Año CXXXVIII Nº 48861
La Ciudad
Política
El Mundo
Información Gral
Opinión
La Región
Policiales
Cartas de lectores



suplementos
Economía
Ovación
Señales
Escenario
Turismo
Mujer


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 28/08
Mujer 28/08
Economía 28/08
Señales 28/08
Educación 27/08
Salud 24/08
Estilo 02/07

contacto

servicios
Institucional

 domingo, 04 de septiembre de 2005  
Desaparecidos. Una historia devenida en paradigma de la búsqueda de identidad en Argentina
El caso que amenaza con llevar a prisión al ex subcomisario Patti
El candidato está acusado del secuestro y tortura de Gastón Gonçalves, cuyos hijos se encontraron años después

Javier Felcaro / La Capital

El caso que amenaza con llevar a prisión al ex subcomisario Luis Patti no sólo refleja uno de los miles de crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar: es uno de los paradigmas de la búsqueda de identidad por parte de los hijos de las víctimas de la represión ilegal en la Argentina.

El viernes, Hijos y otros organismos de derechos humanos reclamaron ante la Justicia federal de San Nicolás el inmediato cumplimiento de un pedido de arresto de Patti (candidato a diputado nacional del Paufe) por el secuestro y desaparición de Gastón Roberto Gonçalves.

Según la denuncia, Gonçalves fue detenido en Zárate, posteriormente algunas personas lo vieron en la comisaría de Escobar (donde Patti era oficial subinspector) con evidentes marcas de haber sido torturado y golpeado.

El 24 de marzo del 1976 había salido a la calle como todos los días. Lo que estaba ocurriendo en el país no lo amedrentó, por lo que decidió ir a la zona donde habitualmente realizaba trabajos de asistencia social y alfabetización.

Antes de partir saludó al pequeño Gastón (entonces tenía 6 años) y a su ex esposa María Mercedes Faggionato. Poco después sólo alcanzaría a darle un número telefónico a otro pasajero del colectivo en el que fue capturado por un grupo de tareas. Era montonero, y a los cinco días de su secuestro pasó a engrosar la lista de los primeros desaparecidos.

Desde ese momento en niño y su mamá alternaron residencia en lugares tan disímiles como Brasil y Villa Gesell. Gastón ignoraba un dato clave: que su padre estaba en pareja con Ana Granada, también militante de Montoneros, quien tras la desaparición de su compañero pasó a la clandestinidad en San Nicolás, donde se escondió en una casa junto a un matrimonio y sus dos hijos.

A fines de 1976 un operativo militar terminó con la vida de todos, excepto con la de Claudio, quien había sido envuelto en una manta y escondido dentro de un placard por Ana. Un policía encontró al bebé semiasfixiado y lo llevó de urgencia a un hospital.

Los médicos que le salvaron la vida se percataron de que el uniformado quería apropiarse de la criatura y demoraron el alta. Claudio fue entregado a una asistente social y, posteriormente, adoptado por un matrimonio de Guernica.

Gastón, actual bajista del grupo de reggae Los Pericos, tenía 19 años cuando se enteró de la existencia de su hermano. Lo paradójico de la historia es que, en cierto modo, Claudio sí lo conocía: era un fan incondicional de la banda. Luego, la ayuda de familiares y de un grupo de antropólogos forenses terminaría uniéndolos.

"Me enteré de que tenía un hermano por accidente, cuando se le escapó a una tía", explicó Gastón, quien a los 12 años tomó la decisión de dedicarse a la música, el radar que lo guiaría hasta Claudio junto a la férrea ayuda de la abuela Matilde, quien durante dos décadas buscó a su hijo y a su nieto.

Claudio, en tanto, tuvo una oportunidad de estar cara a cara con ese hermano cuya existencia desconocía. Ocurrió una noche en la que Los Pericos dieron un recital en la disco donde trabajaba. Su misión era asistir a los músicos en los camarines, pero llegó tarde.

Otra noche, en Mar del Plata, Claudio se ubicó a unos pocos metros del escenario. Y su atención se centró en la extraña performance de Gastón, quien tocó tirado en el piso. "En realidad, siempre estuvimos cerca", recordó el bajista ante La Capital.

El 8 de septiembre de 1995, Claudio fue localizado en Guernica. Los antropólogos lo pusieron al tanto de esa etapa de su vida ignorada. Sólo sabía que era adoptado. La sorpresa fue mayor cuando le revelaron que Gastón tocaba con Los Pericos. Por eso corrió hasta su pieza y trajo todos las fotos y pósters que tenía para que le señalaran a su hermano.

El bajista estaba de gira por España cuando se enteró del hallazgo. Fue durante la madrugada, luego de un recital, mientras hablaba por teléfono con su pareja de entonces. "Me contó que Claudio era hincha de Boca y que seguía al grupo. Apenas corté, les dije a los chicos de la banda: tengo un hermano. Se quedaron boquiabiertos", recordó.

A escasos meses del encuentro, el círculo se cerró con el descubrimiento de los restos del padre de Gastón y Claudio, que habían sido enterrados en un sector NN del cementerio de Escobar. Después, a través de amigos y allegados, recuperaron fotos y hasta una carta. La historia de los hermanos Gonçalves fue reflejada, al igual que otros casos, en la película "Botín de guerra". El filme de David Blaustein (con tomas realizadas en Rosario y un tema de Los Pericos en su banda de sonido) desnuda la trama del robo de hijos de detenidos-desaparecidos y testimonia la inclaudicable lucha de las Abuelas de Plaza de Mayo.
enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo


Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
Claudio y Gastón Gonçalves siguen reclamando justicia por el asesinato de su padre.

Notas Relacionadas
Patti: "Antes éramos golpistas; ahora vienen con esta denuncia"



  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados