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domingo,
17 de
julio de
2005 |
Mercados
Con el plan "soja y suerte",
vuelve la timba a la Bolsa
La hiperliquidez, las tasas que paga el gobierno y el precio de los granos dan impulso a las cotizaciones
Salvador Di Stéfano
Los mercados internacionales siguen en un marco de alta liquidez, la tasa de largo plazo cotizó la semana pasada en torno al 4,1% anual y los indicadores económicos en Estados Unidos dan cuenta de un crecimiento económico sin expectativas de inflación.
En este escenario, la hiperliquidez dominó al mercado accionario. En menos de 45 días el gobierno colocó 3.000 millones de pesos a través del Boden 2014 y de cara a los próximos 15 días tomará mil millones de dólares colocando Boden 2012.
Otra vez la Argentina se endeuda postergando para algún día las reformas estructurales, una vez más se tropieza con la misma piedra, pero sólo el tiempo dirá cuándo se producirá el ajuste económico en la Argentina. Mientras tanto los mercados se embriagan con la burbuja de la liquidez.
El gobierno cambia la estrategia en el mercado cambiario gracias a la sobreabundancia de fondos que llegan al país. Hasta hace una semana atrás el Banco Central República Argentina (BCRA) compraba dólares contra emisión monetaria y luego absorbía estos pesos con letras del BCRA de corto plazo.
En cambio, el Central adoptó la semana pasada otra estrategia, coloca deuda de largo plazo a una tasa alta, ya que en promedio captó fondos a una tasa equivalente a inflación más el 5,5% anual en promedio, y luego con esos pesos adquiere dólares en el mercado.
Para esta semana volverá a cambiar la estrategia, ya que saldrá a absorber directamente dólares con un bono con vencimiento en el 2012 y pagando tasa Libor a 180 días, que se ubica en el 3,8% anual.
El ente rector hace denodados esfuerzos por mantener el tipo de cambio en una relación un dólar 2,90 pesos, pero el ingreso de fondos es muy grande porque Argentina tiene sed de deuda y para ello paga tasas muy altas, ya que inflación más 5,5% anual es el equivalente al 17,5% anual, que es cinco veces la tasa que paga el gobierno estadounidense.
Se cree que el gobierno triunfará en la pulseada y sostendrá el tipo de cambio a costa de un endeudamiento que hoy trae jolgorio al mercado financiero, pero que a futuro puede ser un problema para la economía real.
Tanto dinero tenía que derramarse por algún lado y finalmente llego a la Bolsa. En la última semana el mercado pasó de 1.360 a 1460 puntos, culminando el viernes pasado con volúmenes por encima de los cien millones de pesos, algo que se puede repetir en la semana que se inicia en el contexto de la amplia liquidez que gana a los mercados.
Si a esto se le suma que la soja terminó la semana en 545 pesos la tonelada, el derrame de liquidez y utilidad del campo a la ciudad crea un clima muy especial en el mercado. Los precios de los inmuebles no paran de subir, en pesos y en dólares por el tipo de cambio fijo; los automóviles van camino a una producción récord y algunas marcas tienen plazo de espera de 100 días para sus productos premium.
El plan soja y suerte sigue acompañando al presidente Néstor Kirchner. Hasta el clima lo ayuda, ya que en pleno julio la estufa a pasado a ser un mueble decorativo en los hogares y la crisis energética se aleja del escenario económico.
Volviendo a la bolsa, las subas pasan por los papeles que mueven mayor liquidez. El sector bancario fue el principal beneficiado por la suba de bonos. Así el Grupo Financiero Galicia fue el papel que más creció en la semana, seguido bien de cerca por Bansud y Francés. También se despertó un elefante dormido: Petrobras está tomando el protagonismo perdido y la suba permitió mostrar un papel con tendencia decididamente alcista que no terminará en el corto plazo. Otro papel con mucha expectativa de suba es Telecom que, al amparo de una venta importante en el rubro celulares, mostrará utilidades crecientes y una mejora importante en precios en la bolsa.
La realidad es que esta es la misma Bolsa que se vio durante la convertibilidad, en la que los sectores ligados a los servicios recuperan protagonismo en detrimento de los sectores exportadores y los ligados a la sustitución de importación afectados por un dólar fijo y una inflación creciente.
Conclusión
Con un contexto internacional positivo, sumado ahora con el petróleo en baja, las condiciones de hiperliquidez seguirán vigentes a escala internacional. En el marco doméstico, el gobierno está aferrado a un tipo de cambio fijo y no logra transmitir la certidumbre necesaria para que haya inversiones productivas.
Esto no genera nueva oferta en el mercado y la demanda crece por aumentos salariales, por lo que todo termina en mayor inflación y los agentes económicos invitados a comprar bonos en pesos ajustados por CER y vender otro tipo de activos incluido el dólar.
Mientras no se cambie esta señal, el mercado seguirá líquido y a la suba. Cada vez más líquido porque nadie piensa en invertir y si en especular con tasas esperadas (no realizadas) del 17,5% anual en pesos, que son también en dólares por llevar adelante una política de tipo de cambio fijo.
La Bolsa, en este contexto está de parabienes: a comprar que se terminan los papeles y, se cumple el pronóstico presidencial, habrá un Merval en 1.700 puntos antes de lo previsto. Si a esto se le suma que sube el precio de la soja, que en invierno hace calor y no hay crisis energética, faltan autos y aumenta la demanda de propiedades, es mucha suerte para un sólo gobierno.
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