Pocos usan el puente peatonal de Wilde

La autopista a Córdoba ya tiene su cruce fatal

Al menos siete muertos y 18 heridos en sólo tres años. Los vecinos justifican la transgresión en la comodidad

Adrián Gerber / La Capital

Los primeros 300 metros de la autopista Rosario-Córdoba se han convertido en una zona donde la vida cotiza muy, pero muy bajo. Allí hay un puente peatonal a la altura de calle Wilde, pero los vecinos de los barrios linderos (Santa Lucía y Las Palmeras) no lo utilizan. Dicen que es incómodo y que favorece los asaltos, por lo cual se largan a cruzar entre vehículos que van a más de 100 kilómetros por hora sin reparar en las consecuencias. Y éstas son dramáticas: desde el 2003 hasta la fecha ya se han producido siete accidentes de tránsito con víctimas fatales y 18 con heridos leves. Pero los muertos aún podrían ser más, ya que los datos policiales no hacen un seguimiento de la evolución de los heridos.

"Más no puedo hacer. Fui personalmente a hablar con la gente para intentar convencerlos de que deben usar el puente peatonal, pero en cambio me pidieron que ponga un inspector en forma permanente para que ellos puedan cruzar. Eso es imposible", dijo la directora de Tránsito municipal, Hebe Marcogliese.

Aunque seguidamente admitió que iluminar la zona (que actualmente es una boca de lobo), alambrar la autopista para forzar la utilización del puente peatonal, e intensificar la campaña de educación vial son los pasos que se deberían dar para afrontar el problema.

Mientras tanto, los vecinos no atienden al peligro. "Es más rápido cruzar de esta manera", apuntó Elena mientras atravesaba a la carrera la autopista de la mano de su hija, de unos 10 años. El viernes pasado al mediodía el ir y venir de grandes y chicos por el asfalto no tenía pausa, lo mismo que el tráfico de autos y camiones a gran velocidad.

Román, otro vecino de la zona, apuntó a la inseguridad para explicar la transgresión. "Tenemos miedo a que nos acorralen en el puente y nos asalten", dijo.

Y la historia se repite: El conductor está camino a Funes por avenida Pellegrini y tras pasar Provincias Unidas sube al puente que cruza Circunvalación acelerando la velocidad. Ya en la bajada transita a unos 100 kilómetros por hora confiado en que ingresó a una autopista (con una máxima permitida 130 km/hora) que no tiene cruces a nivel y donde se prohíbe la circulación de bicicletas y motos pequeñas. Pero, para sorpresa, entró en una zona altamente riesgosa, donde tendrá que estar preparado para esquivar peatones, ciclistas, ciclomotores, carros y perros.

Todos los accidentes que se producen en ese lugar son un calco. Un peatón o ciclista que al intentar cruzar la autopista es arrollado por un automóvil que no logra eludirlo. Esto fue lo que pasó en los últimos 25 días, donde tres personas fueron embestidas y murieron en el acto. Y los tres siniestros ocurrieron a poquísimos metros del puente peatonal.


Vial 3, respuesta 0
El responsable de seguridad de Vial 3 (concesionaria de este corredor), Horacio San Martín, se mostró despreocupado, señaló que tenía registro de un solo muerto en esa zona en los últimos meses y pidió que La Capital lo llame luego porque no estaba interiorizado en el tema. Algo que el diario hizo en varias oportunidades, pero nadie contestó.

La transgresión de los peatones también pone a los automovilistas en riesgo. Esto fue lo que supuestamente le ocurrió el pasado 19 de noviembre al futbolista del club Central Córdoba, Matías Luis Giménez, quien murió en el acto en un accidente, luego de que el auto que conducía se despistó a la altura de Wilde, voló unos 60 metros y terminó en un zanjón. Una de las hipótesis más firme de la policía era que se le había cruzado alguna persona o animal y que al esquivarlo perdió el control del vehículo.

El titular de la Fundación Conciencia Vial, Gerónimo Bonavera, aseguró que la concesionaria no tiene obligación de alambrar la zona para forzar la utilización del puente peatonal, pero subrayó que el área al menos tendría que estar iluminada "como está establecido en los pliegos", apuntó. No obstante, consideró que el alambrado no sería una solución al tema. "Este es un problema de educación y conciencia vial. Y sobre esto hay que trabajar con la gente", concluyó.

El ir y venir de personas sobre el asfalto era incesante el viernes pasado el mediodía.