de Luxemburgo. Actualmente se pueden recorrer pero aún existe alguna dificultad para que todos sean visitables. Camino del aeropuerto ya para iniciar mi regreso a Madrid, Luxemburgo me despide con una copiosa nevada, la primera de la temporada.
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Fotos
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Las calles de Luxemburgo reúnenrestaurantes, cafés y ferias de frutas y verduras.
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