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domingo,
31 de
julio de
2005 |
Rosario desconocida: radiografía urbana y afectiva
José Mario Bonacci (*)
Como comienzo comprensivo del juego que hoy presentamos, es bueno observar la ilustración que integra esta nota. ¿De qué se trata? ¿Es una abstracción propia de la Bauhaus alemana? ¿Quizás un mensaje constructivista ruso? ¿Líneas, círculos cuadrados, triángulos ordenados caprichosamente? Por ahora, basta con afirmar que se trata de un ensayo. Hemos insistido que la relación del ciudadano con su lugar tiene variadas facetas. Un campo es el del sentimiento por el lugar en que se vive. Se alimenta en el secreto individual por los descubrimientos realizados. El paisaje urbano regala sugerencias a cada paso. En el campo sensible nacido entre ciudad y habitante, los tonos de la pasión humana se hacen oír. Memorias perdidas en el tiempo, marcas, rastros, cicatrices que el cuerpo pétreo de la ciudad exhibe a quien quiera descubrirlas.
Alcanzados estos estados, es entonces posible graficar el sentimiento de cada uno. Expresar estas lecturas del lugar en que se vive significa el poder hacer miles de ciudades gestadas en el vientre de una misma y única ciudad. Se trata de una relación nacida en su orden interno y como personal que es, puede ser incompleta, abierta, provisoria y transformable. La porción de territorio elegida será cualquiera y variable. En este caso, tomamos aquel encerrado entre el amplio arco de la avenida de Circunvalación y el límite exacto marcado por la costa del río. En él comienza la danza de impulsos y sugerencias contenidas en el estricto campo personal y emocional...
Registros
La altura máxima de la ciudad es por ahora el edificio de Corrientes y avenida del Huerto con sus 110 metros. Pronto será superado por el edificio Aqualina de San Luis y Alem, o las torres que se anuncian para la zona de Puerto Norte. En el campo de la técnica marcha primera la caldera vertical de la usina en Sorrento. La ciudad tiene su muro más antiguo en la catedral sobre calle Córdoba. El templo cuenta también con la cúpula religiosa mayor de la ciudad. En el campo civil, el planetario del Parque Urquiza es el que exhibe sin vacilar el mayor duomo imponente. En cuestión de calles, el centro tiene el único cruce de cortadas en el perímetro que rodea al Teatro La Comedia. Entre bulevar Oroño, Balcarce, 3 de Febrero y 9 de Julio, la manzana abriga a dos pasajes paralelos. La cortada Marcos Paz que corre por dos kilómetros entre San Juan y Mendoza, es la más extensa de la ciudad. Calle Córdoba entre el río y bulevar Avellaneda conservó su nombre primigenio y cedió la traza desde esta última hasta su final en el oeste al nombre de Eva Perón. Físicamente se trata de la misma calle y es la más larga de la ciudad.
En sus acomodamientos necesarios, el cuerpo urbano muestra sectores que se apartan de la cuadrícula corriente. Parquefield en el norte y el sector sur entre Amenábar, Saavedra, Ovidio Lagos y avenida Francia, son dos ejemplos insoslayables.
Sin apartarse del ángulo recto, hay divisorias de la geometría que insertan un cambio de dirección en el plano urbano. También en el sur la avenida Uriburu, al oeste las vías del FF.CC. General Belgrano y hacia el norte avenida del Valle, continuación en Bordabehere, encierran una porción mayor de ciudad que involucra en su interior a la misma zona céntrica.
En cuanto a la presencia del agua la ciudad baña la curva de su cuerpo en el Paraná y es recorrida a manera de venas interiores por cursos que en años lejanos podían considerarse puros.
En el norte el camino del agua dulce lo cumple el arroyo Ludueña, mientras que el Saladillo marca en el sur el sendero del agua con sal. El lago del Parque posee su diminuta isla artificial. Alberdi perdió la Isla de los Bañistas al rellenarse el brazo líquido que la separaba de la trama urbana entre avenida Puccio y Maciel y allí está hoy el Rowing Club.
En Whellwright y Paraguay, en Oroño al 100 y en Salta al 2000 hay tres torres del siglo XIX. También la ciudad tuvo su territorio del amor comprado. Limitado por Salta, avenida Francia, Güemes y Ovidio Lagos su nombre integra el arca de los recuerdos: barrio Pichincha.
Presencias y ausencias
Presencias o ausencias humanas aportan a una radiografía emocional de la ciudad. Un arco de oeste a este enlaza el territorio de los muertos. Los dos cementerios israelitas, La Piedad, Disidentes, El Salvador y el recuerdo del primer cementerio que estuvo al borde de la barranca entre las hoy avenida Corrientes y calle Mitre, en el siglo XIX. Sin olvidar el de Dorrego entre Pasco y Cochabamba que persistió ya semi-abandonado hasta finales de los años 50.
Alfonsina Storni vivió en Laprida al 1900 y en Mendoza y Constitución, dejando su marca en la ciudad antes de su abrazo con el mar para entrar en la inmortalidad. La belleza y el talento de Emilia Bertolé se instalaron en Córdoba al 3900 para aportar al universo de la pintura y de la poesía. Córdoba al 1100 (ex cine Radar) vio nacer a Lisandro de la Torre y en Entre Ríos y Urquiza llegó al mundo Ernesto Guevara de la Serna para quedar fijado en la memoria colectiva de la humanidad como el Che.
En bulevar Rondeau al 900 estuvo hasta hace unos años "el Balcón de Belisario", en donde Belisario Roldán ofreció la "Oración a la Bandera" en 1913. Su demolición se realizó ante la indiferencia general. Este posible y de ninguna manera único derrotero de recuerdos y presencias urbanas se completa con la mención de la Escuela Serena de Olga y Leticia Cosettini en la esquina de Larrechea y Agrelo cuya historia está marcada a fuego en la memoria colectiva local.
Es evidente que no se han agotado los puntos de referencia. La riqueza de sugerencias urbanas guarda inacabables cofres de recuerdos, presencias, emociones y descubrimientos. Sometidos a la sensibilidad y a la pasión de cada uno de sus habitantes pueden florecer. Se tendrían tantos universos de mensajes sensibles como voluntades haya para intentar conformarlos.
Acercarnos al plano de la ciudad, descubrirlo y fijar sentimientos para luego liberarlos de toda relación escrita o explicada, es lo que ha permitido armar esta "radiografía sensible de nuestro lugar en el mundo". Ella es factible de ser verificada con una lectura paralela en el plano de la ciudad y capaz de abarcar cualquier campo o sector del sentimiento, sin despreciar temas, secciones, preferencias, o vocaciones. Todos los sitios apuntados han sido tratados en notas anteriores. Ahora se los ha agrupado en una selección interesada, inmersos en otro campo valorativo y simbólico. Se han transformado así, mudando de la pura materia ubicada en el plano de la ciudad, hacia una composición que se alimenta de emociones en una experiencia unívoca.
Si muchas voluntades se unieran el resultado sería sorprendente porque no hay tema que pueda excluirse. Todo nace en la sensibilidad e intención de cada persona. Estaríamos en presencia de una producción plena de encuentros y de vida. Para lograrlo hay que animarse a dar el primer paso.
(*) Arquitecto / [email protected]
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