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sábado,
06 de
agosto de
2005 |
Insólito. La comisaría de la pequeña localidad del sur provincial no tiene móvil
Conmoción en La Chispa por robo y amenazas a las autoridades comunales
A un año del brutal asesinato de un jubilado del pueblo, los vecinos continúan pidiendo justicia
Silvia Carafa / La Capital
La Chispa.- A un año de un crimen brutal que quedó sin esclarecer, la conmoción volvió a la pequeña localidad con otros dos delitos llamativos: robaron soja de un campo con un camión y un chimango y dinero a una familia que además amenazaron. Los damnificados resultaron el presidente y el vicepresidente de la comuna. Pero la sorpresa es aún mayor, la policía local no tiene móvil, a pesar de que tiene que resguardar la seguridad de 500 habitantes y patrullar un distrito de 16 mil hectáreas.
Hasta el 13 de agosto del año pasado, La Chispa podría haber entrado en el libro de los récords porque desconocía la angustia y la impotencia de padecer hechos delictivos. "Vivíamos con las puertas abiertas", dijeron los vecinos. Pero la tranquilidad se desmoronó cuando ese día un hombre encontró a su amigo, Olindo Diflorio, un jubilado de 73 años que hacía changas en el campo, masacrado con seis golpes en la cabeza ocasionados con su propia hacha.
De no faltar nunca "ni siquiera una gallina", a un hombre asesinado a hachazos por lo que se presume fue un robo, fue el trago amargo que comenzó a digerir la comunidad. Diflorio vivía solo, era jubilado y "muy gaucho" con todos los vecinos. El hecho de que la víctima tuviera algún ahorro hace presuponer que el móvil fue el robo. "Tenemos mucha angustia, porque también pudo haber sido alguien del pueblo", explicaron.
Marchas de silencio
Por el crimen de Diflorio hubo dos marchas de silencio pero nunca un detenido, ahora, a un año del hecho, los vecinos están juntando firmas para elevar una nota al juez que entiende en el caso. Lo que más les llama la atención es que a pesar de la ferocidad, el crimen todavía está sin esclarecer. "Hasta donde tenemos memoria acá nunca hubo un delito", enfatizaron consternados los habitantes del lugar.
Días atrás la sorpresa volvió a sacudir el transcurrir tranquilo de la localidad del sur provincial, ubicada a unos 160 kilómetros de Rosario. Con un chimango y todo el tiempo disponible, los ladrones se llevaron una "camionada" de soja del silo del campo del presidente comunal, Juan Carlos Randisi, que vive en la zona urbana. Pero el susto no había terminado para los chispenses.
Anteayer, cuatro encapuchados y a punta de pistola, entraron a la casa del vicepresidente de la comuna. El hecho ocurrió pasadas las 21 y además de robarle, sumieron a la familia en un estado de desesperación por las amenazas que realizaron. En este hecho la policía está actuando de oficio ya que el damnificado optó por no hacer la denuncia. Para los vecinos del lugar "algo debe estar pasando, llama la atención que justo a las autoridades comunales les pase esto, estamos muy preocupados", explicaron.
La localidad de La Chispa está ubicada a la vera de la ruta 94. Sus habitantes viven de la producción agrícola y mantienen vínculos con las localidades vecinas a las cuales acuden por trámites comerciales, de educación y de salud. Ahora, sus vecinos sienten que "perdieron la tranquilidad pueblerina" y comenzaron a modificar sus costumbres. "Ya cerramos las puertas y nos fijamos antes de abrir, eso es algo que nosotros no hacíamos", relataron.
El crimen de Diflorio, que ocurrió el 13 de agosto del 2004, fue la bisagra que transformó el sosiego. Desde entonces, los vecinos realizaron dos marchas del silencio, una en noviembre del año pasado y la segunda el mes pasado. En ambos casos participaron los familiares del anciano asesinado. Ahora esperan una respuesta a la nota que le hicieron llegar al juez Hugo Perassi.
Según trascendió, para ingresar al campo de Randisi, los delincuentes rompieron un candado y abrieron un galpón silo del que extrajeron unos 25 mil kilos de soja. Para los vecinos, es imprescindible dotar a la policía de los elementos necesarios para patrullar el distrito y para disuadir a los ladrones ocasionales. "Desde hace 15 años que este pueblo no tiene móvil, el último fue un jeep que "se podía alcanzar en bicicleta", ironizaron.
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