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miércoles,
13 de
julio de
2005 |
Cómo explicarles a los chicos
Los grupos más vulnerables y proclives a padecer estrés postraumático son los chicos y los ancianos. ¿Cómo explicarle a un nene de 6 años la injusticia de la muerte, la locura de los que dañan a otros, el dolor de las pérdidas? ¿Cómo evitar que ciertas imágenes de la televisión no los angustien? La psicóloga y psicopedagoga Clemencia Baraldi dice que a los niños "hay que preservarlos, hay que ayudarlos a constituir una confianza básica" y eso no necesariamente tiene que ver con apagarles el televisor.
Si los chicos ven solos, por ejemplo, la cobertura de un atentado terrorista con muertos y heridos, las consecuencias no serán las mismas si lo miran acompañados por un adulto que pueda contenerlos y responderles lo que pregunten. "No hay que avanzar más allá de lo que quieren saber y si preguntan o están sumamente angustiados las explicaciones deben llevar consuelo y alivio, decirles que eso no sucederá o que es rarísimo que suceda en nuestro entorno, aunque los adultos sepamos que puede pasar", dice Baraldi.
La profesional reconoce que esos "pequeños engaños" son útiles porque "la crueldad es innecesaria" y porque estamos hablando de niños que en general, tienen menos defensas que los adultos para procesar lo difícil que es la vida.
Respecto al impacto de las tragedias en los niños (muerte de un ser querido, un accidente de tránsito) Baraldi explica que "es bueno que en un primer momento el chico pueda llorar, hablar de lo que pasó; seguramente pasará luego por un período de cicatrización en el que no quiere hablar mucho del tema y después vendrán los recuerdos". Si sigue ese "circuito" es probable que lo sucedido pueda "inscribirse" y entonces no se transformará en un trauma.
Cuando se sufre un trauma el chico lo reproduce incesantemente, no puede salir de eso que vivió y lo actúa en forma permanente. La consulta profesional siempre es indicada cuando se advierten síntomas como angustia, actitudes violentas, pesadillas.
La profesional manifiesta que, en general, los chicos suelen tener recursos para evitar aquello que les hace mal como, por ejemplo, cerrar los ojos o darse vuelta frente a ciertas imágenes o "entrenarse" para perder el miedo mirando películas de terror cuando son adolescentes, pero "si el chico es muy pequeño o por otras circunstancias no pone en marcha esos mecanismos, hay que resguardarlo".
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