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sábado,
03 de
septiembre de
2005 |
Por una sociedad
digna II
Respondo a la carta que envió el señor Ricardo Planas con respecto al episodio de monseñor Maccarone. Primero que nada me gustaría informarle al señor que la homosexualidad no es una enfermedad psíquica como él lo expresa. De hecho ya hace rato que las organizaciones médicas del mundo han aclarado este punto. Siguiendo con el tema de Maccarone, me pregunto: ¿por qué el señor Planas defiende a un sacerdote de la Iglesia que ha cometido una falta, de acuerdo a las mismas reglas de esa institución? Una sociedad digna se construye con honestidad primero que nada. Señor Planas, si usted es creyente, debería ser el primero en condenar y repudiar semejante acto desnohesto dentro de su iglesia y no desviar la atención hacia una hipótesis de espionaje. Mas aún cuando sabemos que estos hechos de sacerdotes exigiendo favores sexuales no son aislados. Me pregunto con qué autoridad puede hablar una institución que constantemente demuestra su hipocresía.
Mario Raimondi, DNI 24.586.276
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