|
domingo,
31 de
julio de
2005 |
Shantala: caricias que alimentan
Se conoce como Shantala a una técnica ayurvédica, proveniente de la India, basado en un contacto profundo entre la mamá y el bebé. Esta denominación fue dada por un médico francés Leboyer que recorriendo la ciudad de Calcuta descubrió a una mujer sentada en el suelo, con sus piernas estiradas, y sobre ellas su bebé al cual le estaba practicando unas suaves caricias. Largo tiempo quedó observando absorto este acto que semejaba una danza. El nombre de esa mujer era Shantala y es en su honor y reconocimiento que la técnica toma su nombre (se trata de una técnica de equilibrio ayurvédico). Ayurveda, que significa conocimiento de vida, o ciencia de vida es la medicina tradicional de la India que data de miles de años de antigüedad, elaborada por los llamados rishis (sabios) que estaban en continua observación y contacto con la naturaleza. Entre otros beneficios procura el equilibrio psicofísico poniendo especial énfasis en la constitución individual de cada persona; promueve el buen funcionamiento de los órganos y tejidos mediante la adecuada asimilación de nutrientes y la correcta eliminación de desechos o toxinas, y trabaja con la idea de integridad, de unidad mente-cuerpo, hombre-naturaleza, tierra-cielo.
Para ello pone especial atención en la adecuada alimentación ("que tu medicina sea tu alimento, o que tu alimento sea tu medicina"), medicamentos herbales y terapias de purificación y fortalecimiento.
Técnicas de oleación
El objetivo primordial de esta terapia es restablecer los procesos naturales del cuerpo. Dentro de ella se encuentran las técnicas de oleación que consisten en la aplicación de aceites con las manos en todas partes del cuerpo (snehana). El aceite tibio indicado para cada biotipo y de acuerdo con el desequilibrio de cada persona otorga una sensación de bienestar y placer que se transmite al sistema nervioso, relajándolo y logrando aquietar la mente.
Otra de las particularidades es que hace especial hincapié en el trabajo sobre la piel, tratando de que el aceite tibio penetre hacia los tejidos y articulaciones. Esto lleva a que las toxinas acumuladas se aflojen y se liberen mediante los canales naturales.
Estas toxinas, que el Ayurveda considera experiencias no asimiladas, ya sea a nivel corporal como mental, se forman en el tracto digestivo y se expanden por todo el cuerpo. Los beneficios de esta técnica son múltiples:
u Actúa tanto para purificar como para fortalecer.
u Nutre la piel
u Estimula la circulación sanguínea
u Relaja y apacigua el sistema nervioso, lo que actuará como reflejo, provocando una reacción en cadena en la fisiología general, sensación de placer y bienestar, reducción del estrés y de la tensión, expansión de la respiración espontánea.
u Aporta una nueva información entrenando al sistema nervioso a enfrentar con calma el ambiente externo e interno.
Cuestión de piel
La piel es el límite entre el mundo interno y externo. Cuando las palabras no alcanzan es un puente seguro y certero de comunicación, de sosiego, de consuelo y alegría.
El tacto es uno de los sentidos en que el niño comprende el mundo. La piel es el órgano más grande y desde los conocimientos ayurvédicos se dice que pertenece al elemento aire, dado que está en estrecho contacto con el entorno.
Desde el momento de la gestación del bebé, la piel y el sistema nervioso guardan un estrecho vínculo, ya que ambos se forman a partir del ectodermo, capa externa embrionaria.
Al hablar de la piel se hace presente el sentido del tacto, y a través del contacto, se abre una puerta hacia el bienestar y el equilibrio psicofísico, ya que no sólo participa el cuerpo sino también la mente lo que permite entrar a una nueva dimensión a través de la comunicación y la exploración.
Antes de introducirnos en la técnica de oleación propiamente dicha, es preciso crear el entorno adecuado para que el bebé y la mamá se encuentren lo más confortables posible.
Se puede ambientar con música suave o bien en silencio. Si se desea aromatizar el ambiente debe ser siempre con esencias naturales. Es aconsejable que el dador se armonice previamente, ya sea mediante un momento de meditación, con respiraciones, alguna técnica de movimientos corporales (yoga, danza), contacto con la tierra, o cualquier otra forma que genere bienestar.
La oleación se realiza con aceites de primera prensada en frío, entibiándolos al baño de María. Los aceites a utilizar pueden ser de oliva, almendras (para el invierno), coco (para el verano), girasol para ambas ocasiones o mezclarlo con alguno de ellos.
¿Cómo hacerlo?
Snehana se dará en ayunas, deberá haber pasado el tiempo necesario para la digestión. Es conveniente realizarlo por la mañana, y un segundo por la tarde. Pero si no es posible debe buscarse el momento disponible.
Luego llega el momento del baño que quitará el exceso de aceite, y completará la relajación.
La mamá puede permanecer sentada en el piso con las piernas extendidas y ubicar al niño recostado sobre sus piernas, previo haber colocado un nylon con un toallón por debajo. Esta es la forma habitual que adoptan las madres en la India, aunque se puede adoptar la más conveniente, sea sobre la mesa o en el piso (siempre y cuando se lo proteja del frío y la rigidez).
El bebé deberá estar en posición supina (boca arriba) y la madre de frente. El masaje comenzará por el centro del pecho (esternón). Las manos relajadas se apoyarán suavemente sobre el bebé y se desplazarán hacia cada costado con un suave deslizamiento, de manera sincrónica. Sobre la misma zona y partiendo de uno de los costados se realizará un suave deslizamiento hacia el hombro opuesto, en forma alternada, primero una mano y luego la otra. Luego, con deslizamiento palmar desde el estómago hacia la zona baja abdominal.
La misma maniobra se repite, pero esta vez elevando las piernas, y utilizando, si lo desea, el antebrazo para realizar el deslizamiento.
Otra alternativa consiste en realizar círculos sobre el abdomen en sentido horario (a favor de los fluidos intestinales).
Luego ubicar al bebé de costado (si se torna dificultoso lo dejamos boca arriba). Tomar el bracito desde el hombro con una mano en forma de brazalete, y deslizamos hacia la muñeca donde estará la otra mano sosteniéndolo. Repetir la maniobra alternando las manos. Las dos manos partiendo desde los hombros en forma de brazalete deslizarán hacia la muñeca realizando en el trayecto una leve torsión.
Las mismas maniobras que en brazos se realizarán en las piernas con el niño boca arriba.
En los pies, el deslizamiento con los pulgares se efectuará en forma alternada sobre la planta (desde el talón hacia los dedos).
A continuación dar vuelta al bebé y colocar boca abajo. El bebé se ubicará en posición transversal con respecto a la mamá. Luego se efectuará el desplazamiento con las dos manos, en forma alternada desde los hombros hacia la zona sacra. Retornar suavemente y repetir.
Una mano será colocada como sostén en las nalgas y la otra comenzará el recorrido desde la zona alta (base del cuello) hacia la zona baja de la espalda hasta encontrarse con la otra mano. Sosteniendo los pies con una mano, se repite la secuencia incluyendo en este recorrido a las piernas.
En el rostro, los masajes partirán del centro de la frente. Con los dedos de ambas manos se deslizarán hacia las sienes de manera sincrónica. Con los pulgares se realizarán deslizamientos sobre los costados de la nariz, haciendo presión al subir.
Partiendo desde los ojos, apoyando suavemente los pulgares, realizar un recorrido por los costados de la nariz hasta llegar a la comisura de la boca.
El tiempo de duración de la secuencia variará de acuerdo a la edad del bebé. Comenzar con cortos períodos de diez minutos o quince, hasta llegar tal vez a la media hora, de acuerdo a la necesidad del bebé.
Las repeticiones de cada maniobra se realizarán el mismo número de veces, pudiendo comenzar con cinco. No se realizará ningún contacto sobre la cabeza.
La lentitud, el ritmo y la cadencia se deben llevar uniformemente durante toda la secuencia. Un recurso es imaginar el ir y venir de las olas.
Está contraindicado en caso de fiebre, enfermedad eruptiva, sarpullido, colitis u otra enfermedad. Ante cualquier duda, consultar con el pediatra.
Este contacto es un encuentro que abarca no sólo el aspecto físico sino también emocional, en una búsqueda de bienestar y felicidad, fortaleciendo el vínculo entre padres e hijos desde temprana edad.
Yanina Caperone y Susana Kreig
Especialistas en técnicas ayurvédicas
[email protected]
enviar nota por e-mail
|
|
Fotos
|
|
|