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viernes,
02 de
septiembre de
2005 |
Llamamiento a la unidad
El Cairo. - "Quisiera transmitirles a nuestros hermanos shiítas nuestras más sinceras condolencias", dice Badran Farhan por teléfono. Este anciano del bastión insurgente sunita de Falluja es uno de los numerosos iraquíes sunitas que ayer llamaron a la cadena de televisión Al Sharkiya. Tras la estampida sobre el puente Aimma de Bagdad, que dejó unos mil muertos, reclaman la unidad del pueblo para evitar que las tensiones entre los dos grupos religiosos musulmanes desencadenen una guerra civil.
Y es que aunque el terrible destino de los peregrinos, que murieron aplastados en el puente o se ahogaron en el río Tigris, no es la consecuencia de un atentado, el pánico que surgió entre las miles de personas agolpadas se debe sin duda alguna a los atentados perpetrados previamente por extremistas sunitas en los que murieron civiles shiítas.
El puente Aimma siempre fue un símbolo de la unidad entre las dos grandes comunidades de creyentes del país, dado que une el barrio de Kazhimiya, de mayoría shiíta, con el sunita Adhamiya. En tiempos difíciles los líderes religiosos de uno de los grupos atravesaban el puente para predicar al otro lado, para manifestar su solidaridad. Más ahora crece el temor de que esa unidad empiece a tambalearse.
Sin embargo, no todos los iraquíes se muestran tan pesimistas. "Quizás la catástrofe también tenga un lado bueno, si por fin vuelve a unir a los iraquíes", opina un observador político en Bagdad. De hecho, tanto los líderes tribales de la provincia de mayoría sunita de Salaheddin, como la administración provincial ofrecieron ayer a los familiares de las víctimas apoyo tanto financiero como moral.
Entretanto, empiezan a notarse claramente las primeras grietas en el gabinete formado tras largas semanas de negociaciones después de las elecciones de enero. El ministro de Salud, Abdul Mutalib al Yaburi, un ex militar shiíta próximo al clérigo radical Muktada al Sader, ha reclamado la dimisión del ministro del Interior -un turcomano shiíta del partido Consejo Supremo para la Revolución Islámica en Irak (CSRII)- y del de Defensa, un árabe sunita. Pero ni ellos ni el primer ministro, Ibrahim al Yafari, del partido shiíta Dawa, quieren asumir la responsabilidad de la catástrofe del puente.
Para demostrar de puertas afuera su unidad, Al Yafari y los tres ministros están visitando juntos a los heridos en los hospitales. "En los últimos dos años siempre les pedimos a los líderes religiosos de Kazhimiya que organizaran la peregrinación hacia el santuario, y funcionó bien", asegura un ulema shiíta en un "talk show" iraquí. "Pero este año, el Ministerio del Interior y el de Defensa se declararon responsables, y ya vemos lo que ha pasado". (DPA)
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