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 domingo, 24 de julio de 2005  
[Color local]- Cómo surgió el nombre de la zona del Mercado del Abasto
El Cuadrado mágico, de aparición imprevisible
Ex viajante y habitante del lugar desde hace 70 años, Enzo Burgos edita una revista con la historia del barrio y en sus páginas lo bautizó

Miguel Pisano / La Capital

"Volvé, Burgos", dice que rezaba el pasacalle que le colgaron en la puerta de Ben Hur. "Y devolvé lo que te llevaste", remata el propio Gordo, con ese humor de valija, de café y bien de barrio, que lo distingue. Quizá el mismo humor y el mismo sentimiento que llevaron a este ex viajante, gerente de Suavegom y cobrador de Ecco a embarcarse hace más de 20 años en este loco berretín de editar "El Cuadrado Mágico", una revista "de aparición imprevisible", que lleva el nombre con el que su autor orgullosamente bautizó al barrio delimitado por avenida Pellegrini, San Martín, bulevar 27 de Febrero y Moreno.

Enzo Burgos nació el 4 de noviembre del 35 en España, entre Cochabamba y Pasco, y forma parte de la historia viviente del barrio desde que sus viejos militaron en Ben Hur, donde jugó al básquet desde que tenía cancha de polvo de ladrillo, frecuentó sus bailes inolvidables, se casó con Zulema -la novia de la otra cuadra- y aún comparte la barra de amigos de Corrientes y Cerrito.

"Ser viajante es el laburo más lindo del mundo porque andás libre, sueltito. Lo bueno del viaje es que visitás desde Vasalli hasta el boliche de un piojoso, pero en los dos hay gente que te enseña a vivir. Yo me preguntaba cómo sabe tanto este tipo si está todo lleno de grasa, y me recibía como si fuera el embajador de Londres. Yo adoro a los piojosos. Yo siempre soy hincha de los últimos. Los últimos son los más grandes. Podés salir primero porque tenés suerte, pero salís último y la seguís peleando. Y aunque te cueste despegar del fondo, tiene mucho mérito porque ahí no te ayuda nadie", define el Gordo con esa precisión que sólo dan la calle y los años.

Oficio especial como pocos, el viajante vive al menos una semana fuera de su casa y cultiva la amistad y la solidaridad aunque sea por gambetear la terrible soledad de la cena con la ñata contra el vidrio de la botella de vino. Como el Negro Pizarro, un viejo valija de veterinaria a quien el jefe le preguntó: "¿A usted le parece comer con vino tres cuartos?". Y el correntino, más rápido que un wing de potrero, lo sorprendió: "Un litro me parecía mucho".

"Con los viajantes ahora nos juntamos en el barrio en La mesa de los hombres sabios, que antes se llamaba la peña El pájaro muerto, en Sarmiento y Pasco, porque nos echan de todos lados", se defiende Burgos como un fulbá de antaño.

El Gordo habla y no para de sacar cartas bravas como las infaltables ediciones de su revista -esa bella pintura del barrio- y una infinidad de encantadoras fotos sepiadas, por las que desfilan el legendario Sportivo Pasco de Cachurro Santamaría -su amigo del alma-, Tirabasso -un arquero de la Zapatería Londres-, Bonase -de Tablada- y Pisani, quienes jugaron mucho antes que el recordado Pancita Biagioli, aquel defensor de Central que se tiraba de cabeza a la pelota.

"A Ben Hur fui en brazos de mi mamá, cuando tenía dos meses, y mi viejo laburaba haciendo obras, levantando palcos, haciendo de todo, como hacían los viejos de antes", recuerda Burgos su historia de 70 años en el barrio para retrucar a los actuales dirigentes, que echaron a los jóvenes de ayer. Teresa y Guillermo -sus padres- eran dos típicos vecinos de antaño: "Socios vitalicios, eran cronometristas, llevaban y traían a los pibes, colaboraban... Era un barrio. Un barrio es un pueblo".

-¿El barrio tenía nombre?

-Nunca tuvo nombre. Hasta ahora. Según una revista vieja de Tito Valdano que encontré, se llamaba el barrio de las monjas. Había un criadero de monjas por Viamonte y Moreno, donde ahora hay una escuela de danzas. Y sobre la iglesia Sagrado Corazón, la más linda, un cura de ahí dijo: "Esta obra se hizo con la plata de los pobres y las promesas de los ricos".

-¿Por qué El Cuadrado Mágico?

-Cuadrado por la forma, aunque tenga diez cuadras por nueve, y Mágico es mío: por las glicinas, los noviazgos en los zaguanes y mi maestra de primer grado, de la escuela número 59, Arcelia Delgado de Arias, que ya no existe en Pasco 1555. El parque es el patio trasero del barrio. Pellegrini nos costaba trabajo cruzarla porque del otro lado es distinto: las veredas son más angostas, las casas son distintas. Después de 27 era campo. Y San Martín nos separa de otro barrio igual, de gente buena, pero con otros clubes: Atalaya, El Tala, Sportsmen Unidos, Arizona o Bieckert, Rosario Beisbol. Y, además, en los conventillos, que eran mágicos, vivían 20 familias con un solo baño y jamás había una pelea, algo ahora impensable.

-¿Cómo era el barrio?

-Corrientes tenía plátanos y era avenida, Paraguay, Ituzaingo (la pronuncia así, sin acento, como en el barrio) y Pasco tenían paraísos, y eran las más arboladas. Eran todas de empedrado grueso y por Corrientes pasaba el 59, que después fue el 78. Y cuando jugábamos a la pelota en la calle el ómnibus paraba. ¡El tipo no iba a llevar a los jugadores por delante!

-Era habitual jugar a la pelota de vereda a vereda, con los arcos cruzados entre el árbol y la pared.

-Yo veía una foto de una revista de Historia de Rosario donde hay tipos de 20 ó 30 años jugando a la pelota en la calle.

-Los viejos jugadores recuerdan que el Tato Mur y la Bruja Belén actuaban en la primera de Central y Newell's y, además, estaban todo el día jugando a la pelota en las calles de Bella Vista.

-Este era un barrio con menos huecos que aquellos. Más adoquinado, más casas, más céntrico. Acá no había huecos, salvo el Victoria, de Cerrito al 1500, que fue de Ben Hur. Victoria era el club que jugaba en ese hueco, y tenía la camiseta de Central Córdoba. Se juntaban cinco tipos en la esquina y hacían un club. Y después los otros hacían otro. Y otro. Allí había una molienda de ladrillos y el piso del hueco Victoria era tan duro que no crecía el pasto. Te raspabas todo. Lo único bueno era que no se suspendía nunca por lluvia.

En otra vieja foto aparece el ex delantero de Central y River Federico Vairo en una fellinesca murga del barrio. "La murga no tenía nada que ver con la uruguaya. Ahí ninguno sabía música. Era el barrio más extendido, agarrábamos un tema de moda y le cambiábamos la letra, y tocábamos una trompeta de metal con un papelito. Iba el que tenía ganas de disfrazarse. Acá en el barrio estaba «El conventillo del gran fobal», en Corrientes y Cerrito", recuerda el Gordo.

-¿De dónde viene este loco berretín por contar la historia del barrio?

-No tengo estudios y ya tengo 50 y 20. Laburaba en Ecco de cobrador cuando sacaron una revista en la que nos dejaron afuera. Le mandé una carta al director, me la publicó y me desafió a participar, me metió el dedo... Entonces escribí sobre la cancha de básquet de polvo de ladrillo de Ben Hur, que la cambiaron por la de mosaicos para hacer los bailes, después sobre el barrio, después sobre el médico, y así hasta sacar El Cuadrado Mágico, el nombre del mejor lugar del mundo.
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El nombre. Para Burgos, el barrio es mágico por los noviazgos y los zaguanes.

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