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sábado,
06 de
agosto de
2005 |
Salarios
en negro
¿Se ha detenido la ciudadanía para pensar cuál será el futuro de la gran cantidad de empleados y obreros que no se encuentran registrados, y de hecho perciben sus haberes "en negro", es decir, sin que se efectúen sobre los mismos los aportes que corresponden por ley? Sin generalizar, la clase patronal suele aprovechar la notoria falta de trabajo e impone sus propios reglamentos y condiciones, favorecida por la escasa falta de control de los pertinentes organismos del Estado y algunos inspectores corruptos. Por ejemplo: excesivas horas de trabajo, salarios inadecuados, riesgos del trabajo, aportes, etcétera. Hasta el Estado suele ser incumplidor. Increíble. Vale decir que llegará el día por el cual muchísimos trabajadores, al llegar el tan ansiado momento, después de largos años de trabajo para aspirar al retiro y gozar en su vejez de una merecida jubilación, se verán ante la dolorosa y angustiante realidad de que "no existen". Y el problema también habrá de llegar a aquellos que lograron obtener una jubilación. El ingreso que paulatinamente irá disminuyendo afectará a las cajas de jubilaciones y pondrá en riesto el sistema. Más tarde alcanzará al Estado, que tendrá que acrecentar su presupuesto para subsidiar a una masa más creciente de personas, mayores de edad y con problemas de salud. El problema está a la vista. Los hospitales públicos están saturados por personas carentes de obra social. ¿Y la parte patronal, la evasora? Con las ganancias de sus negocios, evasión de impuestos y leyes sociales, etcétera, irán invirtiendo en distintas operciones. Un ejemplo sería la inmobiliaria. Con la adquisición de varios inmuebles llegado el día de su retiro pasarían a gozar con el ingreso de alquileres que en su conjunto superan cualquier jubilación. ¿Cómo se podría solucionar esta situación? Pienso que una solución sería recurriendo a los actuales jubilados que están condiciones físicas e intelectuales para inspeccionar fábricas y negocios. Gozarían tan solo de un viático diario. Su objetivo sería la defensa de su propia jubilación y la de sus hijos. El organismo de la caja haría un seguimiento y evaluaría el comportamiento de ellos. Este procedimiento probablemente crearía una situación económica para aquellos grandes evasores. El Estado les daría grandes facilidades para ponerse al día. Sería una especie de "borrón y cuenta nueva". Pero no queda otra alternativa. Debo valorar al empleador que cumple que debe competir por razones de costos con aquel que en forma desleal evade. Deben ser denunciados. Finalmente agradezco a La Capital que destina espacios a sus lectores para que se puedan expresar libremente.
Enrique Eugenio Bianchi
DNI 3.693.794
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