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domingo,
21 de
agosto de
2005 |
Reflexiones
El agua, fuente de vida
Carlos Duclós / La Capital
La vida tuvo su origen en el agua y allí, en ese bendito líquido donde flotaba el mismo Dios, comenzó la historia de todo. El agua fue siempre, como dice un reciente documento que acaba de lanzar la Mesa del Diálogo Regional, “fuente de vida”. No inútilmente el mundo entero, desde líderes de organizaciones privadas hasta gobiernos de naciones desarrolladas, comienzan a preocuparse por las reservas de agua, y no por casualidad, desde luego, muchos magnates invierten en tierras argentinas donde las cuencas son notables. Sin embargo, en este mismo país en donde la divinidad sigue aun haciendo flotar su espíritu sobre las aguas, hay personas condenadas a la falta del vital elemento compuesto por la simple y maravillosa fórmula H2O (hidrógeno 2 oxígeno).
Dice la Mesa de Diálogo, entidad preocupada por diversos aspectos sociales: “El destino universal de los bienes de la creación confirma que toda persona tiene derecho a los bienes fundamentales, en este caso el agua. La utilización del agua y de los servicios a ella vinculados debe estar orientada a satisfacer las necesidades de todos y, sobre todo, de las personas que viven en la pobreza. El acceso limitado al agua potable repercute sobre el bienestar de un número enorme de personas y es, con frecuencia, causa de enfermedades, sufrimientos, conflictos, pobreza e incluso muerte. Para resolver adecuadamente esta cuestión se debe enfocar de forma que se establezcan criterios morales basados precisamente en el valor de la vida y en el respeto de los derechos humanos y de la dignidad de todos los seres humanos”. Añade el documento: “El agua, por su misma naturaleza, no puede ser tratada como una simple mercancía más entre las otras, y su uso debe ser racional y solidario, su distribución forma parte tradicionalmente de las responsabilidades de los entes públicos, porque el agua ha sido considerada siempre como un bien público, una característica que debe mantenerse aun cuando la gestión fuese confiada al sector privado. El derecho al agua, como todos los derechos del hombre, se basa en la dignidad humana y no en valoraciones de tipo meramente cuantitativo que la consideran sólo un bien económico. Sin agua la vida está amenazada. El derecho al agua es un derecho universal e inalienable”.
Todo indica que en noviembre se irá nomás Aguas Provinciales y pese a los esfuerzos y la disposición del gobierno santafesino, en la provincia, y puntualmente en la ciudad de Rosario, el servicio de suministro de agua está al borde del colapso de acuerdo con lo que señalan fuentes bien informadas. Desde hace al menos 6 años que no se realizan inversiones e incluso en algunas áreas, como la sala de máquinas desde donde se realiza el bombeo, el mantenimiento es deficiente. “Tuvimos suerte”, dice un conocedor del tema, cuando advierte por qué aún no estalló todo. Sin embargo la gran pregunta es: ¿Qué sucederá cuándo la nueva temporada estival llegue por fin y con ella el mayor consumo?
No sólo, además, que la población tiene derecho al agua, sino que es fundamental que se conceda agua pura, potable. Un dato inquietante es que en la provincia de Santa Fe hay al menos 68 localidades que carecen de agua potable y que consumen un líquido que no es controlado por nadie. El contenido de arsénico en el agua consumida por otras localidades fue calificado como “escalofriante” por personas conocedoras del escenario. No se puede obviar el mencionar, además, que en muchos sectores de las ciudades de Rosario y Santa Fe no hay agua potable.
En este marco, lo cierto y preocupante es que ante la inminente retirada de Aguas Provinciales, aún no hay una respuesta satisfactoria para la comunidad, que corre el riesgo de ser víctima del colapso que podría sobrevenir en el verano. Si bien es cierto que el gobernador Jorge Obeid; el ministro de Obras Públicas, Alberto Hammerly, y el de Recursos Hídricos, Alberto Joaquín, no dejan de buscar una salida para resolver la preocupante cuestión y a ellos se deben recientes medidas para mejorar la calidad de la prestación de agua (como la licitación del conducto que pasa por calle Flamarión) no es menos cierto que el tiempo que transcurre sin definiciones juega en contra de los usuarios.
Por lo demás, hay una tendencia en el mundo a privatizar los servicios porque la ejecución de las cosas en manos privadas (si se trata claro de empresarios responsables) parece ser más agil y eficiente. Esto no impide, naturalmente, que el Estado guarde para sí la tarea de fiscalización, de asegurar el derecho al agua. La tarea del Estado provincial, en esta etapa, debe ser prudente, pero rápida y es menester que asegure la pronta regularización del estado de cosas. No es menos importante que, ante el alejamiento de la empresa que operó hasta el momento, se asegure la permanencia de todos los elementos necesarios para no obstaculizar la tarea de aquellos que se harán cargo del mismo en el futuro. En este punto, debe señalarse que muchas cosas permanecen en las plantas por la decidida acción de los trabajadores.
Son necesarias, además, actitudes creativas y proyectos que tiendan a mejorar el servicio. Cualquier técnico o profesional del sector está diciendo hoy que son imprescindibles ciertas obras tales como la construcción de una nueva planta de agua en el norte de Rosario, renovación de filtros, caños, medidores, vehículos y en fin diversos emprendimientos indispensables para brindar no sólo el servicio, sino un buen servicio para que se asegure, de una vez por todas, el agua pura, fuente de vida, a todos los habitantes.
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