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 domingo, 17 de julio de 2005  
Astrología: cambios planetarios

En el cuerpo humano Saturno gobierna el esqueleto, los cartílagos y la piel. En nuestra vida interviene en la estructura y las formas. La lección de Saturno es la responsabilidad y representa el principio de realidad. Por eso cuando transita un signo hay que enfrentar la realidad por lo que se lo ha tildado de planeta maléfico en la astrología tradicional.

Bajo un tránsito de Saturno podemos estar deprimidos o angustiados a menos que usemos nuestro tiempo constructivamente asumiendo nuestras limitaciones con seriedad y trabajando más duro. Saturno está en cada signo dos años y medio aproximadamente, y recorre el zodíaco en veintinueve.

A este planeta se lo asocia con la madurez y la vejez. Un tránsito de Saturno hace madurar si es bien utilizado porque no cabe la posibilidad para el autoengaño. Las cosas negativas que suceden bajo un tránsito de Saturno son los resultados de no usarlo de una manera positiva como disciplinarse internamente. También puede brindar estabilidad y mayor fortaleza en el carácter.

Para la astrología tradicional, el séptimo planeta, regente de Capricornio, era asociado con penurias, cristalización y frustración. Para la astrología moderna y de orientación humanística este enfoque ha sido revisado y simboliza tanto un proceso psíquico como un tipo de experiencias. No representa sólo el dolor y la restricción, sino el inicio de un proceso a través del cual un individuo puede obtener de su experiencia de vida un crecimiento espiritual.

Saturno es el punto de mayor responsabilidad en el mapa natal, y representa como escribió Bacher, lo incumplido espiritualmente en el pasado, y que debe ser superado. Su símbolo es una cruz sobre una media luna: la cruz representa el mundo material, la media luna el alma. El hombre debe trascender la realidad material para encontrar su sol espiritual: debe atravesar un umbral (Saturno ha sido llamado el señor del umbral).


Saturno ingresó a Leo
Ayer Saturno, planeta asociado a las limitaciones y a las pruebas del destino, salió de Cáncer después de dos años y medio e ingresó a Leo. Saturno es el plomo que se transforma en oro: maestro severo que enseña el valor del tiempo y la experiencia. Un tránsito de Saturno nos hace aceptar nuestra realidad y a ser más responsables. Los sufrimientos atribuidos a este planeta tienen que ver en cómo nos posicionamos ante las circunstancias y en nuestra dificultad para aceptar la vida como se presenta. Saturno puede inclinar a la negatividad y al pesimismo, pero esta situación puede ser trascendida disminuyendo el ego y abriéndonos a una vida más espiritual.

Cristina Giménez

Astróloga

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