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 domingo, 17 de julio de 2005  
Lecturas
La generación del 90

Leonel Giacometto

La Editorial del Instituto Nacional del Teatro, InTeatro, fue creada por el Instituto Nacional del Teatro (INT) en 2002 con el firme propósito de difundir la producción de creadores, investigadores y periodistas teatrales de la Argentina. Durante todo 2004 y en lo que va de 2005, la editorial privilegió dos líneas de divulgación: la edición de obras pedagógicas que posibiliten una mayor comprensión de los diferentes procesos que hacen a la formación integral de los teatristas de todo el país y, como ya lo venía haciendo desde sus inicios, continuar con la difusión de la vasta producción de los autores teatrales nacionales y de los países vecinos. "Nueva dramaturgia latinoamericana" es el primer volumen de la Colección "Autores latinoamericanos".

Esta compilación, realizada por el periodista e investigador teatral Carlos Pacheco, incluye textos producidos entre 2000 y 2004 por los argentinos Luis Cano y Gonzalo Marull, Marcos Damaceno (Brasil), Lucía de la Maza (Chile), Víctor Viviescas (Colombia), Amado del Pino (Cuba), Jaime Nieto (Perú), Angel Norzagaray (México) y Sergio Blanco (Uruguay). Se trata de autores que responden a lo que dio en llamarse Nueva Dramaturgia: un conjunto de creadores y obras surgidos a mediados de la década del noventa del siglo pasado.

Como ya lo habían hecho en 1997 un grupo de narradores latinoamericanos (Alberto Fuguet, Rodrigo Fresán, Jaime Bayly, entre otros, celebraron, en un McDonald's de Chile, brindando con Coca Cola, la aparición de la antología "McOndo", título que aludía a Macondo de "Cien años de soledad", de García Márquez pero también a McDonald's y a Macintosh), en Buenos Aires, también por ese año, varios autores teatrales de no más de treinta años enrolados en el mítico grupo "Caraja-ji" (Rafael Spregelburd, Javier Daulte, Alejandro Tantanián, Marcelo Bertuccio, Carmen Arrieta, entre otros y otras) se reunían para, de alguna manera, dar por terminada la etapa realista del teatro argentino y se descubrían (o lo hacía la prensa y/o los investigadores teatrales) como representantes de un nuevo tiempo: caótico, irreverente, globalizado y con una fuerza expresiva contundente.

Este tipo de escritura escénica, a veces casi imposible de desprender de la puesta o escrita a partir de ella y con la fuerte impronta de dejar de escribir en máquina y pasar a la PC (con su Windows de "recorte y pegue" y con la muerte del borrador), dejaba de lado los textos ideológicos y partidarios, poseía fuertes dosis de violencia explícita e implícita cargadas de humor negro, mucho sarcasmo y, sobre todo, tenía un gran afán contestatario.

Lo que se mostraba con dolor y un realismo crudo en la década del ochenta (sobre todo las obras con referencia a la última dictadura militar), en los noventa, pareciera, todo iba camino a la desazón, al desencanto, al vacío. Con el correr de los años, el grupo se disolvió, nunca hubo la intención de un agrupamiento para la creación. Cada uno siguió su camino pero el, digamos, quiebre ya estaba instalado. A través de giras, talleres y seminarios, muchos de estos artistas porteños tomaron contacto con pares del interior de la Argentina y del resto de América realizando interesantes cruces de información y estéticas.

Los nueve autores que integran "Nueva dramaturgia latinoamericana" responden, a su manera, y quizás con el peso de los años transcurridos, a esa realidad (y realidad escénica) surgida en los años noventa. Cada uno desde su país carga con su historia política, social, cultural y, fundamentalmente, con unas influencias artísticas diferentes.

"Cierta conmoción, tal vez, recorra al lector después de descubrir esos mundos tan privados y tan vacíos -dice Carlos Pacheco en el prólogo-. La misma que nos modifica cuando escuchamos y vemos en el informativo televisivo, o leemos en los diarios, esa noticia tan desalentadora que nos habla de unos seres impregnados de dolor y violencia".
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