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domingo,
21 de
agosto de
2005 |
El trabajo humanizado
puede ser muy redituable
El analista francés Francois Daniellou explica los alcances de la ergonomía, una ciencia aplicada al mundo laboral
Victoria Arrabal
Humanizar el trabajo y al mismo tiempo ahorrar costos no parecen a priori cuestiones compatibles en una estructura empresaria, mucho menos en aquellos países donde se prioriza el crecimiento a cualquier precio. Sin embargo, en los países desarrollados consideran esta cuestión como un elemento clave para el desarrollo sustentable tanto de la empresa como de los recursos humanos. Por eso, algunas naciones echaron mano de la ergonomía como un elemento clave para el crecimiento de una empresa ya que su intervención sirve para reducir o eliminar riesgos laborales, promoviendo un trabajo seguro alejado de los accidentes y enfermedades profesionales. La ergonomía es una ciencia que se ocupa de mejorar las condiciones de trabajo a fin de evitar el incremento de la fatiga provocada por una elevada carga física psíquica y mental.
La utilización racional de los conocimientos ergonómicos apropiados a cada realidad hace posible mejorar la productividad, reducir los incidentes, incrementar la calidad y reducir los costos laborales que se manifiestan bajo la forma de ausentismo, la rotación, los conflictos, la falta de interés en el trabajo.
Francois Daniellou, director del Laboratorio de Ergonomía de Sistemas Complejos de la Universidad Víctor Segalen de la ciudad de Burdeos, Francia, dictó un ciclo sobre ergonomía y trabajo en la Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura de la UNR y mantuvo este diálogo con La Capital.
-¿Cómo se inserta la ergonomía en el contexto de un país como Argentina con altas tasas de desocupación y condiciones laborales precarias?
-Hay dos ámbitos importantes a tener en cuenta en una economía como la de Argentina. Por un lado, los sectores de alta tecnología, aeronáuticos e industrias químicas en los cuales un error humano puede generar problemas muy serios de seguridad, explosiones y accidentes. Por otro lado, el trabajo repetitivo, que puede acarrear trastornos músculo-esqueléticos, por ejemplo, en la industria de la carne o en la agricultura. Se estima que los costos de estas dolencias del miembro superior suman el 1% del producto industrial bruto de países como Francia, una cifra muy alta teniendo en cuenta que la tasa de crecimiento es de 3%.
-¿Los empresarios tienen conciencia de la pérdida que puede ocasionarles no asegurar condiciones óptimas de trabajo?
-El desafío de la ergonomía es plantearla no sólo como una cuestión de salud laboral o de interés para los trabajadores sino que también es beneficioso para la empresa tomar en cuenta las condiciones de trabajo. Si se demuestra que las dificultades de los obreros llevan a una pérdida de competencia para una industria, se podrá hacer algo. Por ejemplo, un frigorífico que considere los posibles problemas músculo-esqueléticos de sus empleados, puede ganar un 2 o 3 % más de rendimiento y va a sobresalir en la competencia. De lo contrario, tendrá problemas de ausentismo o empleados temporales que no garantizarán la calidad de la producción.
-¿De qué manera influyen las leyes laborales en el desarrollo de la ergonomía?
-En este país hace dos años el Ministerio de Trabajo sancionó la resolución número 295, cuyo anexo I está dedicado específicamente a la ergonomía y, en particular, al levantamiento manual de cargas. Esta norma es similar a la de Francia en cuanto a la descripción de las enfermedades y sus fuentes, pero la diferencia es que aquí no se aplica de la misma forma, hay menos controles.
-¿Cómo puede intervenir un profesional de la ergonomía en una empresa para mejorar la situación laboral?
-Nuestro oficio tiene dos vertientes: una de intervención en situaciones donde ya hay problemas de calidad, de enfermedades, de reclutamiento, etcétera. La tarea es entender lo que pasa y construir con la empresa las soluciones para resolver los inconvenientes. La otra vertiente es intervenir en los procesos de diseño, en situaciones que aún no existen para anticipar los problemas que podrían surgir y prevenirlos. Lo hacemos mucho en diseño arquitectónico, de máquinas, de talleres, de sistemas de producción y también para el diseño de nuevas organizaciones. Se puede simular con antelación lo que va a pasar en el nuevo sistema y es mucho más económico tener en cuenta a la ergonomía durante los procesos de diseño que en una situación ya existente.
-¿Qué tan lejos se está de que las empresas la adopten desde el diseño?
-Esta disciplina se va a desarrollar en empresas que tengan riesgos importantes por el error humano, para prevenir situaciones en las que el trabajador pueda estar confuso y su accionar resulte peligroso no sólo para la empresa sino también para la población. También en ámbitos donde hay mucha competencia internacional y los clientes, ya sean europeos o norteamericanos, exigen un grado de calidad muy alto. Por ejemplo, un alto nivel de seguridad alimentaria en el ámbito de la carne, necesita tomar en cuenta las dificultades de los trabajadores durante el corte. De lo contrario, no se puede llegar al nivel de calidad e higiene para la exportación.
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Para Daniellou, "reparar en las condiciones de trabajo redundará en calidad productiva".
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