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sábado,
06 de
agosto de
2005 |
Regreso
sin gloria
Domingo Cavallo ha expresado recientemente: "Vuelvo para servir al país". Muy loable por cierto, casi diría que conmueve hasta las lágrimas y con un poco de distracción hasta llegaría a convencer. Pero... ¿por qué no sirvió al país durante todos esos años que contribuyó a destruirlo con sus secuaces de adentro y de afuera, llegando a esquilmar al pueblo sin piedad? Recordemos que Cavallo llevó a la práctica lo que tantos intentaron, pero fue más lejos; vació al país como nunca lo hizo nadie en su historia y tomó distancia para que el paso del tiempo hiciera el resto, y ahora regresa sigilosa y aviesamente para satisfacer su voracidad y llevarse lo poco que nos queda. Muchos personajes, tristemente célebres, emigraron en el momento oportuno con las alforjas repletas y se sienten a gusto en el exterior añorando al país al que "amaron tanto". Cavallo en cambio viene por más, y con la hipocresía como su mejor aliado. Este émulo de Maquiavelo no tiene patria, su patria es el dinero, y le recuerdo que del dinero se vuelve pero de la moral no. Existen hechos y circunstancias que por su magnitud anulan toda capacidad de razonamiento, y en esta vida ligera como el aire de pronto nos vemos enfrentados a situaciones extremas que nada tienen que ver con la motivación de vivir, y es entonces cuando el asombro que nos producen mentes enfermas, nos sofoca y desequilibra. Se hace imperioso el repudio generalizado y un llamado a la reflexión para no convalidar otra burla a las tantas que se han venido consumando. Y a las que este "personaje" contribuyó avasallando las dignidades del trabajador y el jubilado e instalando la incertidumbre y la impotencia, y cuyas actuales pretensiones conviven con la irracionalidad.
Olga Ponce
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