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 domingo, 17 de julio de 2005  
La prevención permitió minimizar daños en el cultivo
Con organización, la soja le ganó el primer round a la roya
Santa Fe lideró el ranking de denuncias de la enfermedad. Cómo se prepara para la próxima campaña

Victoria Arrabal

Aunque alcanzó un importante nivel de difusión, la roya de la soja, una enfermedad temible para el principal cultivo del país, no provocó grandes daños durante la última campaña. Una combinación de condiciones ambientales y estrategias productivas permitió ganar la primera gran batalla contra un mal que en otros países, como Brasil, genera pérdidas cercanas a los mil millones de dólares. En esta prueba, la labor de investigación, control y prevención organizada en forma conjunta por organismos públicos y empresas privadas fue fundamental. Además se constituyó en una fuente de información para investigar, detectar nuevas amenazas y ajustar los planes de siembra para la próxima campaña, que comienza en poco más de dos meses.

Luego de tres campañas de detección, la roya de la soja llegó a la zona II de monitoreo conformada por Córdoba, Buenos Aires, La Pampa y el centro sur de Santa Fe, regiones donde el año pasado no hubo denuncias de la enfermedad.

La provincia encabezó, con 141 denuncias, el ranking de los lugares con más casos de roya, seguida por Entre Ríos, con 134; Córdoba, 66, y Buenos Aires, con 46. Luego se ubicaron Salta, Chaco y Corrientes, según el informe del Sistema Nacional Argentino de Vigilancia y Monitoreo de Plagas.

El año pasado se había detectado en el norte de la provincia a fines del mes de abril, pero este año aparecieron antes algunos indicios de este hongo en la localidad de Peyrano y en marzo comenzó a expandirse en otros departamentos del sur.

Las condiciones del clima, la humedad y las precipitaciones, contribuyeron para que el hongo llegara antes y tuviera mayor difusión geográfica, pero gracias a la campaña de prevención que organizó el Programa Nacional de la Roya y la información que difundieron el Inta, la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNR y otros organismos provinciales, los daños no fueron importantes.

En el mes de marzo, en esta región, el 90% de la soja de primera ya estaba cosechada o en R7 (madurez fisiológica), por lo tanto el período de cultivo no era crítico ante la roya ni las enfermedades de fines de ciclo y no incidió en el rendimiento ni en la determinación del número de granos o de vainas por planta ni tampoco en el llenado de los mismos.

En la provincia de Santa Fe había un 16% aproximado de soja de segunda, en un estadio R5 (inicio del llenado de granos en adelante) que podría haber resultado afectado, pero los niveles de la enfermedad fueron muy bajos. Es decir que si bien la roya llegó, las condiciones no fueron suficientes para que tuviera una gran manifestación.

"Nosotros hicimos las denuncias para advertir pero no alarmar a los productores porque surgió en un momento poco riesgoso, si el hongo hubiera aparecido en un período R4 (plenitud de formación de vainas en adelante) y con condiciones predisponentes, el cultivo hubiera corrido un alto riesgo y se tendrían que haber utilizado los fungicidas previstos", explicó la investigadora de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNR, Rossana Pioli.

La especialista destacó el valor de la prevención en el poco daño registrado durante la última campaña. "No es casualidad que el grueso de la producción se haya recolectado antes, ya que las fechas de siembra a nivel regional fueron programadas a partir de la información, se acotaron los ciclos para que no estén tan expuestos al riesgo potencial de coexistir con la enfermedad", agregó.


Riesgos y controles
El rango de pérdida posible ante esta enfermedad es muy variable, va desde un 20 a un 100%. En eso influye que los genotipos no tienen resistencia, y que las condiciones predisponentes del ambiente durante un largo período de tiempo que le permiten al hongo multiplicarse varias veces. Los mayores inconvenientes se dan cuando hay un cultivar de ciclo largo, debido a que este hongo es policíclico, puede producir descendencia en un plazo de entre siete y diez días y tiene una alta capacidad de dispersión.

Los riesgos de pérdida son muy altos en aquellas zonas donde se combinan todos estos factores: cultivar susceptible, de ciclo largo, condiciones del ambiente e inóculos suficientes. "En nuestra zona se puede especular con las fechas de siembra y el acortamiento de los ciclos de cultivo, además no tenemos las fuentes de hospedantes alternativos donde el hongo puede subsistir en otras especies mientras no hay soja, como en Misiones y Corrientes. Estos lugares son potencialmente riesgosos porque tienen una maleza muy exuberante donde prácticamente todo el año el hongo tiene un hospedante alternativo donde cumplir su ciclo. En nuestra provincia no hay una fuente de inóculo importante como en el norte del país", explicó Pioli.

Teniendo en cuenta las formas de prevenir esta enfermedad, un factor que deben controlar los productores es la densidad de plantas. "El aumento de la densidad, sumado a las condiciones ambientales de septiembre, octubre y noviembre, cuando el cultivo está en período vegetativo, es un riesgo", agregó.

Desde la Facultad de Ciencias Agrarias consideran que la mejor forma de prevenir es hacer un monitoreo permanente del lote. Durante el segundo semestre del año pasado, el Inta y la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNR realizaron una serie de charlas sobre la roya de la soja, convocados por las cooperativas y las empresas que comercializan los productos químicos. Dentro de la Facultad se realizaron talleres para entrenar a alumnos avanzados y a egresados en el reconocimiento de la enfermedad.

A raíz de esta divulgación, los productores tomaron conciencia y aplicaron medidas tendientes a disminuir las condiciones de riesgo del cultivo: elección del cultivar, de la fecha de siembra y una mejor densidad.

Muchos profesionales que cultivaron otras leguminosas, y llevaron a la Facultad muestras de plantas de esas especies con síntomas que les parecían riesgosos, entre agosto y octubre del año pasado. Gracias a ese monitoreo, se determinaron otras enfermedades como viruelas o royas de la arveja o la alfalfa.

En el mes de junio de este año, la cátedra de Fitopatología comenzó un relevamiento de especies leguminosas de cultivo, rebrotes o resiembras espontáneas, pasturas, malezas de hábito rastrero y arbóreas, con el fin de detectar hospedantes secundarios que puedan permitir o favorecer la sobrevivencia y establecimiento permanente del agente causal de la roya asiática de la soja, otras royas y patógenos relacionados con enfermedades de fin de ciclo de la soja, en la zona sur de Santa Fe.
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