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 sábado, 03 de septiembre de 2005  
Innovación y productividad, los desafíos del vino argentino

La innovación tecnológica, la competitividad y la integración productiva son los grandes desafíos que el mercado internacional plantea al sector vitivinícola argentino, coincidieron ayer los asistentes al Primer Foro Internacional Vitivinícola que se realizó en Mendoza.

"El crecimiento de las exportaciones no es producto de la devaluación, sino de un proceso de años", aseguró Javier Merino, uno de los organizadores del foro que reunió a más de 800 referentes del sector, entre los cuales se destacaron unos 250 extranjeros.

El directivo resaltó que las exportaciones de vinos se incrementaron de 15 a 250 millones de dólares en los últimos 15 años, lo que llevó su participación en la facturación total de la industria -unos 4.300 millones de pesos- del 6 al 16 por ciento en sólo cinco años, y aseguró que "la innovación y la productividad son los desafíos de la década".

Para mantener este crecimiento y mejorar la competitividad "la clave es cómo innovar", afirmó Marino, para quien las mejoras en el producto permiten aumentar la eficiencia de la producción, que se refleja en la suba del valor y calidad.

"La innovación y el éxito competitivo están geográficamente concentrados", agregó el directivo, y abogó por el desarrollo del concepto de cluster para el sector, ya que "alienta la competencia y la cooperación".

Esos dos elementos permitirían a la Argentina incrementar aún más las exportaciones, ya que sólo vende al exterior el 2% de su producción pese a concentrar el 5% de la producción mundial, datos que lo posicionan como el quinto productor de vino del mundo.

A su turno, el gobernador de Mendoza, Julio Cobos, destacó la implementación de planes estratégicos en la provincia y la idea de nacionalizar la vitivinicultura.

El gobernador de San Juan, José Luis Gioja, aseguró que "las economías regionales han recobrado fuerza porque hay una economía cambiaria competitiva".


El auge de nuevas bodegas
El auge del sector se tradujo en la aparición en los últimos 3 ó 4 años de un centenar de bodegas que se dedican a la producción de vinos de media y alta calidad, las inversiones en centros de atención de visitantes por parte de unas 50 bodegas.

Para mantener este crecimiento, la vitivinicultura argentina requiere alrededor de 700 millones de pesos por año, lo que representa un 16 por ciento de la facturación anual del sector, advirtió Merino.

Para el consultor Nelson Pérez Alonso, la globalización y los nuevos hábitos de consumo constituyen oportunidades para el sector, mientras que el aumento de costos y la competencia de precios son las principales amenazas.

El analista reveló que los nuevos hábitos se reflejaron en la Argentina con una caída del consumo interno de 54 litros per cápita en 1990 a 31 litros per cápita en 2004, y un aumento de la participación de los vinos finos de 7,5 litros per cápita a 10 litros por habitante.

Por su parte, el analista financiero Raúl Girini destacó la consolidación de la industria por la tendencia a la globalización, al tiempo que señaló la baja concentración y gran fragmentación del sector.

En la Argentina, hay 210 mil hectáreas pertenecientes a 26 mil viñedos, de las cuales 120 mil están en Mendoza, que abastecen a 950 bodegas y producen unos 15 millones de hectolitros anuales de vino.
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