Año CXXXVIII Nº 48852
La Ciudad
Política
Economía
Información Gral
El Mundo
Opinión
La Región
Policiales
Ovación
Cartas de lectores



suplementos
Escenario
Educación


suplementos
ediciones anteriores
Salud 24/08
Turismo 21/08
Mujer 21/08
Economía 21/08
Señales 21/08
Educación 20/08
Estilo 02/07

contacto
servicios
Institucional

 sábado, 27 de agosto de 2005  
Yo opino
El legado de Albert Einstein

Franca Bonifazi (*)

Se cumple un centenario del llamado "Annus Marabilis", el cual representó un giro copernicano sobre los principios de la física, a cargo de nada más y nada menos que el célebre Albert Einstein.

Quizás nadie puede negar haber oído hablar alguna vez sobre la relatividad especial, el efecto fotoeléctrico, el movimiento browniano o la tan famosa equivalencia entre masa-energía correspondientes a la ecuación E=(mc2); sobre lo que trataban los artículos revolucionarios publicados por el científico alemán en 1905.

Pero realmente, ¿qué sabemos más allá del nombre que califica a estos conceptos? En mi caso, las únicas ideas que yo poseía hasta que me senté a investigar sobre el tema eran aquellas que provenían de largas charlas con mi abuelo, un apasionado de la ciencia, que siempre encontró la forma de entusiasmar a sus nietos con cuestiones a las que él les tenía tanta devoción.

A raíz de una ardua investigación, logro entender un poco más lo que este "genio" nos transmitió a través de la famosa revista "Annalen der Physik" hace ya un siglo. Esto me permitió, por ejemplo, conocer las raíces de esas pequeñas cosas que me acompañan a diario: mirar la televisión y saber que esto es sólo posible gracias al efecto fotoeléctrico, que permite transformar la electricidad en imágenes; llamar a mis amigos por celular o usar la computadora para chatear con ellos, y tener en cuenta que si no fuera gracias a los aportes de Einstein en mecánica cuántica esto tampoco hubiera sido posible.


Hacerse preguntas
"Lo importante es no dejar de hacerse preguntas", decía Albert Einstein. Y en esta frase es posible sintetizar el hecho que llevó a este científico a formular sus teorías. Además, podemos preguntarnos: ¿será nuestra falta de curiosidad la que nos llevó a este desconocimiento acerca de lo que el Annus Marabilis significa aún en nuestra vida cotidiana?

Por empezar, nuestra ignorancia parte del hecho que pertenecemos a un país donde la educación y la ciencia no ocupan un pedestal alto en cuestiones jerárquicas. Peor aún, la cultura consumista en la cual estamos inmersos, nos obliga a "consumir", valga la redundancia, en lugar de ayudarnos a crear, producir e imaginar; y como para empeorar todavía más la situación, nuestros regímenes capitalistas nos obligan a tener valoraciones dentro de referentes económicos, olvidándonos de que si hay algo que nadie nos va a robar es todo aquello que cultivemos en marcos de sabiduría, humanismo y ética.

Por estas razones, personas como Einstein, que se animaron a más, a quienes alguna vez les cortaron las alas, pero ellos se las dibujaron y volaron otra vez, merecen que nuestros libros, trabajos, monumentos sean poseedores de sus nombres.

Einstein también logró un cambio radical en las ciencias sociales como la filosofía (que se vio obligada a modificar sus concepciones sobre el origen del universo), el arte, la política, la publicidad, entre otras. Además de ser un gran propulsor de los movimientos pacifistas y antiarmamentistas del siglo XX, Einstein consideraba que el hombre sería capaz de encontrar un arma mucho más poderosa para el combate: la paz.

Los últimos años de trabajo de Einstein fueron dedicados a lograr una teoría unificada. Sin haberla concluido, se ha convertido uno de los principales objetivos de la física en la actualidad. Fue hábil, nos dejó un pedacito de su curiosidad para que continuemos estudiando.

Podemos comprender entonces que es la curiosidad científica quien está en la base de todo conocimiento. Pero aunque parezca una obviedad, la base del conocimiento la brinda la educación.

Pero en la Argentina, la desvalorización del conocimiento, no sólo en física, nos ha llevado a ser este país dependiente, mediocre, dispuesto a estar subordinado de por vida. Existen numerosos factores que ocasionaron esta situación, y que son los promotores del abandono de la física en la educación actual.


Incentivo a los jóvenes
Hay jóvenes interesados en esta ciencia, ¿pero cómo dictar clases cuando en las aulas ha desaparecido la disciplina? Es verdad que a veces, remarcamos demasiado en los factores externos, pero a su vez es necesario un aumento de productividad y responsabilidad por parte de los alumnos.

Por otra parte, para aumentar la productividad del alumno sería necesario incentivar al joven. ¿Cómo lograrlo si los laboratorios, donde es el espacio en el que el alumno reconoce la belleza de la física, están en precarias condiciones o en algunos casos hasta llegan a faltar en las instituciones educativas?

Los ajustes económicos que el Estado hace en materia de educación no sólo se ven reflejados en infraestructura, en comisiones demasiado numerosas de alumnos donde se hace imposible dictar clases, y en las que el profesor tampoco se ve motivado al recibir un salario escaso, lo que genera que su función decaiga y acentúe una vez más la falta de interés por parte del alumnado.

Además, algunas modalidades del polimodal ni siquiera han tenido la posibilidad de contar con física como materia en su plan de estudio, lo que lleva a que haya alumnos universitarios vírgenes en el área, quienes comienzan carreras científicas y técnicas sin antes conocerla.

El único camino para que estas cuestiones cambien comienza peldaño a peldaño desde la educación, y no sólo institucional, sino también desde la familia o los medios de comunicación, quienes se encargan de "desinformarnos" a diario.

"Dar el ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás, es la única", pensaba Albert Einstein, que fue uno de los ejemplos más claros de la historia en lo que refiere a un cambio radical, y es justamente eso lo que tanto nuestra sociedad actual como sus cimientos, es decir la educación, necesitan. Podemos ver cómo sus teorías y las aplicaciones de éstas, son un hecho indispensable en nuestras vidas.

Sería bueno que al declarar al 2005 como Año Internacional de la Física podamos reflexionar sobre la poca valoración que le damos a esta ciencia y a este genio.

Además, cabe destacar los valores humanos que pocos científicos pudieron llegar a lograr, y la sencillez que una figura como Einstein nos imparte. Por ello, considero necesario luchar para que la física tome lugar en nuestras aulas.

Sabemos que la idea de cambio no sólo debe provenir de nuestros políticos, quienes deberán superar la ineptitud que han demostrado respecto al tema, sino que también cada uno de nosotros es responsable de aportar esfuerzo para poder construir este castillo.


Año milagroso
Este centenario que se cumple del "Año milagroso" debe servir para que la física se acerque más a la sociedad, de la mano de los que hoy la representan. Publicaciones, charlas, exposiciones e incluso esta beca (del Instituto Balseiro), hacen que quizás ese puente que separa a la ciencia de muchos seres humanos pueda ser transitado.

Otro hecho importante que me gustaría mencionar es el caso de libros como "La historia del tiempo", de Stephen W. Hawking, el que involucra al común de la gente en los principios primordiales de la física, permitiéndonos empezar a formar parte de ese pequeño grupo de inquietos por interpretar el mundo que nos rodea.

Y por último, como diría un buen físico: "La suma de fuerzas da la resultante". En este caso, si se sumaran el apoyo de las autoridades, los alumnos, los contenidos, los docentes, las nuevas técnicas de enseñanza, los gobernantes, los medios de comunicación, el común de la gente y la voluntad, podríamos rescatar a la física del pozo en el que está inmersa, y por consiguiente superarnos en parte como sociedad.

Como diría Albert Einstein: "Nunca consideres al estudio como una obligación, sino como una oportunidad para penetrar en el bello y maravilloso mundo del saber".

Por ello mi deseo es que nosotros, los jóvenes, que recibimos los frutos de la ciencia, inspiremos nuestras fuerzas en esta hermosa frase que lo resume todo: "Busquemos a través de las ciencias y el estudio la puerta a un futuro digno y próspero, y que realmente valoremos esta oportunidad porque somos la Argentina del mañana".

(*) Tiene 17 años, es de Sanford y alumna de la Escuela Normal Manuel Leiva, de Casilda. Por este trabajo (extracto) fue becada por el Instituto Balseiro (www.ib.edu.ar) para conocer sus instalaciones en octubre próximo.
enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo


Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados