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 domingo, 21 de agosto de 2005  
Una mañana clave

Gabriela Saidon

Son las nueve y cuarto de la mañana del viernes 29 de mayo de 1970. Una mujer rubia está parada en la vereda, junto a la puerta del edificio de Montevideo 1053, en el Barrio Norte de la Ciudad de Buenos Aires. Lleva un bolso en una mano. A pocos metros, en un garaje de la misma cuadra, dos hombres con uniforme militar esperan en un Peugeot 504 blanco, tapizado de rojo. Mal estacionada sobre la vereda de enfrente, hay una pick up Chevrolet con el chofer, un cabo de la policía y un cura. Uno de los militares se baja del Peugeot y camina hasta el edificio de Montevideo 1053. No saluda a la mujer rubia. Nadie sabe, salvo los ocupantes de los dos autos, y el capitán y el teniente primero a quienes acaban de abrirles la puerta desde el portero eléctrico del edificio de Montevideo 1053, que lo que esa mujer tiene en el bolso es un arma, que en realidad no es rubia sino morocha y que usa una peluca.

Nueve y media de la mañana. Una mañana soleada y fresca de otoño en Buenos Aires. El capitán y el teniente primero salen del edificio con el teniente general Pedro Eugenio Aramburu. Ese viernes 29 de mayo de 1970 pasará a la historia como el día que un comando autodenominado Juan José Valle, de una organización hasta el momento desconocida, Montoneros, secuestró al ex presidente de la Revolución Libertadora, que derrocó a Juan Domingo Perón. Ellos, los que esa mañana están apostadas en lugares estratégicos en la calle Montevideo entre avenida Santa Fe y Marcelo T. de Alvear, son: Mario Eduardo Firmenich como cabo de policía, Carlos Capuano Martínez como chofer, Carlos Maguid como cura, Ignacio Vélez y Carlos Gustavo Ramus como los civiles en el Peugeot, Fernando Luis Abal Medina como teniente primero, Emilio Maza como capitán. Y una mujer, la única del grupo, la montonera Esther Norma Arrostito. Gaby para los amigos...

Fragmento del capítulo I del libro "La montonera", editorial Sudamericana.
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