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miércoles,
13 de
julio de
2005 |
Las guardias de los hospitales estuvieron colmadas y el tránsito fue un caos
El primer día del paro de los municipales: calles sin inspectores
"Es injustificado", consideró el secretario de Gobierno
El primer día de paro de los empleados municipales convirtió al centro de la ciudad en una verdadera feria de artesanos. La ausencia de inspectores motivó que muchos vendedores ambulantes tomaran por asalto la peatonal y desplegaran una amplia gama de objetos para la venta. La huelga también se sintió en el tránsito, que en algunos sectores se volvió caótico, y en el ámbito sanitario: las guardias de los hospitales se vieron desbordadas.
Mientras tanto, puertas adentro de los despachos oficiales del Palacio de los Leones, un sentimiento de desilusión se apoderó de los funcionarios. "La verdad es que este paro fue una medida inmerecida e injustificada", consideró el secretario de Gobierno, Juan Carlos Zabalza, al tiempo que remarcó que "se había cumplido con todos los aspectos que se hablaron en las reuniones paritarias".
En rigor, los municipales centraron sus reclamos básicamente en dos puntos: un aumento en las asignaciones familiares y un incremento de 100 pesos en sus salarios.
"El aumento de las asignaciones familiares lo acordamos a partir de junio y el incremento de 100 pesos no se había tratado en paritarias y sin embargo habíamos propuesto pagarlo a partir del 1º de julio", remarcó el titular de la cartera política local.
Desde el Sindicato de Empleados Municipales, Antonio Ratner le salió al cruce. "El Ejecutivo nunca contempló durante las reuniones paritarias el incremento de 100 pesos", aseguró.
A renglón seguido, evaluó como "total" el acatamiento durante la primera jornada de paro y remarcó su disposición a sentarse a dialogar con los funcionarios municipales para buscar una solución al conflicto. Es más, hoy se hará una reunión entre las partes.
Una gran feria
Lo cierto es que ayer la ausencia de agentes en las calles se sintió y mucho. A falta de inspectores de Control Urbano, las peatonales se llenaron de vendedores ambulantes que desplegaron su mercadería a lo largo de las calles Córdoba y San Martín. Como consecuencia, el paso por la ínfima franja que los expositores dejaron sobre peatonal Córdoba, por ejemplo, se hizo casi imposible.
En el tránsito también se hizo notar la falta de inspectores. Y, sobre todo en los horarios picos, amenazó con volverse caótico en las arterias céntricas como San Lorenzo, San Luis o Santa Fe. Los conductores aprovecharon la oportunidad para dejar sus vehículos en zonas prohibidas y los taxis andaban a sus anchas sin necesidad de respetar los topes máximos de coches por cada parada.
Tanto los funcionarios como los dirigentes gremiales garantizaron los servicios mínimos en sectores sensibles como la salud pública. Así y todo, a las 11 de ayer la guardia del Hospital de Niños Víctor J. Vilela (Virasoro e Italia) desbordaba de madres y niños con enfermedades respiratorias agudas. Al igual que anteayer se atendieron casi 500 consultas cada día. En la puerta se leía el cartel que advertía "Paro por 48 horas. Guardias mínimas", no obstante, no faltaron padres que acudieron al hospital por cosas no urgentes como un certificado médico.
"Estamos garantizando la internación y las urgencias, el desborde de consultas es anterior al paro", aseguró la directora Karen Liljesthröm, quien remarcó que se agregaron camas en todas las secciones.
Cerca de allí, en el Hospital de Emergencias Clemente Alvarez (Virasoro y Mitre) la medida de fuerza no impidió que la guardia trabajara con normalidad. El director del centro asistencial, Néstor Marchetti, confirmó que el personal se pudo ocupar de la gran demanda de pacientes. Entre ellos, no faltaron casos graves.
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