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sábado,
27 de
agosto de
2005 |
La fumata
en Tribunales
Respondo la carta del señor Roberto Usan (del 24/08) en la que se queja por las leyes antitabaco y reclama un trato similar contra el alcohol. Me parece razonable su propuesta y la suscribo, es incomprensible que el Estado ampare la producción de una droga (el alcohol) llegando inclusive a promoverla. Recuérdese aquello de "El vino, la bebida de los pueblos fuertes". Pero al mismo tiempo criminaliza el uso de otras drogas que son igualmente perjudiciales. Sin embargo, encuentro una diferencia entre una y otra. Quien ingiere alcohol no me fastidia con su polución, quizás en estado de ebriedad pueda fastidiar, pero no con el hecho del consumo. En cambio, quien fuma produce humo y así envicia el aire que respiro, especialmente en sitios cerrados. Para decirlo jurídicamente, el hecho de ingerir alcohol bien puede ser un hecho privado, encuadrado en el artículo 19 de la Constitución nacional, mientras que el fumar por su necesaria producción residual de humo jamás tendrá ese encuadramiento, siempre interferirá en la vida del prójimo. Ya que ingresé en lo jurídico quiero poner de manifiesto que uno de los sitios en que menos se respetan las normas vigentes es en el Palacio de Tribunales, donde fuman todos: abogados, empleadas de estudios, secretarias, jueces, empleados judiciales, y nadie hace cumplir la ley. La fumata es generalizada.
Francisco della Rovere
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