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sábado,
30 de
julio de
2005 |
El juego de
las diferencias
El caso de Rita Cerrudo, la chica de 21 años de Paraná que ayer fue absuelta por el homicidio de su bebé, guarda en su génesis y en su trágica resolución una llamativa serie de semejanzas con el de la jujeña Romina Tejerina, salvo en que la joven de San Pedro fue condenada a 14 años de prisión por un tribunal que ni siquiera tuvo en cuenta la posibilidad de que haya sido violada.
Rita y Romina sufrieron violencia física, verbal y simbólica de parte de padres autoritarios, quienes las amenazaban con graves castigos en caso de quedar embarazadas: la mamá de la chica entrerriana le decía directamente que en ese caso la asesinaría y se suicidaría, mientras que el papá de la jujeña la amenazaba con que eso lo mataría del corazón. Ambas ocultaron el embarazo, aunque de forma muy distinta: Rita lo negaba con su palabra y ni siquiera lo comprendía, al decir que sólo "tenía un atraso". Romina, en cambio, lo ocultó con una faja e intentó abortar de forma casera, al extremo que creía que la beba nacería muerta y que su defensa aduce que ella creía que cometía un aborto en vez de un neonaticidio.
Ambas parecieron actuar en estado de shock, sin comprensión de sus actos, con una conducta disociativa. Mientras la familia de Rita ni acudió a las audiencias, la de Romina participó activamente en su defensa. Y la principal diferencia consiste en la resolución judicial. Es casi lo mismo, sólo cambia el paisaje.
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