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domingo,
24 de
julio de
2005 |
Los turistas huyen del
balneario luego de sobrevivir
a una noche de infierno
Mientras se recogían restos humanos entre los escombros, los extranjeros dejaban Sharm el Sheik
Sharm el Sheik. - La explosión fue tan violenta que hasta muy lejos del lugar del ataque hay esquirlas de vidrios y espejos rotos. "Nos ha despertado un violento estruendo. Yo creía que se había estrellado un avión", cuenta Alain Erath, un turista francés que se encontraba junto al destruido hotel "Ghazala".
Su novia se pone los lentes para sol sobre unos ojos que delatan que han derramado muchas lágrimas. "Salimos corriendo y vimos mucho humo. Había muchas personas en la calle que lloraban y gritaban", contó el turista francés mientras rodeaba con su brazo a su joven pareja, que seguía visiblemente impactada por los hechos.
Dos jóvenes alemanes toman una gaseosa en el bar del hotel. "Nosotros también estuvimos en el Hard Rock Café, donde estalló una de las bombas. Nos podría haber tocado a nosotros también", afirma unos de ellos que realmente se esfuerza en aparecer calmado. No quiere interrumpir sus vacaciones y afirma: "Seguro que no van a volver a atentar de nuevo".
Entretanto, los hombres de la seguridad egipcia recogen partes de cadáveres de una zona con césped y los cubren con bolsas de cemento, porque no hay suficientes de las especiales. Las autoridades egipcias se esfuerzan en los lugares de los ataques por retirar los escombros tan rápido como sea posible. Pero el vestíbulo del hotel del hotel Ghazala se encuentra completamente destruido, el techo del edificio se ha derrumbado.
En la plaza del mercado se pueden ver todavía los restos esparcidos de un coche verde. Posiblemente alguien desde dentro del vehículo hizo detonar el primero de los tres artefactos que estallaron a las 1:15 de la madrugada del sábado, cuando todavía había mucha gente en los cafés y restaurantes de la zona.
Ayer se ha podido ver en este lugar turístico a muchas personas con las valijas listas, que querían adelantar su vuelta a casa. Otros en cambio se han quedado en el vestíbulo del hotel, donde esperan informaciones de sus operadores turísticos.
"Yo ya no me siento seguro aquí", dice Mohammed Al Rashadi, de Arabia Saudita. "Estoy acostumbrado al terrorismo en mi país, pero nunca me había sorprendido tan cerca. Estamos intentando hacer todo lo posible para poder conseguir un vuelo de vuelta".
Una catástrofe económica
Para Egipto el ataque es una catástrofe. Muchas personas aquí piensan que los atentados han sido precisamente en Sharm el Sheik, donde el presidente de Egipto tiene una mansión, donde el primer ministro británico Tony Blair va de vacaciones, donde tienen lugar tantas importantes conferencias internacionales.
La cifra de víctimas ha superado rápidamente el devastador ataque terrorista de Luxor en 1996 (con 62 víctimas), que hasta la fecha era el peor atentado en suelo egipcio.
Los empleados de los hoteles en la zona se esfuerzan por seguir atendiendo a sus clientes con una sonrisa, pero muchos llevan la tensión y la preocupación escrita en el rostro. "Este es un duro revés para el turismo aquí. Seguro que se perderán muchos puestos de trabajo", dice un empleado del hotel Movenpick, ubicado frente a uno de los lugares arrasados por las bombas.
Seguramente tendrá que pasar mucho tiempo hasta que en todos los rincones de Sharm el Sheik vuelva a imperar un alegre ambiente de vacaciones como el que había hasta ayer. (DPA)
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