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 sábado, 20 de agosto de 2005  
Sin inversión, crece la exclusión
El papel del Estado y de las organizaciones de la sociedad civil

Según destaca el informe preparado por Periodismo Social, en la práctica la educación inicial es cubierta por una diversificada oferta de instituciones educativas públicas y privadas, programas sociales de atención infantil y desarrollo integral a cargo de organizaciones de la sociedad civil, servicios ofrecidos por otras áreas de gobierno no educativas -como los ministerios o secretarías de Salud o Desarrollo Social-, una particularidad de este nivel de la educación que no ocurre con otros.

"La educación en los primeros años no necesariamente tiene que darse en espacios formales porque a veces la escuela se transforma para los chicos en un espacio de ruptura con su familia. Al menos eso es lo que pasa en nuestra zona", opina Ramón Lascano, director del Programa Yachay, cuyo objetivo es crear oportunidades para que las mamás ayuden a los chicos a aprender a leer y a escribir. El programa, de la Organización Claretiana para el Desarrollo (Oclade), funciona desde hace 11 años en distintas comunidades indígenas rurales de la puna y la quebrada de Jujuy y Salta y cuenta con 90 centros infantiles a donde asisten chicos desde 45 días hasta 5 años.

"Los centros son un espacio natural para los chicos que les permiten aprender con gente de la misma comunidad y con su familia. Sin ellos, los chicos de estas comunidades no hubieran tenido acceso a la educación en esa etapa, hubieran entrado al primer grado sin pasar por el jardín", señala Lascano.

En Paraná (Entre Ríos) la Escuela Juan Carlos Esparza lleva adelante desde el año 2003 un jardín maternal nocturno atendido por mamás del barrio para que las familias dejen a sus hijos cuando van a cartonear. La experiencia, surgida por iniciativa de su directora Hilda Leguizamón, tiene como objetivo promover el desarrollo integral de los niños. "Ante la ausencia del Estado nosotros tomamos la posta. Son muchas las organizaciones que cubren estas falencias y con iniciativas muy buenas pero es el Estado el que debe hacerse responsable", dice Leguizamón.

Desde los sindicatos aportan una mirada parecida. "Que la comunidad y las organizaciones se hagan cargo es valioso, hay experiencias interesantes. Pero sólo una presencia fuerte del Estado garantiza a todos igualdad de oportunidades, si no cada uno queda librado a su suerte", señala Juan Balduzzi del Instituto de Investigaciones Pedagógicas Marina Vilte, de la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (Ctera).

Desde la Dirección de Educación Inicial, Patricia Miranda, agrega que es necesario que todas esas experiencias estén de alguna manera reguladas por el Estado.


Falta de inversión
Un análisis general permite observar problemas aún sin solución en el nivel inicial. Los especialistas consultados coinciden en señalar entonces a la falta de inversión, las desigualdades asociadas a situaciones de exclusión y la ausencia de políticas.

Balduzzi considera que los problemas más grandes son "la falta de cobertura por parte del Estado y la ausencia de políticas públicas que ayuden a que los chicos vayan a la escuela porque no se puede pensar la educación al margen de políticas de salud o de alimentación que garanticen condiciones de vida digna".

"Se necesita una mirada integral porque son fenómenos que actúan en conjunto: las dificultades de transporte y la escasez de jardines hace que para muchos padres sea difícil llevar a los chicos, y las viviendas en malas condiciones hacen que los chicos se enferman más, vayan menos a la escuela y tengan entonces menos posibilidades que otros", razona el investigador. En este panorama, "las desigualdades en el acceso a la educación constituyen una situación de exclusión educativa en este tramo del sistema".

El Instituto de Investigaciones Pedagógicas Marina Vilte, de Ctera, elaboró en 2004 una investigación sobre la situación del nivel inicial en la que establece que en una gran cantidad de provincias la obligatoriedad de la sala de 5 se cumple muy parcialmente y con graves desigualdades entre las distintas jurisdicciones y localidades; que las diferencias regionales resultan mayores cuando se considera en su conjunto la asistencia a las salas de 3, 4 y 5 años y que las condiciones sociales tienen una fuerte incidencia en la posibilidad de los niños de concurrir o no a la escuela.

Funcionarios del Ministerio de Educación dijeron que el financiamiento es el gran problema y que no todas las jurisdicciones invierten el mismo porcentaje en política educativa. El nivel inicial, además, requiere de una inversión alta para el sistema educativo en recursos humanos y materiales. Por ejemplo, mientras que en primaria puede haber un docente cada 20 o 25 chicos, en el jardín maternal, por ejemplo, lo recomendable es un maestro cada 7 niños.

"Al ser obligatorio sólo para la sala de 5 años, necesitamos poner en la agenda pública y de la sociedad civil que el nivel inicial es valioso y que en los contextos de pobreza desde las estrategias educativas pueden desplegarse conocimientos, aprendizajes, aptitudes, estimulación", insiste Patricia Miranda, de la Dirección de Nivel Inicial del Ministerio de Educación de la Nación. En las provincias más pobres, 70 por ciento de la oferta nacional es pública pero, a pesar de los esfuerzos, ninguna cubre el 100 por ciento de la sala de 5.

Muchos jardines tienen sus aulas superpobladas porque la cantidad de niños excede la matrícula recomendable para desarrollar una tarea en base a criterios pedagógicos.
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