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 miércoles, 10 de agosto de 2005  
Tics: menos medicamentos y más apoyo psicosocial
El tratamiento de movimientos involuntarios apunta al entorneo familiar y educativo

Florencia O'Keeffe / La Capital

Los tics -movimientos o sonidos involuntarios, breves, repetitivos- suelen aparecer en la edad escolar y aunque no ponen en riesgo la salud de quien los padece se transforman en una pesada carga. Para su tratamiento la tendencia apunta hoy a una terapia psicosocial y psicoeducativa del entorno del paciente más que al uso de medicación. Así se desprende de lo expuesto en el último simposio de neurociencias efectuado en el Instituto Fleni de Buenos Aires, a mediados de mayo.

"Nos concentramos en los familiares para que aprendan a tolerar el problema", explica María del Rosario Aldao, neuróloga infantil, jefa del servicio de neurología del Hospital de Niños Víctor J.Vilela, al referirse a lo importante que resulta que padres, hermanos, abuelos y hasta docentes comprendan que se trata de un problema neurológico y no de un capricho o un acto voluntario.

Aunque los tics no alteran la salud física de quien los padece, suelen convertirse en un verdadero problema a causa de la incomprensión familiar y la burla de los compañeros, sobre todo en niños pequeños y adolescentes. Los tics aparece generalmente entre los 4 y los 11 años, coincidentemente con el inicio de la escolaridad.

"En la clínica cotidiana vemos a menudo que chicos con tics son maltratados por la familia. Los papás, hasta que no comprenden de qué se trata, tienden a retarlos cuando lo hacen. Lo importante es que sepan que se trata de un problema neurológico y que el chico no lo hace a propósito", explicó Aldao.

Durante muchísimo tiempo se creyó que los tics tenían una base psicológica y emocional y hasta que podían ser controlados. Lo cierto es que si bien se pueden evitar en algunos momentos, quien los padece siente deseos irrefrenables de hacerlo y cuando se les niega la posibilidad sufren un malestar importante que sólo se calma con el tic.

Aldao comenta que los tics transitorios se ven "con cierta frecuencia" en la consulta y destaca que "son los padres los más preocupados y angustiados porque resulta antiestético". En general, cuando se les explica a los padres de qué se trata y ellos bajan el nivel de ansiedad, la situación mejora.

"Desaparecen en forma definitiva en un bajo porcentaje; generalmente se comportan como una enfermedad crónica con exacerbaciones y remisiones", agregó la neuróloga.


Simples y complejos
Los tics tienen distintas manifestaciones y de acuerdo a ellas han sido clasificados. Se agrupan en motores y fónicos, y ambos pueden ser simples o complejos dependiendo de los grupos musculares involucrados y las secuencias de los movimientos.

Entre los tics motores simples se encuentran: parpadeo y guiño de los ojos, sacudidas verticales y horizontales de la cabeza, encogimiento de hombros, acomodarse el pelo, muecas faciales, tics de las manos, de las piernas, de los labios, sacar la lengua, contraer la nariz o la frente.

Entrelos tics motores complejos aparecen: golpearse a sí mismo, saltar, tocarse, tocar a otros, olerse las manos, olfatear objetos y hasta hacer gestos obscenos con las manos. Dentro de los fónicos simples, los más comunes son: carraspear, gruñir, bufar, sorber por la nariz. Pero existen algunos como la necesidad de proferir malas palabras que se inscriben dentro de los tics fónicos complejos.

Pueden ser transitorios (se incluyen en este rango los que duran semanas, meses, pero siempre menos de un año) o definitivos, aquellos que persisten en el tiempo.


Gilles de la Tourette
El cuadro más complejo -se mantienen a lo largo de la vida e incluso se van sumando tics- es el denominado Síndrome de Gilles de la Tourette, un problema neuropsiquiátrico que implica trastornos del comportamiento, según explicó la doctora Angeles Schteinschnaider.

Aunque la mayoría de los tics son "inofensivos", algunos pueden ser manifestaciones de otras enfermedades como el trastorno obsesivo compulsivo o el trastorno por déficit de atención. También pueden encontrarse en personas con tics trastornos de ansiedad, depresión, fobias, trastornos de aprendizaje. "No son los casos más frecuentes, pero a veces está avisando que hay otros problemas. En la evaluación clínica el médico puede advertir si es necesario profundizar estudios para determinar qué está pasando", dice Aldao.


Diagnóstico
Como son muy variables en el tiempo y se manifiestan de acuerdo a la persona, los tics suelen ser subdiagnosticados y muchos padres ni siquiera consultan al médico. Los especialistas destacan la importancia del diagnóstico precoz que intenta reconocer el problema en forma temprana para evitar exponer al niño a estudios innecesarios y sobre todo a "entrenar a familiares y docentes en el manejo apropiado, ya que, en general, el problema lo tienen los que conviven", puntualizó Aldao.

En relación al tratamiento, Aldao explica que se apunta al aspecto psico-social o psico-educativo más que al farmacológico. "El tratamiento central es para la familia, para que acepten el cuadro neurológico y no crean que es un problema de conducta. No se trata de psicoanalizar al chico sino de explicarle a la familia cuál es el problema. La conducta es tolerar la existencia de estos movimientos anormales".

Schtinschnaider acuerda en que la terapia psicológica puede ser de gran ayuda para la contención del niño y el entorno y que el tratamiento farmacológico se aplica "en una minoría y por un tiempo corto".

La especialista indica que dado lo fluctuante de las manifestaciones, "si el chico está medicado no se puede identificar con claridad si la desaparición o atenuación temporal del tic es producto del medicamento o de un período normal de descenso de los mismos".

En el caso del síndrome de la Tourette sí hay que hacer un seguimiento que requiere un trabajo interdisciplinario del que participan pediatras, neurólogos, psiquiatras y psicopedagogos.

Aunque no se pudo establecer la localización genómica, en la actualidad existe abundante evidencia de que tienen una base genética. "En la fisiopatología de este sindrome intervienen tanto factores genéticos como medioambientales e inmunológicos", describe Schteinschnaider.
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Los tics aparecen en la infancia pero la mayoría perdura en la madurez.

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